Debido a que ese día coincidía con el cumpleaños de Oli, cantante de Putakaska, Subversión X les cedieron el honor de cerrar la noche y adelantaron su bolo, que de largo fue el que más aceptación suscitó. Y no era de extrañar con himnos del calibre de “Desobedece”, “Vuestros Caramelos Envenenados” o la frenética “Siete Balas”.
Para subirse a un escenario hace falta algo más que una técnica impoluta o una determinada presencia en las distancias cortas, es necesario eso que se llama actitud, estar hecho de una pasta especial que te hace dejarte la piel lo mismo ante 500 personas que ante 30. Y luego habría que desprender cierta carisma, o como lo quiera llamar cada uno, que obligue a los asistentes a convencerse de que están presenciando un espectáculo único e irrepetible.
Y se nota que Alex y Jabi disponen de eso a raudales, intercambiándose el micro con una naturalidad absoluta o arrodillándose con los mástiles al cielo. Lo suyo es el punk de la vieja escuela, sin ska ni otros aditivos festivos, el nihilismo en su máxima expresión, el culto a la autodestrucción que se cimentó en los orígenes del movimiento allá por 1977. Alguien dijo sabiamente que solo existían un par de grupos de verdadero punk, en el sentido ortodoxo del término, esto es, Eskorbuto y Sex Pistols. Pues bien, a estos dos habría que añadir sin duda el nombre de Subversión X.
El tiempo corría en contra, así que concatenaron piezas de un tirón con las gargantas retumbando en el recinto. La verdad es que ni falta hacía presentar las canciones con un entusiasmo tan descontrolado. Y es que escuchar cantar cosas tan auténticas como “dame sexo y rock n’ roll” en “Insatisfecho Animal” podrían poner la piel de gallina a cualquiera con un mínimo de conciencia decadente.
Son capaces además de aflojar el fuelle en “Tu Calor” sin perder por ello la garra inherente al género o de dedicar sin soberbia de ningún tipo unas palabras a todas aquellas bandas jóvenes que ya los idolatran como a dioses, a los que Alex calificó como “nueva hornada”. “No Volverás” estuvo dedicada a Iosu de Eskorbuto, como siempre, y también “a todas las viejas” por aquello del día de la madre. Hasta los más aguerridos tienen su corazoncito.
Alcanzaron el punto álgido tal vez con “1000 Maneras de Suicidarte” y Jabi a modo de declaración de principios hasta se rajó el pecho en un arrebato nihilista, desde luego en escena se dejan incluso la sangre, literalmente. “Nosotros no lloramos, sudamos”, resumió Alex, antes de presentar “No pierdas Más el Tiempo”, “una balada punk con dos cojones”. Ese grado de entrega que demuestran en cada bolo es lo que les hace grandes de verdad y por los que uno afirmaría sin rubor alguno que se trata del mejor grupo punki que ha salido del País Vasco desde la época de Eskorbuto por lo menos.
Los escasos minutos disponibles no les permitieron alargarse mucho más y así sin darnos cuenta se despidieron con “Recuerdos Para Vomitar”, con múltiples espontáneos uniéndose a las voces, y el aire movilizador de “Himno a la Plaga”, perfecta para finiquitar. |