La historia de Scott H. Biram daría para hacer una película. Músico perteneciente a la escena punk y bluegrass de Austin sufrió un grave accidente en 2003 cuando su coche chocó contra un camión y le mandó una buena temporada al hospital. Es entonces cuando en su convalecencia y con una vieja guitarra interpreta una serie de clásicos del blues con acento folk, todo de una manera muy personal, y empiezan a circular a nivel underground en diversas emisoras independientes y radios on line. "Rehabilitation Blues", ese el nombre del disco, se convirtió en un auténtico pelotazo y le transformó en el "One Man Band" que es la actualidad.
En esta nueva visita a nuestro país, hemos comprobado que su popularidad sigue en ascenso y que su propuesta, auténticamente americana y tan alejada de los parámetros musicales que se estilan por aquí, consigue atraer a un público de los más diverso. En su concierto en Santander se habilitó un pequeño escenario que ocupó el tejano con su buen humor, sus ganas de agradar, cuatro guitarras, un par de amplis y un bombo digital que manejaba golpeando con su pie una plataforma.
Scott H. Biram
Presentaba Nothin´But Blood, su nuevo disco y para él fueron la mayoría de historias de carreteras y alcohol, por allí pasaban Gotta Get To Heaven con ese toque golpel pasado por Jack Daniels (por cierto pudimos comprobar su apetito por el whisky durante el show), la fantástica Slow And Easy y, para disfrute de los asistentes, su versión más tradicional con Open Road o ese Still Drunk, Still Crazy, Still Blue" que sonó a gloria y le emparentó de manera directa y por derecho con los grandes del género.
Pero para Biram, igual que para alguno de sus contemporáneos como Hank William III, su universo musical incluye estilos diametralmente opuestos y cuando Scott agarraba su Gibson Explorer afloraba la distorsión y las voces guturales en una especie de fusión de Cash con Pantera y de su garganta brotaba Alcohol Blues o el pseudo punk "a la Biram" de Around The Bend.
Pero los momentos más destacados fueron los más sosegados, donde podamos disfrutar de su voz y se apreciaba el blues del Delta, como en Going Home, con su ritmo cadencioso y bajo cada una de sus composiciones se seguía filtrando el sonido de Nashville, el blues del Mississippi y el poso de los garitos más inmundos de la América profunda. Una auténtica maravilla haber disfrutado de todo esto tan cerca de casa.