Los Porco Bravo habían preparado algo más que un concierto, en la Santana 27 de Bilbao se estaba gestando una fiesta, y para ello contaron con algunos amigos. Invitaron para la ocasión a Nao y a Ignotus, grupos que en principio, pensé, poco tenían que ver con Porco Bravo. Pero allí nos plantamos, con la sensación de que algo grande íbamos a presenciar.
 
Los primeros en salir al escenario fueron Nao, encargados de encender al público estuvieron muy cercanos. Estos chicos que cantan en gallego ya tienen cuatro discos pero poco sabía de ellos hasta esta noche, apenas me sonaban y aún así me hicieron cantar y consiguieron que me fuese pensando en buscar algo de ellos para escucharlos de nuevo.
 
Desde Madrid llegaban Ignotus, dándole más fuerza al sonido y revolucionándolo a golpe de guitarra y punk rock, bajándose al foso y acercándose al público en todos los sentidos. La intensidad iba en aumento.
 
Y aunque los invitados fueron muy completos, el huracán llegaba desde Barakaldo, Porco Bravo salía a escena con su bandera, Manu con sus gafas, quitándose capas de ropa según avanzaba la noche, hasta quedarse a pecho descubierto, su soporte perfecto para graparse unas hojas de papel y darles fuego.
 
Grapas, fuego, saltos, continua interacción con las primeras filas, Porco Bravo en estado puro. Incluso desde las barandillas del piso superior saltó Manu al público, quienes han visto a este grupo en directo alguna vez saben que no se puede explicar bien con palabras, y que podemos enumerar cada tema que han tocado pero que es mejor vivirlo y ver como se puede surfear en un mar de gente, ver arder bengalas en las guitarras y en definitiva disfrutar del show, del Porco Show.