Quince años tiene mi amor, le gusta tanto bailar el rock… ¡No, no se me ha ido la olla!, ¡jejeje!. Bueno, un poco sí, pero ese no es el caso, porque esa mítica canción del Dúo Dinámico le viene ni que pintada al tema del que voy a hablar ahora. Aunque ya sabéis de lo que se va a hablar porque sino no estarías leyendo esto, (¡jo, ya no tiene tanta gracia!) pero es que cualquier intento de ser original se queda corto para expresar la grandeza de la gente de la Sociedad Cultural y Deportiva Rebujas.
Sin duda alguna el quince es un número mágico, y no sólo por ser el único de dos cifras que acaba en cinco y que no puede llevar aparejada la típica retahíla que finaliza con “te la hinco”. El cumplir quince primaveras o en este caso quince veranos es algo digno de mención y de celebrar por todo lo alto. Hay gente a la que le faltan dos o tres veranos, según se mire, a la organización del Rebujas les sobran más de 12 o 13, y año tras año se siguen superando.
Hay buenas costumbres que no se deben perder, como que todos los años llueva en el Rebujas, pero al igual que el año pasado, lo hizo tímidamente, sólo un poquito para asustar a los más indecisos, y para que a los demás no se nos olvidase enfundarnos las katiuskas por si acaso. Pero vamos, que pocos fueron los que se echaron para atrás, allí había bastante gente, y eso que parecía complicado (y daba hasta algo de miedo) al ver el éxito que tuvieron el año pasado con el cartel encabezado por Lendakaris Muertos y S.A.
Este festival del Pueblo de San Mateo (como ellos lo llaman, siempre Pueblo, y por eso va en mayúsculas) nos ha ido ganando a todos, y ha resistido contra viento y marea a la crisis económica. Como bien ellos parecen querer decir la crisis económica sirve de telón de fondo, o de excusa, para ir recortando hasta límites insospechados. A pesar de todo siguen ahí aguantando el tirón. Teniendo en cuenta la cantidad de festivales que están desapareciendo este año y que se está creando un monopolio en este sentido, no nos queda más que darles las gracias con el corazón en la mano.
Amgiente
Hay cosas que a uno le tocan la “patata” porque se ve que salen de las entrañas, y no por cumplir o por quedar bien, y por eso me parece justo mencionar el homenaje que le hicieron a Rober de Porretas y a la banda. Y es que hay veces que sobran las palabras y no hacen falta largos discursos, hay veces como ésta en las que un simple “Rober siempre, fuerza Porretas” tiene más sentido que mil letras formando una poesía.
Esto fue lo que vio el público en general, pero hay otras cosas que no se ven y que también encogen el alma, o por lo menos a mí. Y me reconfortó mucho ver cómo los organizadores del festival invitaban a pasar al backstage a un chico discapacitado para que pudiese charlar un poco y sacarse unas fotos con El Drogas. Además creo que también le permitieron disfrutar de la actuación de Txarrena desde un lateral del foso. La verdad es que me dio una alegría tremenda, y no por autocompasión ni nada parecido, no nos vayamos a equivocar, sino porque realmente me pude emocionar pensando lo que significaría la música en la vida de esa persona y todo lo que iba a disfrutar ese momento, al igual que el resto de los que estábamos allí.
Hay otras cosas que tampoco nunca cambian, como los precios populares en comida y bebida. Tuvimos el gusto de probar esos deliciosos bocadillos (a las cuatro de la mañana se agradecen y mucho), aunque bueno más que bocadillos parecían hechos para alimentar elefantes, ¡muy grandes y exquisitos!. La verdad es que con un bocadillo podían comer perfectamente dos personas, y tres si me apuras o son de estómago pequeño, ¡jejeje!. Además nos dieron la chapa literalmente junto con la comida. Un regalo que guardaremos con mucho cariño y que no nos esperábamos.
En cuanto a otros aspectos del festival, debo comentar que no sé si se “colarían” al poner los horarios o no, pero yo creo que aquello iba adelantado y todo, cosa que es de agradecer. Se hizo muy corta la espera entre grupo y grupo, y cuando nos quisimos dar cuenta el señor Evaristo anunciaba que su actuación llegaba a su fin, y entonces salimos corriendo por patas para no juntarnos con las miles de personas que se irían al acabar el Rebujas.
Ambiente
En cuanto al ambiente estuvo bastante bien, no había demasiado idiota, ni tanto lío como se montó el año pasado con algunas personas que tenían ganas de bronca.
El “pero” que siempre le pongo a este festival es la ausencia de baños, pero bueno, teniendo en cuenta que este año se ha vuelto a celebrar otra edición y siendo gratis los conciertos y la acampada, pues que queréis que os diga, ¡viva el campo!. En algún caso, si se quejasen de esto las autoridades competentes, por temas de suciedad al día siguiente y tal, deberían ser ellos los que financiasen.
En cuanto a aspectos técnicos el tema de las luces fue “in crescendo” y el tema del sonido al revés, es decir, las luces fueron mejorando poco a poco, y el sonido fue cada vez peor.
Como autora de esta crítica, introducción y todos los grupos menos Desastre (no nos dio tiempo a llegar), debo comentar que este año para mí las actuaciones no eran especialmente atractivas, que no digo que las bandas fuesen malas, pero tal vez no eran de mis favoritas. Con todo me merecen el mayor de los respetos y reconozco la calidad sobresaliente de todas y cada una de ellas. Pero esto es una opinión personal y como tal se debe tomar.
Ambiente
Al igual que a veces ves pinturas en las que el autor ha trazado perfectamente el contorneo de, por ejemplo, un jarrón lleno de flores, de color azul como el cielo de día o ha logrado captar la luz de un atardecer de otoño, logrando transmitir una sensibilidad única, es como se percibe el cariño y amor que han desprendido los músicos de Desastre al pueblo de San Mateo de Buelna, un afecto de difícil explicación que solo es entendido al contemplar con que júbilo y adoración revelan ese nuevo feliz reencuentro, los jóvenes de esa localidad cántabra, unos sentimientos encontrados y apasionadas reacciones resultado de volver a escuchar esos temas que ya significan mucho para ellos, indispensables para despertarte de buena gana o para acabar una fiestecita simpática, trayendo bonitos recuerdos de una etapa de sus vidas. Es inconcebible a estas alturas un Rebujas sin ellos, son como la esencia permanente de su historia y unos de los responsables de haber convertido el festival en uno de los destacados dentro del panorama del rock nacional, un estrechamiento de lazos de amistad duradera, profunda y sólida que parece que va durar hasta el infinito o incluso en el más allá.
Debido a que la otra banda de menor tirón mediático (De Entraborrios) era del pueblo, les tocó a los madrileños la mala fortuna de lidiar con la más fea, dar el pistoletazo de salida
a la música en directo, haciendo valer eso que bien afirmaba Leño “No Se Vende El Rock And Roll”, efectuando una actuación que tuvo mucha miga, consistencia, buen sonido y lo más importante, una conexión total con los primeros asistentes
Son de esos músicos que saben que sin inventar nada nuevo, simplemente con colocar los acordes adecuados uno detrás de otro y cubriéndoles con una buena melodía se pueden hacer grandes cosas, pero eso lejos de ser una losa o un pastiche poco cuajado, supone un alto poder de transmisión de aquel rock urbano de los 80,
o un estímulo para aquellos que se vanaglorian de ver la vida pequeña, de respirar helio cada mañana para salir volando por la ventana del corazón, todo ello, por medio de una sección rítmica impecable y versátil poniendo un énfasis especial en crear bases con las que se puede tanto bailar como poguear. No queda más que por decir que la característica forma de cantar de su vocalista Alfonso supone un gancho a la hora de calar hondo en los corazones, transformando en una unidad con pies, tronco y orejas una música en la cual el sonido es tan importante como sus canciones y que por lo tanto no parezca endeble ni resulte indiferente.
Desastre
Pasarán los años pero lo que nunca cambia en ellos son las ganas de agradar y su desparpajo, conservando la locura rockera de su corazón, guitarra para arriba, guitarra para abajo, derivaciones instrumentales, saltitos y mucha desgana calculada para no echar por tierra toda su reputación.
El concierto fue subiendo de nivel con naturalidad, propiciado por un repertorio que el noventa por ciento de bandas actuales no superaría ni en mil reencarnaciones, canciones directas al grano, de elaboración casera, sin abusar de salsas indigestas y arreglos cargados, buena cocina de mercado que usa ingredientes saludables y los fogones a medio gas, como la inicial “Dando Que Hablar”, su inestimable repaso a su cercano “Callejón Desastre”, “Incordiar”, “África”, “Acción” y esas historias cotidianas tanto buenas como malas siempre con un punto de humor que siguen dando mucho que hablar “El Loro”, “D´Empalma”, con la que nos dieron la bienvenida “¿Estamos bien?, habéis visto que esto puede caer chuzos de punta que aquí no se va ni dios y eso que no existe”, la divertida “Barrigón”, o el atemporal alegato a favor de irse a vivir al campo “Algo Mejor”.
La sonrisa de felicidad en la cara de Alfonso lo decía todo y creo que a nadie le importaba lo que fueran a tocar, tocaran lo que tocaran iba ser buenísimo, y más como lo estaban haciendo, indestructibles joyas como "Quien Mucho Abarca, Poco Aprieta", en memoria al fallecido Robert de Porretas, en la que como va siendo habitual invitó subir a peña del público, esta vez una catalana que había venido desde tan lejos para verles en exclusiva, para gritar esa cierta aseveración la cual cobra una mayor sentido en la época que vivimos “Se han empeñado” o el "Que no amanezca", la canción que escribieron para demostrar el cariño hacia la gente del Rebujas, nos hicieron como volar sobre un mar abierto; y entre medias de ambas un pequeño adelanto de su próximo disco “Soltando Lastre”, nuevas declaraciones sin nada que esconder. “Me Piro” terminó una descarga entrañable en la que el grupo no se dejó nada para sí.
Desastre
Siguieron caldeando el ambiente la banda local “De entramborrios blues band”, que se presentaron sobre las tablas como un buen grupo debe hacer, todos ellos conjuntados y vestidos los dos cantantes de negro y rojo y los guitarristas y el bajo de negro con corbata blanca.
La verdad es que me sorprendió bastante que los de Los Corrales de Buelna llegasen en una grande y flamante limusina blanca. Todo el mundo pensaba (en cierto modo era lógico) que aquella “sobrada” era obra y gracia del señor Evaristo. ¡Ay, qué mal pensados somos los seres humanos!, ¡jejeje!. Pero, nada más lejos de la realidad “los entramborrios” llegaron al festival como unos auténticos magnates árabes.
Poco hemos podido averiguar de la banda cántabra, y es que a veces el señor google hace muy mal su trabajo, cosa que me da una rabia infinita, ya que me gusta exprimir un poco más a los grupos y sacarles el jugo necesario, el que se merecen.
Sabíamos que llevaban muchos años sin tocar y que se habían vuelto a reunir para la ocasión, ¡chapó por ellos!. Aparte de esto hemos podido averiguar que es una banda muy mítica y que hay otras que cuentan con ellos para incluir una versión suya entre su repertorio.
Nos ofrecieron más de una docena de canciones altamente bailables, donde vimos a una banda que no paraba de moverse y de animar a ritmo de covers (con su necesario toque personal) como el de “Bailando” de Alaska entre otras, o un tema que creo que es de cosecha propia, y que se titula “Perdóname amigo”.
Estramborrios Blues Band
Los siguientes en subirse a las tablas del escenario del Rebujas fueron Bocanada. Grupo que a pesar de su “juventud”, no olvidemos que publicaron su primer disco a finales de Julio de 2009, y que acaban de presentar su segundo y último trabajo, a mediados de abril de este año. Y a pesar de todo, ya con su primera obra habían dado para hablar carros y carretas. Por eso aunque pueda parecer que llevan en el panorama siglos, se podría decir que están más o menos empezando y que todavía les queda un largo camino por recorrer. Esperamos que así sea, vamos no lo dudamos en absoluto si las cosas siguen por dónde van hasta ahora.
Debo decir que nunca había escuchado nada de los de Berriozar, no había tenido el placer de deleitarme con “Caballo de rienda larga” ni con “Agua y barro”, y tampoco había tenido la ocasión de verles en vivo y en directo. Dicho lo cual comentaré en primer lugar que me pareció una gran banda, todos ellos estuvieron muy implicados, entregados y carismáticos. Mostraron un gran sentimiento sobre las tablas, pero lo que es más importante, supieron transmitir todas esas sensaciones y emociones al gran público allí presente, y la empatía y complicidad se respiraban a cada acorde y cada grito de rabia desconsolado.
Durante su actuación desgranaron casi una veintena de canciones, dedicando casi el doble a su última obra, “Agua y barro”, cosa que era de esperar. Nos entretuvieron durante un buen raro, empezaron navegando por esos mares salados, consiguiendo no naufragar ni por un segundo con “La madriguera”, “En cueros”, “Casas de cartón” y “Aguantando el chaparrón”.
Bocanada
Después llegó el turno a un tema de su primer álbum, “Como los ratones”, para seguir estrujando por un momento lo más nuevo a golpe de “Resurgí”. Y así siguió su actuación, debatiéndose entre ambos discos y sin casi un momento de respiro, sólo lo obligados, como por ejemplo para anunciar que habían traído discos para todo aquel que los quisiese comprar.
Sería un poco descafeinado no comentar nada un poco más personal de Bocanada. Mi opinión en cuanto al grupo como ya he dicho es que las tablas y el buen hacer les salen por los cuatro costados, sin embargo, creo que a las personas que no les hayan escuchado demasiado el parecido de voces de Martín con su hermano puede ser un flaco favor, o todo lo contrario, según como se mire.
Si te gusta Marea seguro que con éste otro grupo de Berriozar vas a flipar en colores, ahora si tus preferencias están un poco alejadas de la retórica y de la poesía la cosa se vuelve un tanto más complicada, porque hay que saber extraer los matices y la carga personal y musical que diferencia a los unos de los otros. Yo creo que cualquiera que sea capaz de escuchar y no solo oír, sería capaz de diferenciar un tema de Marea y otro de Bocanada, pero ese es tal vez el mayor problema, hay que saber escuchar.
La actuación de la banda llegó a su fin con grandes canciones como “El bicho”, “Solo pero vivo” (sin duda alguna ésta es una canción para quitarse el sombrero y hasta los calcetines si hace falta) y “Mala hierba”.
Bocanada
La expectación se palpaba en el ambiente, y es que después de tanto arrojo y energía les tocaba a Txarrena seguir dando vida a una noche inolvidable.
No sé cuánta gente habría viendo a los de Iruña, que para calcular suelo ser un tanto exagerada, pero a falta de cifras oficiales me atrevería a decir que éramos más de 5000 personas, así no me pillo los dedos, aunque probablemente fuesen un par de miles más.
La verdad es que su actuación me gustó bastante más que la que ofrecieron este verano en la Campa de la Magdalena en las fiestas de Santander. Yo pensaba que tal vez el haber tocado apenas un par de meses antes tan cerca les haría un flaco favor, pero lejos de eso creo que superaron con creces la cantidad de público que consiguieron reunir en la ocasión anterior.
Está claro que repetir con Txarrena no le importa a nadie, pero también pienso que en Cantabria (porque es lo que más conozco de cerca) las organizaciones y colectivos dedicados a la cultura deberían ponerse de acuerdo en estas cosas para no pisarse unos a otros y para que la oferta cultural sea mayor y más variada. Teniendo en cuenta que el ayuntamiento de Santander anunció su festival casi quince días después que el del Rebujas, tal vez salieron perjudicados los primeros. Pero sigo pensando que sabiendo la trayectoria del festival de San Mateo, el ayuntamiento de Santander debía tener más conexión con las otras iniciativas culturales.
Txarrena
La vuelta de Txarrena ha sido un auténtico regalo de esos que te ponen de buen humor para todos los que les ya les conocían cuando publicaron ese primer disco allá por 1992 y para los que destriparon ese disco a pesar de un futuro incierto. Pero seguro que muchos de los que ahora alucinamos con ellos en directo por aquellas fechas ni habíamos nacido o éramos unos niños. Para todos es un auténtico lujo poder disfrutar de esta banda, y es sorprende el ver cómo se ha rescatado de la memoria un disco tan añejo, un trabajo que todos los allí presentes conocíamos a la perfección.
Aquella noche se tiñó de luz y de color para recibir a Txarrena, la intensidad de la banda hizo que pareciese que iba a amanecer en cualquier momento.
Pocas cosas se pueden decir que ya no se hayan comentado, simplemente el ver tanta gente disfrutando, ese simple imagen de miles de personas cantando, bailando y pasándoselo como niños con zapatos nuevos, sobra para describir la grandeza de estos cuatro músicos. La honestidad y el buen hacer de El Brigi, El Drogas, El Flako y Txus Maraví inundaron con su música el pueblo de San Mateo de Buelna.
El público acabó exhausto ante una banda que sólo descansó para comentar varias veces que estaban muy a gusto, no hace falta decir nada más, ya que temas más nuevos como “Salvaje mirar” y “Así”, en los que El Drogas se entretuvo jugando con una cachava, “Azulejo frío”, “Con tu piel”, “Ella no para”, y otros más añejos como “Déjalo muñeca”, “Directo a la cabeza” o “El lobo feroz” (en la que el Enrique se disfraza para la ocasión), hablan por sí solos.
Txarrena
Los últimos en pisar el escenario en esta quinceava edición del Rebujas Rock fueron los irreverentes Gatillazo. Contaron ya desde el primer momento con una gran afluencia de público, y sinceramente su actuación me gustó más que la que dieron hace pocos meses en el Isla Rock.
Aunque sea empezar la casa por el tejado, estoy un poco cansada de la gente que al acabar el concierto se queja de que no tocan muchos o ningún tema de La Polla.
Pero… ¡vamos a ver!, anda que… ¡No habremos tenido años para ver a La Polla!. Y si el señor Evaristo llevase dos días con esta “nueva” banda lo podría entender, pero por favor que desde el primer disco que publicaron Gatillazo han pasado ya más de 6 años. Por cierto, de esa ópera prima nos ofrecieron en esta ocasión “Gora Mari” y “Más chulo que un cortapichas”.
Bueno, en cualquier caso si tocasen alguna o muchas de La Polla dirían que vive de las rentas, así que al final nadie está contento. Lo que está claro es que material de Gatillazo tienen de sobra, y más si contamos con que acaban de publicar un pedazo de disco que se titula “Sangre y mierda”.
Gatillazo
Me parece que abrieron el concierto con “Guerra social”, ¡dios qué temazo!. No me canso de decirlo pero creo que este nuevo trabajo es algo que se debe apreciar hasta límites insospechados. Así que por favor dejemos ya a los míticos y los recuerdos donde se deben quedar, y vivamos de las nuevas canciones y las nuevas experiencias, que Gatillazo tiene mucha tela que cortar y unas composiciones como la copa de un pino.
De este último disco también tocaron otras grandes odas como “mucha muerte”, “Básicamente mierda” o “Dos sabores”. Y seguro que muchas más de las que ya no me acuerdo, y es que cuando escucho el primer acorde de alguna de ellas pierdo la noción del tiempo y del espacio.
Los pogos, bailes y el jolgorio estuvieron asegurados durante todos y cada uno de los minutos que duró la actuación de Gatillazo. Se notaba, y con creces, que el respetable había ido allí a ver a este grupo, sin desmerecer al resto, pero las cosas son así y así se las hemos contado. Así que os podéis imaginar la respuesta de la gente, ¿no?.
También se marcaron “Parques y jardines” y Vendido” de Dianas legales y de Sex Pastels “Relaciones peligrosas” y “Sr. Juez”, entre otras muchas más. Haría falta tener memoria de elefante para acordarse de todas y cada una de ellas, pero para lo que no hay que ser un “cerebrín” es para ver que estamos ante una gran banda con mucha identidad propia.