Doble cartel estupendo el de la noche del sábado en Gasteiz, los neoyorkinos The Dictators y para abrir boca una de las bandas de la escudería Teenage Head Music, los suizos Slam & Howie and the Reserve Men. Un combo de música folk americana salida desde un destino tan atípico como el frio país europeo y sin embargo con una propuesta creíble. No solo por sus canciones, que navegan desde un festivo Johnny Cash a algunos de los nuevos outlaws sureños sino porque practican una música sencilla pero honesta.
Presentaban su nuevo disco, un directo grabado por diferentes salas de Europa y por ello aprovecharon para repasar toda su discografía. Guitarras acústicas, banjos, tablas de lavar (Mountain King), historias de carretera a medio ritmo con aspiraciones de single (Wanna Be On The Road Again), country desbocado a toda velocidad (Shotgun Rag), música de rodeo (Alabama Zack), psychobilly (You Ain´t Free) espanglish de los bajos fondos, aspecto redneck y mucha cercanía para un gran concierto que les hizo ganar unos cuantos fans más. Baza segura para la siguiente gira.
Slam & Howie
Apenas ochenta minutos después de que The Dictators hubieran acabado de arrasar una Helldorado llena hasta los topes era un placer saludar a un mito como Handsome Dick Manitoba y escucharle, mientras me firmaba una foto, que estas eran las cosas que les empujaban una y otra vez a embarcarse en giras por todo el mundo. El increíble feedback y el cariño que reciben por parte de una audiencia que aglutinó a viejos luchadores de la escuela punk, con algún otro joven atraído por la oportunidad de ver a leyendas de semejante magnitud, en salas de pequeño aforo.
Y estamos de acuerdo en que están mayores y físicamente solo los dos nuevos miembros, el ex productor de los Ramones Daniel Rey y un Dean Rispler hiperactivo al bajo (por momentos consiguió hacernos olvidar al mítico y compositor del 90% de los temas, Andy Shernoff), son capaces de aguantar el ritmo sin desfallecer un segundo. A Ross The Boss le sobran unos kilos, Manitoba conserva la fiereza pero ha perdido voz y un maltrecho J.P. Patterson pidió una pausa cuando tan solo llevaban tres canciones. Pero The Dictators basan su carrera en un triunvirato formado a partes iguales por actitud, pelotas y un repertorio lleno de himnos juveniles imperecederos que, de no haber tenido la mala suerte de seguir vivos y en activo, les habría situado a día de hoy a la misma altura de leyendas como The Ramones.
Ni preámbulos ni intros...los músicos salen uno a uno al escenario, Manitoba agarra el micro, saluda a Vitoria, nos recuerda que ellos son de New York y la fiesta empieza con N.Y, N.Y. y mientras la gente empieza a perder el control a todos nos surge un delirio, mezcla de gotas de rock sucio y visceral, con imágenes de la ciudad vista a través de los ojos de Scorsese, algo que el mismísimo Manitoba recordó con añoranza en un momento del show.
The Dictators NYC
The Party Starts Now, uno de los temas más hardrockeros de la era Manitoba´s Wild Kingdom acelera los ritmos y The Next Big Thing tiene ese aire punk casi inocente en su fiereza y Ross The Boss y Daniel Rey demuestra lo bien compenetrados que están. Canciones sencillas con apenas tres acordes, música urgente y directa, estribillos coreables desde el minuto 0, entonces ¿qué les hace tan especiales?, pues sin ningún día la maestría con la que son capaces de hacer de la sencillez su arma y un puñado de temas que harían levantar de su letargo al seguidor de cualquier cantautor casposo.
Suena Haircut and Attitude y recibes un puñetazo de valores en tu cara, la enlazan con Who Will Save Rock and Roll mientras Manitoba nos explica como las nuevas generaciones tienen que tomar el testigo y tus pies se levantan en volandas del suelo entre empujones. Les perdonamos las pausas para tomar aliento mientras sigan homenajeando a los Flamin Groves. con Slow Death, Manitoba baja a cantar entre la audiencia Let´s Twist y culos y caderas se menean en un intento de ser armónicas, y nos patean con las finales Faster and Louder y la cover de los MC5 Kick Out The Jams.
Se retiran del escenario pero vuelven rápido para tocar Two Dub Man y Stay With Me con toda la banda desmadrada (como nosotros) y cuando abandonan las tablas se, por ese chivato que es internet, que la cosa se ha terminado. Sin embargo Helldorado sigue siendo una de las salas con más magia del país y la insistencia de la audiencia (aunque ya este sonando la música ambiente) les empuja de nuevo al escenario para darnos un regalo que no han tenido las demás ciudades, acaban con California Sun y eso sabe a gloria. Hemos disfrutado todos como auténticos animales y arrasamos con el merchan mientras les preguntamos cuando vuelven. Bolazo épico para nosotros, otro día en la oficina para los neoyorkinos.