La llama de Decibelios, tras 24 años apagada, volvía a encenderse e iluminarse con una serie de conciertos, bien esperados tras anunciarse meses atrás, que serviría como su regreso a los escenarios calentando motores con tres fechas, una de ellas en Euskadi. De este modo, el sábado 15 de noviembre, la Sala Santana 27 acogió su vuelta con más de 1.000 entradas vendidas anticipadas que si sumamos a las de taquilla, la sala rozó el lleno absoluto.

Los hermanos Alférez, Miguel y Manolo, son piezas fundamentales de la historia de la banda, con su cantante Fray y el guitarra de los Cancerberos, que volvían a revivir y destapar los recuerdos de esta mítica formación.

La banda obrera del punk rock volvían felices siendo auténticos iconos del sonido oi! de este país, sus viejos himnos sonaron de nuevo, bajo el apoyo incondicional de sus seguidores que se desataron a oír esas canciones..“Oí! Oí! Oí!”, ”Botas y Tirantes”, “Viento de Libertad”, y así hasta llegar a las 31 que tocaron esa noche.

Como banda invitada contaron con los míticos bilbaínos de Suspenders, mostrando su nueva cara dejando a dos miembros solamente de la formación de los inicios, entre ellos a su cantante Kolinas, siendo acompañado por Valen a la guitarra y coros, Zipi al bajo y coros, Pedro a la guitarra e Imanol a la batería. 40 minutos de actuación con 13 temas de lucha y mensaje anti sistema, tiempo en el que no paró de entrar gente a la sala, así que había algo de espacio en las primeras filas para que apareciesen los primeros pogos.

“Borrachos y Kabrones” y “Skinhead” abrían la enérgica descarga que no gozó ni siquiera de un descanso, los temas salían uno tras otro con una crítica visión de la actualidad. ”Ciclón de Juventud” llegaba con las palabras de “no están tomando el pelo”, y “Ángeles Caídos” dedicada a todas las religiones, un mensaje directo, duro y conciso. Lucha antifascista en “Marcha de Botas” y “Brigada Anti-Social” abogando la violencia con inteligencia, iban consiguiendo calentar al público y revivir una época mejor.

La cercanía se plasmó en los temas de la zona “Bilbo & Roll” que de inicio dejaban el grito “Vivan las Drogas”, o “Bajo los 3 Colores” un himno patriota dirigido al blanco, rojo y verde de la bandera de Euskadi. Ríos de sangre por estos colores. Y entre medias, “Alex”, que exigía el derecho de amnistía por encima del acercamiento de los presos políticos, indicando que todavía quedan años de lucha.

Así llegábamos al final, en un concierto lleno de coros que se remató con “Como Vengáis”, “A Matxete” y “Moriré en la Calle”, himno donde su cantante se saltó un estribillo, acabando el tema con el grito final “somos los putos Ñu”. Banda que sigue aguantando, sumando años de actividad y sobre todo conciertos.

El ambiente se caldeaba y el público expectante, no cabía ni un alma den la zona delantera, montándose una gran ovación cuando apareció en escena Decibelios, banda de culto que ha estado más de veinte años en stand by, siendo su último disco “Igual de Borrachos pero mucho más orgullosos” de 1998.

Sobre el escenario, una hormigonera que uno se puede encontrar hoy en día en cualquier obra, y un bidón con una luz que emulaba el fuego, un poco de parafernalia que rodeó a la banda durante todo el espectáculo. De primeras apareció su cantante de espaldas a nosotros, iba con un hacha, luego salieron el resto de sus compañeros y nada más colocarse en sus posiciones empezaron con fuerza con “Piara Indecente”, en ese mismo instante se desató la locura y los recuerdos de antaño volvían a nuestras cabezas. Un recuerdo que tenemos fue un concierto que se tuvo que suspender en la antigua Sala Garage porque un extintor se descargó por completo cuando salía el grupo a tocar, una anécdota que recordaron esa noche.

Tras el grito de “lucha obrera, gabón Bilbao”, atacaron sin piedad tema a tema, con muchas ganas de encontrarse con su público y con sus temas, como “El Matricero”, “Dodot No Ha Muerto”, “Soc Un Upstart”, que nos iban dejando mensaje de rabia de tal calibre como “vamos para adelante, no queremos más control”, o “la opinión pública da asco”...

Dosis de punk antiguo germinado bajo las entrañas de la rabia, que curiosamente hoy en día seguía engrasado y de actualidad, eso sí, con tono festivo como bien vimos en “Local 15 Visitante 0”, donde siempre el buen resultado está en el equipo local o “Putrefacto” con agrio sabor a melancolía y negatividad.

“Boina”, todo un himno generacional, vino acompañado por una anécdota que le ocurrió a su cantante esa misma tarde, que al coger un taxi el conductor le iba comentando varias cosas, entre ellas esta magnífica frase “el Athletic es una religión local...”. “Jefe Tu Canuto” volcó toda la rabia del grupo hacia los banqueros y políticos, que son el punto de mira actual, son unas sanguijuelas.

El concierto transmitía unas sensaciones geniales, con mucho mensaje reflexivo mientras las emociones estaban a flor de piel, y así llegamos hasta el primer parón que se anunció como la hora del té, donde un amigo de la banda apareció sobre el escenario como si un camarero se tratase, llevaba cuatro chupitos de whisky, un ritual que la banda aprovechó para brindar con el público.

Llegó el ecuador de la actuación y se presenció una sesión de vientos con tres personas más, entre ellos Boris al saxofón y Rock Riu al trombón, miembros honoríficos de Decibelios, más Moncho a la trompeta. Los temas se llenaron de notas mostrando su parte más bailable.

“Barna 92”, “El Seminarista y los Boy Scouts” o “Boca de Dios” lucieron otra cara, en este último su cantante se puso un cono eclesiástico y de rodillas empezó a rezar, también escuchamos “Mi Barrio”, que seguía completando este largo repertorio, ahí nos recordaros como los niños jugaban en la calle y no como ahora que dependen de las clases particulares y demás historias quitando tiempo en vivir la niñez.

De repente se anunciaba su canción maldita, “Estos Macarrones aun no están Hechos”,  revisión sin autorización del “Angelitos Negros” de Antonio Machín, que unieron con “Que Cante el Figueras” y “Tierras Inhóspitas”, dejando claro que el tercer mundo no existe, sino que hay un sólo mundo, eso sí, con explotadores y explotados.

Como veis, fue un concierto lleno de mensajes donde el público se sabía los temas de principio a fin y fueron uno de los culpables de que esa noche fuese una gran noche, con la vieja guardia dándolo todo, no faltaba nadie.

Seguían tirando de clásicos, quedaba poco para el final, que si un ”Vacaciones en el Prat”, “Sangre Dorada” o un “Matar o Morir”, que seguían sonando de cojones, y de repente, la historia se empañó, se recordó al reciente fallecido Jul de RIP, con una invitada de excepción, Mamen de Vulpes, y es que Decibelios y Vulpes tocaron muchas veces juntos en épocas pasadas, ambos interpretaron “Subversión”.

“Botas y Tirantes” de la reedición del primer disco “Córtate Las Venas” y “Viento de Libertad”, uno de los temas que me tocan la fibra, fueron los encargados de despedir a Decibelios, para luego rematar la velada con “Kaos”, “Oí Oí”,Oí” y “Canción de Cuna”.