Nueve años son los que han transcurrido entre las dos visitas de Danger Danger a nuestro país, y aunque podría parecer excesivo para una formación que no se encuentra de actualidad, ni por estilo ni por nuevos trabajos, no fue un impedimento para que la Sala Arena de Madrid presentara una entrada excelente ante la visita de la banda de Ted Poley, (nuestras felicitaciones por su atrevimiento a los productores del evento), quien con el “pretexto” de una gira conmemorativa de 25 aniversario se presentaron ante sus fieles con una formación en la que algunos echaban de menos a Andy Timmons aunque la labor a la guitarra de Rob Marcello fue sobresaliente.

Los comentarios acerca de la mala relación entre sus componentes, parece ser que Poley y Bruno Ravel no tienen trato más allá del profesional, no era ningún problema, de eso estaba seguro porque tuve la suerte de verles en el pasado Frontieres Festival con esta misma formación y el concierto fue brutal, y en su paso por Madrid clavaron no solo la entrega y actitud sino también el grueso del repertorio.

Danger Danger son una formación “especial”, a pesar de llevar más de dos décadas en activo apenas han editado siete discos, la década grunge les pasó factura a toas estas bandas, y ellos son conscientes de lo que su audiencia quiere ven y no hacen experimentos. Una colección de clásicos del sleazy perfectamente ejecutados y con la entrega de un frontmen de los de la vieja escuela. Ted Poley arrasó sobre el escenario, así de sencillo. Con mejor forma física que la mostrada hace unos años y con una voz, que sin ser ningún prodigio cumple de manera sobrada, se dedicó a hacer lo que todos esperábamos. Un compendio de movimiento, poses (lujo para los fotógrafos), ventiladores para mover las cabelleras al viento, complicidad con la audiencia, bailes y coros que consiguen crean una comunión casi única con el público.

El concierto lo abrió como banda invitada Siete Almas, a los cuales pude ver hace pocas semanas teloneando a Steam Roller, y presentaron nuevamente las canciones que formarán parte de su primer trabajo. Hard Rock melódico de quilates, con buenos coros y muy bien ejecutado por un guitarrista, Oscar Lopez que se mostró motor de una formación que seguro dará que hablar entre los seguidores del género. Muy bien Isral Hernansáiz a la voz y muy seguros de su propuesta, con un set en el que confiaron plenamente en sus composiciones y dejaron de lado el hacer alguna versión de enganche.

A Danger Danger solo les podemos reclamar la pobre duración del show, 14 temas en 75 minutos, pero no la diversión. Desde que pusieron el pie en el escenario a ritmo de Beat The Bullet y Rock América (comienzo brutal) se demostró que el concierto sería una auténtica fiesta. Marcello lleva el peso del concierto y la gente canta temas y coros con pasión. Hearts On The Highway es el único bajón del set demostrando que las nuevas composiciones no acaban de enganchar pero Boys Will Be Boys o Don´t Walk Away (con Poley paseando entre una audiencia que puso sus móviles a echar humo) fueron bazas suficientes para volver a enganchar al público.

Rob Marcello y Bruno Ravel si interactuaban entre ellos e incluso se atrevían con pequeñas versiones entre tema y tema (desde los Motley a Ratt ) intentando que la audiencia las cantara (aquí el wachinglis patrio hizo su aparición). La traca final fue toda una celebración de hard rock angelino con Bang Bang, una apoteósica I Still Think About You, probablemente el mejor momento de la noche, y un triunvirato con Monkey Bussines (fiestas total) y ya en los bises Crazy Nites y Naughty Naughty con Poley volando sobre las cabezas de los fans.

Un concierto fantástico, una exhibición de hard rock y una demostración de que existe un público para este estilo aún vivo. Que tomen nota los promotores y nos llenen los oidos de buen rock coreable.