Hay músicos que no saben muy bien cómo canalizar ciertas inquietudes artísticas y prueban mil cosas hasta encontrar una vía de expresión que a lo mejor, o a lo peor, es solo válida para ellos mismos. No es el supuesto de Leo Jiménez que parece el típico personaje sacado del clásico cuento infantil sobre el Rey Midas, ya que todo lo que cuanto se decide a realizar se transforma rápidamente en algo suntuoso y maravilloso, como si con un solo toque de su dedo convirtiera todo en oro.

Un artista que no se mueve por la codicia o la ambición de aspirar a algo más sino por una lucha contra la entropía, recuperando ese espíritu de los grandes guerreros Aquiles y Héctor, y empujado siempre por una apetencia de probar cosas nuevas y satisfacer por completo sus inquietudes o todo aquello que realmente el alma le pide con insistencia.  

Si bien, para él acto creativo de su segundo disco en solitario (“Los Fuertes Sobreviven”), junto a su fiel compañero, el guitarrista Ix Valieri (Infernoise, Ex-Angeles del Infierno), optó por reunir a otros músicos, el bajista Sergio Martínez (Jose Andréa, Ex-Mago de Oz, Ex-Wayland, Ex-Ankhara) y el batería Matias de Vallejo (Frozen), la experiencia fue del todo saludable, cumpliendo perfectamente el cometido de facturar un disco que no englobase solamente sonidos típicos del heavy metal más tradicional sino también la esencia del rock duro de los 80 y 90, o lo que es lo mismo que fuera un ejercicio de degustación de sabores aún desconocidos, y sobre todo en lo que concierne a sus facultades vocales, pero sin llegar a ser especialmente indigesto.

Tal como está el patio no sabe mal, aunque sea un trabajo que a veces oscile entre medios tiempos y voces más versátiles como consecuencia de dotar de una elevada profundidad a las canciones, muy parecido a ese yonki que necesita su dosis, una ternura que asusta y llena al mismo tiempo, y con esa complicidad del que quiere ser malo, mirando la vida de frente, y dejando la cobardía a un lado, aunque se quede solamente en travieso.

Antes de comenzar a relataros la crónica de su concierto en el Doka me gustaría dar la enhorabuena a nuestros compañeros de www.inforock.net, por la labor encomiable que están llevando desde hace un añito, intentar recuperar la tradición rockera y metalera que había, hace una década, en San Sebastián, y hacer que la ciudad vuelva a ser una referencia indispensable para cualquier banda que quiera dar a conocer sus trabajos y por lo tanto, permitirla la posibilidad, por lo menos, de intentar dejar una huella imborrable que perduré en el tiempo y le permita realizar sucesivas visitas.

De antemano le damos las gracias por la valentía y la absoluta dedicación que le están poniendo, aguantando varapalos como lo ocurrido hace pocos meses con Skunk Df, obligados a suspender el bolo como consecuencia de la escasa demanda de entradas. Es complicado mantener esa ilusión y apostar por un género musical tan minoritario pero siempre alguien tiene que dar el primer paso primer paso para inclinar la balanza hacia el otro extremo y demostrar que somos muchos más que dos (Que equivocados están los que piensan que somos minoría). Nosotros nos identificamos de lleno con su funcionamiento, y estimó conveniente que es la hora de unir fuerzas y que todos juntos demos el estatus que el rock y el heavy se merecen.

El ver una sala como el Doka casi llena para asistir un concierto de una banda como Leo 037, te hace pensar si de verdad ha ocurrido algo desde que el rock es rock y más desde que unos agoreros vaticinaron una decadencia tanto del rock como el heavy metal a los abismos o a las mismas catacumbas. ¿Dónde están ahora esos que presagiaron ese final? Allí no estaban desde luego, seguro que en sus casas llorando y avergonzados al darse cuenta que sus grupos se los llevó el viento y que los que continúan en el candelero son aquellos que viven, maman y entienden lo que es el rock o el heavy, dejarse la piel sobre un escenario por el simple hecho de ese amor y pasión.

Aunque haya puntos de la sala en donde no existe buena visibilidad, ello es contrarrestado con la ausencia absoluta de todo tipo de vallas de protección, generándose vertiginosamente un ambiente bullicioso y ferviente, dada la cercanía absoluta con los músicos, aunque esa noche ese factor no fuera del todo beneficioso, ya que el propio Leo acabó un poco molesto por el comportamiento de una chica, que llevada por su enamoramiento hacia su persona no tuvo consideración ninguna, tocándole ininterrumpidamente, un percance tan molesto que el músico acabó pidiendo que se la quitarán de encima.

El primero en colocarse fue Matt de Vallejo, detrás de sus timbales, Ix Valieri y Sergio Martínez hicieron posteriormente su acto de presencia y el último en acoplarse, Leo, que fue quien se llevó una ensordecedora ovación. Ya con sólo el tema con el que abrieron “Tantas Vidas”, estaban dejando constancia de su frescura y amplitud musical, como aquel que sabe hacer buenos vinos incluso en cosechas de dudosa calidad y es que en conjunto tienen un nivel que ya quisieran muchos guiris, maestría, contundencia y canciones grandiosas ¿Qué más se puede pedir?

Están todos a un nivel altísimo y principalmente el vocalista que aparte de escarnecer al más pintado sabe como contagiar una dosis de energía y optimismo en las personas. Asimismo la técnica de sus compañeros fue más allá de lo que uno se imaginaba contemplar, mostrándose cada cual más personal entre y durante los temas, aportando una imaginación musical viva y cruzando los distintos géneros musicales con desbordante intuición, reinventando todo lo que hasta ahora han mamado para no dejarse hundir en la mediocridad y consolidar un camino hacia la madurez por medio de su inteligencia por crear canciones con vocación atemporal dignas de elogio, como fue el caso de las siguientes en sonar esa noche “La Danza De Hyde”, que habla sobre la dos caras de la moneda, esa doble personalidad, mediante los efectos de una pócima científica, Jekyll y Míster Hyde o en “Cuenta Conmigo” en defensa de la fuerza de la amistad, como una de las cosas buenas que hace grande la vida y da fuerzas para comenzar el día con total energía positiva.

La peña empezaba ya rugir ante la llegada un tema tan asombroso como “Condenado”, incluida en su anterior trabajo; y cuya brutal musicalidad refuerza el contenido letrístico que esconde, mejor vivir en soledad que rodeado de personas hipócritas y falsas, algo que despertó más a la fiera que Leo lleva dentro en su ser, provocando que sus ojos brillasen y delatarán lo que su corazón sentía en ese instante, una felicidad personal al sentirse muy querido; y en particular cuando una persona del público le entregó una chocolatina con su nombre, pese a que el músico rehusase a comérsela delante del público, tal vez siguiendo el sabio consejo que nos da nuestras madres cuando somos pequeños "No cojas los caramelos que te dé un desconocido".

Iban sucediéndose los temas recientes, con otros de su trabajo anterior siendo un repaso eficaz y significando una ligera variación para quien los hubiera visto en su arranque de gira. Asimismo cabría destacar que han escogida en esta gira una escenografía espectacular con unas calaveras rojas a los lados y en el micro del vocalista, luces similares a las sirenas de las ambulancias y un telón de fondo iluminado con leds, siguiendo el buen ejemplo de sus compatriotas Mägo de Oz, una buena escenografía junto a un buen manejo de luces son un porcentaje muy importante para garantizar el éxito del evento.

Dentro del universo musical pocos artistas muestran tantas posibilidades vocales como Leo Jiménez, una capacidad de mutación realmente sobrecogedora que contribuye a que el disfrute del concierto sea de lo más fácil, te lo pone todo tan cerca que no es necesario tener que estar predispuesto o forzar una atención, todo fluye, hubo momentos únicos e irrepetibles, baladas cuyas letras se te pegan a la piel, “Ellas” en el que Ix Valieri sacó a relucir sus grandes virtudes a las cuatro cuerdas, haciendo riffs fuera de tonalidades con una preciosísima Gibson de doble mástil o “Héroe”, ésta última dedicada en particular a esa gente que se levanta pronto para trabajar y una música que eriza los pelillos de la nuca “Caminos De Agua”, “Hablar De Amor” con el que se ganaron el cariño de los allí presentes, “Huye” y la esperada “Bella Julietta” con el propio Leo totalmente emocionado, cantando en un tono atrevido y semi romántico, teniendo el fuerte respaldo de una impecable base instrumental, bañada en tintes del mejor hard rock clásico; en cuyo final el refinado vocalista se atreve a emular la voz tan difícil de Axl Rose (Guns N´Roses)

El material nuevo lo vale, son composiciones que están mucho mejor trabajadas y con una complejidad embriagadora, se nota que ha sido un trabajo de equipo donde todo está en su lugar, y con un altísimo nivel en los textos, lo que cuesta pensar en que haya algo fingido en su conducta, patear a gusto ciertas injusticias de la sociedad como reflejaron “Volver”, esa cruda historia de prostitución infantil, “Tu Vida Entera” esa recomendación de afrontar los malos tiempos con buena cara, luchando por lo que creemos es bueno y dedicando más tiempo a las personas que queremos; y así como viejos y bonitos recuerdos en su corazón “En Tu Habitación”.

La parte más cañera de la actuación llegó en los bises, después que Matt se lanzará al público, con una demoledora “Buitres” que fue precedida de un juego luminoso espectacular, unas brutales luces de sirenas, sacando a relucir la banda su retorcido colmillo de la experiencia, para seguidamente complacer al personal con sus himnos más exigentes, de arreglos brillantes, armonías exquisitas y un lirismo sobre la dura realidad, "El tiempo curará" en la que invitaron a subir a Tanke Ruiz y cuyos riffs iniciales nos recordaron a los legendarios Pantera, “Desde El Ataúd”, el mejor exponente de su viejo pasado, Leo cantando muy extremo, arriba rompiendo con agudos y como no, ese himno que refleja que la música es una carrera de fondo y que solo aguantan los que creen en lo que hacen y hacen lo que creen, “Los Fuertes Sobreviven”, exhibiendo su enorme capacidad para no quedar por debajo del enorme estado de histeria que el público estaba viviendo en esos momentos.

El himno que muchos estaban esperando con ansiedad y que fue coreado por todos los presentes, finiquitando un evento muy grande que rebasó todas las expectativas y que lo único que le faltó es que el público hubiera sacado en hombros a los músicos del escenario, ¡Una auténtica bendición!