El pasado lunes 16 de febrero arribaron a la capital Dropkick Murphys que con su gira “Celtic Punk Invasion“, están colgando el cartel Sold Out allá por donde quiera que van. Paloma y yo nos acercamos a La Riviera para descubrir el motivo de estos llenazos…
Debido a las horas intempestivas en las que empiezan muchos conciertos en Madrid (en este caso las 19:15 h), siendo un día laborable con los atascos propios de las horas punta y empezando Bryan McPherson puntual como un reloj, nos sentimos fatal cuando entramos en el recinto y vimos que los segundos artistas invitados, Blood Or Whiskey, estaban tocando el último tema. Una verdadera lástima, pero lo único que pudimos hacer fue comernos la rabia y prepararnos para ver al tercer grupo invitado de la noche, The Mahones. Banda canadiense de punk irlandés con casi 25 años en la carretera que, con una Riviera ya casi llena y un público expectante, comenzaban lo que iba ser una actuación algo regular, muy rápida y empañada por bastantes deficiencias en el sonido.
Después de una breve intro y al grito de “Are you Ready!!!???” de su frontman Finny McConnell, comenzó a sonar a toda caña “A Great Night on the Lash” y una de las cosas que más llamó la atención, no solo en este primer tema sino en el resto de la actuación de los de Toronto, fue la tatuadísima Katie “Kaboom” McConnell. Esto no fue sólo por su acordeón, sino también por las contorsiones y posturitas que se marcó y que hizo que a más de uno se le pusieran los ojos como platos.
A destacar de los 8 temas que tocaron, “Paint the Town Red”, uno de los básicos de The Mahones que forma parte de la banda sonora de la película “The Fighter”. También “Shakespeare Road” donde Sean Winter además de su mandolina, sacó la armónica. Aquí los McConnell (Finny y Katie son pareja) demostraron una gran complicidad y Katie acabó contoneándose por los suelos.
Pero sin duda las canciones con las que más disfrutó la concurrencia fueron “Queen and Tequila” y “Drunken Lazy Bastard”, también otras de las imprescindibles de The Mahones. Con esta última acabaron el concierto de una forma bastante seca, ya que aunque el grupo intentó hacerlo lo mejor posible y el final fue bastante bueno, al acabar simplemente cogieron sus bártulos y se fueron sin apenas despedidas o agradecimientos al personal. Supongo que esto estaría motivado por los estrictos horarios que tienen marcados. No obstante, los que estábamos allí nos quedamos un poco plof y esperando alguna canción más. Cosa que no ocurrió…
Y con La Riviera hasta la bandera (bueno, hasta la bandera es un decir, porque con la reducción de aforo que tuvo lugar hace unos meses se nota un vacío enorme, sobre todo por la parte de atrás) y a los gritos del personal reclamando en la intro a ritmo de Chieftains, salieron los protagonistas de la noche. |