Luego le tocó el turno a Luter, que consiguieron dejarnos con la boca abierta, como siempre que podemos disfrutar de su música, pero en vivo y en directo las emociones son todavía mucho más intensas y potentes.
Los madrileños empezaron su actuación con dos temas de su último disco, que fueron las geniales “Estreno mundial” y “Skyline”. Vimos, como es habitual, a una banda cómplice en el escenario, dando lo mejor de sí mismos. Y vimos a un Luter elocuente, que realizaba comentarios jocosos, hablando de que se estaba dejando barba y de otras cosas, y que manifestó desde el alma y desde el más puro sentimiento salido del corazón que el Black Bird es la mejor sala de conciertos que hay en España.
Luter es un animal sobre el escenario, y nos dejaron con una quincena de canciones con las que consiguieron desnudar el alma y dejarnos también a nosotros en cueros. Y así durante algo más de una hora consiguieron dejarnos estupefactos con una actuación en las que no faltaron tampoco temazos como “Se busca poeta”, “En un zarzal” o “Paseo en bicicleta”.
En el ecuador del concierto nos dejaron con el que para mí es el mejor tema de este disco, y una de las mejores canciones de la historia, y ésta no es otra que la sobrecogedora “Misión a Marte”, con el rapeo del Señor Fauno, que estuvo muy a la altura de las circunstancias.
Después de ese momentazo, que lo vivimos con los pelos de punta y casi con lágrimas de alegría en los ojos, llegaron otros grandes temas de este “Orilla”, como fueron “El momento adecuado”, “Entresijos y gallinejas” y “Vox populi”.
Y el broche de oro a una actuación sobresaliente la pusieron dos grandes temas, que fueron “Carta de ajuste” y “Objetos perdidos”.
Luter nos volvió a sobrecoger como siempre, dejándonos con una actuación que se puede calificar de sobresaliente, ¿qué más podemos pedir?. |