La verdad es que los seguidores del hard rock de los 80 estamos de enhorabuena. Apenas unos días después del concierto de Danger Danger en Madrid llegaba a nuestro país una gira que era muy esperada desde hace mucho tiempo. Las míticas Vixen giraban de nuevo gracias al trabajo de RM Concerts que apostó con una gira que funcionó muy bien en Madrid y que en Bilbao necesitó de un empujón, en forma descuento en el precio, para que finalmente presentara un buen aspecto.

Sin ninguna banda telonera por delante que calentara el ambiente salieron a escena a por todas con dos de sus clásicos, Rev It Up y How Much Love, anticipando que el repertorio estaría basado en sus dos primeros trabajos.

Físicamente hay que reconocer que el tiempo ha hecho su trabajo (por todos los presentes no solo por las protagonistas) aunque Janet Gardner, su vocalista presenta un gran aspecto, al igual que Share Ross y por quien parece haber no haber pasado los años es por la menuda Roxy Petrucci que además se mostró como un motor que empujó toda la noche a la formación.

La sorpresa de la noche es Gina Stile, la nueva integrante y sustituta de la tristemente fallecida Jan Kuehnemund, a la que dedicaron de manera emocionada Love Is A Killer.

Cruisin y Bad Reputation siguen dejando el listón muy alto aunque Janet empieza a mostrar alguna flojera en algún momento e incluso se equivocó en la entrada de Hellraiser. Cryin es otro de sus grandes singles y suena precediendo a I Want You To Rock Me, por entonces el público ha dejado de lado su pudor y canta a voz en grito mientras las Vixen van colando varios pedazos de versiones en la parte central de la canción.

En un lateral del escenario un teclista, masculino, consigue rellenar el espacio musical que dejan los constantes solos y riffs de Gina, todos ejecutados con seguridad y buen tono y Janet después de cantar Not A Minute Too Soon y Streets In Paradise (momentazo) se toma un respiro para que su bajista Share Ross nos sorprenda con una versión del Rockin´In The Free World que suena melódica y algo edulcorado.

En el regreso de la vocalista y tras la citada Love Is A Killer vienen una serie de tema que bajan un poco el ritmo del concierto. Hellraisers, Never Say Never (la única presencia de su disco Tangerine) y Love Made Me, que no enganchan como los temas iniciales y el solo de batería, por muy potente que fuera, tampoco ayuda. La cosa mejora mucho con Wreckin Ball que las lleva al camerino para volver con un único bis, el radiadísmo Edge Of A Broken Heart, el tema que compuso para ellas Richard Marx y las puso de golpe en la MTV y las listas de ventas.

Una hora y media de viaje nostálgico al pasado y que tuvo como colofón a las protagonistas posando y saludando a todos los fans que hicieron, casi en la totalidad del aforo, paciente fila para poder fotografiarse con ellas. Fue una noche mágica y que no olvidaremos fácilmente. Sigamos adelante con el comeback de revivals ¿quién será el siguiente?.