Cuarta temporada ya del Symphonic Rhapsody of Queen y parece que la propuesta no pierde fuelle a tenor del lleno que consiguieron en el Auditorio Miguel Delibes de Valladolid el pasado domingo 8 de Febrero. La gira viene precedida de continuos “sold out” y de reseñas estupendas y tras lo visto en las casi dos horas y media de show hay varias consideraciones que hacer.
En primer lugar destacar que es un espectáculo para todos los públicos del cual es muy difícil salir decepcionado. Si de primeras te encuentras que están eligiendo recintos de manera cuidadosa tanto en dimensiones como en acústica, que sobre el escenario figuran unos 32 músicos, 4 cantantes, un juego de luces espectacular y que el repertorio de Queen no tiene detractores…la cosa difícilmente puede salir mal.
Sobre los protagonistas las caras han cambiado ligeramente. En la labor vocal tras el paso de pesos pesados del rock, fundamentalmente de los países del norte, como Thomas Vikström (su compañero en Therion Christian Vidal también ha hecho varias giras), Mats Leven, Lars Safsund (de Work Of Art) e incluso la participación del español Pablo Perea, ahora las labores vocales se las reparten la soprano Gabriela Armendariz, que aparece de manera muy puntual en el show y que por problemas de adecuación del telón de la gira se quedó sin su interpretación de Innuendo, el semi desconocido por aquí Patrik Lundström, que hizo un gran papel, la carismática y soulera Michele McCain y Tommy Heart (vocalista de Fair Warning) que es quien más tiempo pasa en el escenario y quien le imprime el carácter rockero al mismo, amén de tener el registro vocal más similar al añorado Mercury.
El concepto global no tiene nada que ver con un musical, no tiene ningún hilo argumental, y tampoco con un concierto de Rock. Sería algo similar a lo que Transiberian Orchestra está haciendo desde hace años, y con mucho éxito en los States, una sucesión de interpretaciones en las que de manera individual o en duetos en la segunda parte del show (donde la cosa mejora ostensiblemente) se van sucediendo los números musicales sobre el escenario. Tampoco es una banda tributo al uso, aquí nadie va caracterizado como los miembros originales y salvo la licencia del I Want To Break Free, donde Lundström se disfraza al estilo del video de Queen, nada hace recordar al look original.
Por su parte las interpretaciones musicales están modificadas. Es cierto que conservan las claves musicales originales pero la inclusión de los arreglos orquestales y que cada cantante le da su tono personal a la canción, insisto que Heart es quién más intenta reproducir las inflexiones de voz Mercury, lo que se escucha es una adaptación convenientemente suavizada para ser mejor y más receptiva a los oídos de un público que dista mucho del habitual en los conciertos rockeros de salas y que reserva, en su mayoría, sus euros para espectáculos más “mainstream” como la comodidad de estos auditorios, los musicales o “eventos sociales” de gran calado (U2, AC/DC, Springsteen….). |
El concierto es muy dinámico, sin pausas (salvo un intermedio) y se desarrolla de manera ágil. La orquesta se aprecia en su justa manera, dando un toque delicado y clásico en las piezas más tranquilas (como en un Who Wants To Live Forever que Patrik Ludström clava con un sobresaliente) o empujando en plan locomotora a la banda (Tie Your Mother Down casi hace que las butacas vibren). Pero de manera general está colocada como acompañamiento al formato rockero.
El set list no es arriesgado, están todos los clásicos :Under Pressure (extraño que no la hicieran en dueto), Another One Bite The Dust (muy buena versión de Heart igual que en el The Show Must Go On) , One Vision, Someboy To Love (con Michelle bajando por el graderío e imprimiendo un registro grave y poderoso que nada tiene que ver con el original), Crazy Little Thing Call Love (con Michelle esta vez moviendo las caderas), Kind Of Magic (en formato de trío), Friends WIl Be Friends…y un arreón final con Radio Gaga, Bohemian Rapsody (obviamente es la que más luce con la orquesta y donde nuevamente Tonny Heart hace una labor mayúscula), We Are The Champions (esta con todos los cantantes en escena) o We Will Rock You en formato normal y reprise que despide el concierto con todo el encorsetado auditorio ya desmelenado en palmas y vítores.
Por medio pocas sorpresas, quizás que incluyan un par de temas de Paul Rodgers (Can´t Get Enough de Bad Company y All Right Now de Free) no sé si como testimonio de su paso por la banda, la interpretación de Barcelona donde Gabriela Armendariz consigue una rotunda ovación antes sus dotes vocales en su papel de Monserrat Caballé (este tema no es de Queen) y un medley de rock clásico donde suenan desde el Tutti Frutti al Jailhouse Rock y que creo que hizo Queen en la gira del Wembley 86.
El balance es positivo y se amortiza sobradamente cada euro que cuesta el show. Si eres un purista radical de Queen seguro que le encontrarás fallos, si eres un fan de la música disfrutarás de un show de calidad y bien ejecutado y si simplemente eres un curioso “musiquero” (creo que de estos había mayoría en el auditorio) te volverás a casa pensando haber logrado la quintaesencia del directo (además calentito y sentado). Eso sí, si todos los conciertos sonaran tan bien como este yo me iría a casa todos los días más contento que nadie. Buena experiencia. Recomendado. |