La historia es como sigue. Hace 10 años tres amigos se meten en un estudio de Boston y graban a toda velocidad en un ocho pistas y en mono 17 canciones de soul, blues y rock and roll. De esas composiciones eligen una docena y editan un disco, de nombre Walkin´And Talking (For My Baby) and Other Smash Hits.

Hacen una tirada de 1000 cds y los venden todos en sus conciertos y tocando en la calle. De todo esto surge un fenómeno musical, del mal llamado “nuevo soul”,  bajo el nombre de Eli Paperboy Reed que es recibido, con su disco Roll With You (2008),  por crítica y público con un entusiasmo y una fiereza raramente vista con anterioridad.  De la calle a llenar salas y congregar miles en festivales en tiempo record.  Tres discos e infinidad de giras después Eli, con su aura de estrella, se reúne con sus dos compinches, el batería Eli Keszler y el bajista Jake Leckie, reeditan de nuevo el disco en edición especial de vinilo, y salen a la calle sin más artificio musical que los tres músicos sobre el escenario.

Toda esta sucesión de acontecimientos nostálgicos es la que trae de nuevo a España a Mr Reed para una mini gira que comenzó hace unos días en el auditorio de la Caja de Burgos, ante una audiencia que prácticamente llenó el recinto en un viernes que, aunque a priori incitaba al desmelene, fagocitó en parte el espíritu más salvaje de la propuesta ante la tentación de las cómodas butacas, la penumbra y el ambiente aséptico.

Y eso que Eli se lo trabajó. Desprovisto de “artificios” en forma de coristas, secciones de vientos, metales o simplemente otro guitarrista de apoyo saltó a las tablas del auditorio con ganas de lucirse y mostrar una cara más cruda y directa de su música. Sé que para los que han visto anteriormente al músico de Masachussetts este es un valor que cotiza a la baja, atrás ha quedado el frenesí del primer encuentro y ahora muchos reniegan de los elogios de antaño pero, al menos para mí, Eli hizo un gran trabajo desnudándose musicalmente y dando un recital que empezó fiero, el ansia de meterse en el bolso a la audiencia al primer acorde, y que ganó, y mucho, cuando dejó de lado el soul y tiró de blues rural y percusivo.

"Cuando empecé yo solo quería ser el chico que electrificara el blues del Delta" nos soltó en un momento dado mientras sorbía su cerveza e intentaba empatizar con los presentes chapurreando voluntariosamente en español.

Pero cuando tras soltar sus primeros agudos en Something You Got y desmelenarse en I´m Tired Of Wandering se calzó su armónica y confesó que era la primera vez que iba a tocar Cool Drink Of Water Blues, a mí, sentado y algo desinteresado por el bolo en general, se me puso el vello de punta con un sencillo blues rural, golpeado más que tocado, (seamos francos lo de "Paperboy" con la guitarra no es para sentar cátedra) con la sensibilidad en cotas altísimas.

No quedó mal el country a lo Johnny Cash de Love My Baby que por fin calentó las palmas del respetable y se volvió a marcar otro tanto con un lento y casi arrastrado Woman Woman Blues donde jugó con falsetes y graves como si de un diálogo se tratara, e incluso en Big Fat Mama, otro blues de manual, dejó el micro a un lado y aprovechó el silencio de los presentes para hacer oír su voz hasta que las palmas sonaron de nuevo.

Hasta aquí duró el blues y luego optó por caminos más sencillos, el soul de Got Love If You Want It, el rock and roll eléctrico y juvenil de Long Haired Doney con cuyos golpes de mano (no usaba púa) llegó a romper la cuerda de su guitarra como si de un Jerry Lee Lewis aporreando su piano se tratara y de ahí al final un variopinto menú soul que iba desde el poco creíble mesianismo espasmódico, versión chico blanco, de Dont´Let My Down al groove funk de I Just Can´t Please You (tratando de parecerse al gran padrino James Brown) o la balada de rigor con You Gonna Make Me Cry, con el protagonista tirando de falsetes e intentando representar una especie de ceremonia gospel (de nuevo pasado por el tamiz de un blanco) que le llevó incluso a abandonar su guitarra y cantar por el patio de butacas hasta donde el cable del micro le aguantó.

Para los bises se valió del Rock and Roll más cincuentero y obró el milagro de que unos cuantos levantaran el culo de sus asientos para cantar el Shake Your Moneymaker y el final Take My Love With You con el que incluso alguno rizó el rizo y combinó el binomio compuesto por estar de pie y dar palmas al unísono.

Conclusión (personal como todo lo relatado): pues que Eli Paperboy es capaz de dar un buen show aunque el ambiente no responda y el artificio no le camufle. No va a salvar el mundo ni su look de crooner juvenil le abrirá por siempre las puertas de la fama. Pero desde luego sabe dar un buen concierto y con desparpajo crear un producto que guste a los que les gusta el soul negro en versión light. Por mi parte ningún problema al respecto. Enhorabuena Sr Reed.