Del mismo modo que las pequeñas satisfacciones cotidianas confieren sentido humano a nuestras vidas, la canalización de ciertas energías, inquietudes y frustraciones estimulan la autoestima positiva, favoreciendo el pensamiento creativo y artístico, a base de impulsos humanos que hacen sentirse a uno vivo, momentos disfrutados a más no poder y que son guardados en la memoria al igual que esas riquezas escondidas en lugares secretos.
Si bien, existen músicos que no saben canalizar ciertas inquietudes artísticas y prueban mil cosas hasta encontrar una vía de expresión que a lo mejor, o a lo peor, es solo válida para ellos mismos, hay otros que solo tratan de escapar del vacío existencial, producido por falta de motivación real para proseguir con su carrera musical, una válvula de escape bajo la voluntad de encauzar positivamente sus energías negativas, obedeciendo en ocasiones a efusivos estímulos creativos. El guitarrista sueco Andreas Tyrone Svensson, conocido artísticamente como Dregen, en un afán de superación y asunción de nuevos retos, aprovechando el parón temporal de Backyard Babies, se ha embarcado en lo que se podría llamar su carrera en solitario, materializándose en un disco (De título homónimo) en el cual el artista se muestra más versátil que nunca fruto de haberle sabido aportar alicientes suficientes para no morir en el intento, y en una no menos atrevida gira de presentación.
Todos los que le habíamos visto con anterioridad en Backyard Babies o The Hellacopters ya éramos conscientes del gran poderío que atesora, hiperactividad escénica y puro rock n´roll en estado salvaje. El artista no deterioró su reputación de animal de escenario y atendió a las principales exigencias del público, una tormenta de distorsión, con relámpagos en forma de riffs, truenos de saturación setentera y granizo para celebrar el bautizo, comunión y confirmación del hijo bastardo llamado rock´n´roll.
Buena elección elección para empezar “Divisions Of Me”, manejando su zurda arriba y abajo del mástil castigándonos con una insultante seguridad, un deleite para las glándulas endocrinas, desprendiendo de inmediato en una versión mucho más enérgica de su “Just Like That” y una confesión al borde del abismo “One Man Army”, ese aura reservada tan sólo a los artistas que transciende una época y unos cánones comerciales para convertirse en gurús sociales.
Dregen
Cuando los compases de “Star War” asomaron, la primera remembranza a su pasado más cercano, incluida en esa sensacional obra “Making Enemies Is Good” un trabajo discográfico convertido en piedra angular dentro de su fenomenal trayectoria musical en Backyard Babies y un inequívoco referente en la historia del rock escandinavo, la excitación de los cientos de personas allí congregadas se incrementaba notablemente, provocando que las sucesivas píldoras anfetamínicas “Gig Pig” y “Pink Hearse” se convirtieran en un óptimo antídoto para combatir la ansiedad y el estrés diario.
Como estar en Louisiana en una mecedora, bajo el atardecer de una tibia tarde, un efecto producido a escala planetaria, a partir de una peregrinación en forma de blues endemoniado, en clave metafórica “Flat Tyre On A Muddy Road”, una de esas misas paganas en donde puedes purgar tus pecados al mismo tiempo que cometes otros nuevos, acicalada por parte del propio Dregen mediante palmas y matemáticos golpeos a una botella.
Dregen
La histeria volvía a invadir nuestros cuerpos etéreos al irrumpir con fuerza los acordes de “Soulseller” (The Hellacopters), en las primeras filas hubo algunos quienes la cantaron sílaba a sílaba, completamente emocionados de tanta pura energía sobre el escenario. Muchos en esos instantes ya nos dábamos con un canto en los dientes, no imaginábamos para nada que se iba a desarrollar esa velada con tanto magnetismo, entusiasmo y simbiosis, amplificándose con el pulso eléctrico en tono psicodélico en “Refuse” y “6:10”, que se prologó en nuestras mentes hasta altas horas de la noche y subidos a un tren sin frenos en “Minus Celsius”, ejecutada con un mayor estilismo y desparpajo vocal que su compañero inseparable en Backyard Babies, Nicke Borg, cuya próxima estación no se llamaba esperanza sino frenesí, un cañón ardiendo en forma de “Gotta Get Some Action” (The Hellacopters) y una turbadora interpretación de “Mojo´s Gone” tan cargada de emoción como grandilocuencia, a modo de despedida, luciendo músculo y sudando sin parar al frente de una banda prendida en llamas.
Mucha emoción para una noche que acabó con el aplauso ensordecedor de unos fans muy satisfechos. Tan solo le falta ampliar su repertorio y potenciar el carisma necesario para activar el deseo y el interés de aquellos que todavía no han tenido la suerte de disfrutar con su música.
¡Cuestión de tiempo!
Set List: Division Of Me / Just Like That / One Man Army / Bad Situation / Star War (Backyard Babies) / Gig Pig / Flat Tyre On A Muddy / Pink Hearse / Soulseller (The Hellacopters) /Blank Canvas / Refuse / 6:10 / Minus Celsius (Backyard Babies) / Gotta Get Some Action (The Hellacopters) / Mojo’s Gone