Tras una decepción futbolística (Real Sociedad 0 – Málaga 2), no había mejor remedio que una buena noche de rock para acabar con tales enervantes frustraciones y la velada musical que ofrecía esa noche el bar Bukowski Club era la mejor de las alternativas, rock rabioso capaz de levantar a un muerto de su tumba, de la mano de los impulsivos Lilith que cada vez que se suben a un escenario rubrican que el mejor Rock n Roll es el que no renuncia, por todo el oro del mundo, a una actitud descarada y bravía.
Pero antes de esa orgía musical, los guipuzcoanos The Dispositives dispararon dardos alucinógenos en forma de canciones, unos aires de musicalidad totalmente absorbentes gracias a la seductora y dominante vocalista que se metió al público en el bolsillo con grandes dosis de simpatía y muchas tablas, enamorándonos desde el principio y sin permitir que nuestra atención se desviara en ningún momento. Un huracán sesentero de rock and roll para aquellos que quieran encontrar emoción, intensidad y calidad a partes iguales. |
La duda que tenía sobre Lilith era comprobar si la riqueza instrumental mostrada en los dos discos iban a poder trasladarla al directo, finalmente el desenlace no pudo ser más positivo y aplastante, lograron hacer vibrar el ambiente con unos de los mejores directos que se pueden encontrar ahora mismo en la escena nacional, lo suyo es cien por cien emoción y talante, traducido en un rock and roll de toda la vida, de tanta adrenalina que te contagia esa pasión sin límites.
Lo siento por los que se quedaron en casa viendo la tele en lugar de dar su apoyo a esta pedazo de banda, su actitud y energía en directo engancha de principio a fin, llegando a disparar tus pulsaciones a 1998 por minuto, inevitable ante la vitalidad, fuerza y rabia que imprimen a su retahíla de canciones de deje roquero, tales como “El Hombre Del Saco”, “El Amor Duele”, “Pelis Porno”, “No”; “Dios” o “Házmelo Otra Vez” la espectacular adaptación a nuestro idioma del “You Shook Me All Night Long" de AC/DC, en la que manifestaron su cabreo ante las injusticias que a veces ocurren cuando se telonea a un grupo grande, como fue el caso de ellos, en sus conciertos junto a la legendaria banda de rock australiana AC/DC.
Lógicamente, el margen de mejoría y maniobra es todavía amplio pero la fogosidad y salvajismo que ponen en cada nota sobre un escenario es sobrecogedor y fulgurante, una tremenda capacidad para conectar con la gente, quizás sea eso la explicación de su enorme éxito por encima de sus gigantescos argumentos musicales. Cuando una banda pisa el acelerador y pone los cojones encima la mesa, la gente queda satisfecha.
Vamos, que el que no se fue satisfecho fue porque no quiso |