Una nueva edición del Villa de Bilbao ha comenzado, y ya vamos por la 27. Desde el pasado jueves 17 de septiembre y hasta mediados de noviembre, disfrutaremos del concurso musical más consolidado e internacional que tenemos en la península, de nuevo conoceremos a nuevas bandas durante los próximos jueves y viernes en la Bilborock a partir de las ocho de la tarde.
 
La primera de las jornadas arrancó con poco más de 100 personas, como anécdota, la caída a última hora de una de las bandas que iban a participar esa noche, la formación de A Coruña Puma Punku que lamentablemente hace días tomaron la determinación de finiquitar su historia con una inesperada separación.
 
Los primeros en salir fueron Yakuzas, madrileños del barrio de Chamberí que curiosamente durante el mes de julio visitó bizkaia actuando en los conocidos locales La Nube de Bilbao y El Tubo de Barakaldo. Un rock castizo y guitarrero forjado bajo las influencias de Tequila, Buenas Noches Rose y Burning.
 
No hay que olvidar que esa noche era noche de Athletic, que jugaba liga europea, coa que no pasó desapercibida para el grupo que bromeaban diciendo haber visto a Toquero y Aduriz. Banda que domina con soltura y versatilidad su música, sin ir más lejos han sido los ganadores del Villa de Madrid.
 
Media hora de actuación para presentar su primer Ep "Matagrosso", rock meloso y platónico que nos vinos mediante los temas "Mujer Madura", directo donde los haya, "Animal" o "Clávame tus Chapas". Digamos que son un híbrido entre el garage y rock castizo con algo de punk, con letras directas y canallas con claro mensaje, como en "Te Hace esto tu Chico" con algunas bromas de por medio.
 
"La Ley de Chamberi" redondeo su concierto, comprobando una vez más como las leyes de los barrios siguen vigentes. Yakuzas mantienen viva su amor por ese barrio del centro madrileño.
 
Los segundos y lógicamente los últimos, Unclose, del mismo botxo bilbaíno con músicos experimentados y viejos conocidos de Split 77. Nos mostraron su lado más melódico, con sonidos ochenteros de pop más samplers sintetizados, muy en la onda New Order, U2 y Joy Division.
 
Un cantante y guitarrista con una gran voz, supo estar más dinámico que su bajista, intentando llevar la movilidad de la actuación poniéndose al frente del escena en más de una ocasión.
 
Contaron con un gran sonido, se notó la mano de Jose Lastra (técnico de Zea Mays) que les estuvo ayudando durante toda la noche, a excepción de los últimos compases donde sufrieron un problema técnico con la batería, concretamente con el ordenador que lanzaba las programaciones.
 
Con tanta tecnología su sonido es un tanto artificial e identificativa a la vez, eso sí, melodía tiene para rato y las bases grabadas les dan un aspecto comercial muy accesible a muchos oídos.