Una de las últimas jornadas del Villa de Bilbao a la que asistimos, en su modalidad pop, fue la del 22 de octubre, nuevamente dispuestos a descubrir talento, y si es local, mucho mejor.
 
De primeras aparecieron a escena Ghost Number & His Tipsy Gypsies, con ellos nos trasladamos a los sonidos más selectos del country bluesgrass en un concierto visual donde toda la formación apareció a escena bastante elegantes, siendo en total seis personas con instrumentos variados, entre ellos e contrabajo, violín, trompeta, banjo, batería básica (caja y platos), guitarra acústica...
 
Un alarde de originalidad y creatividad con temas de medios tiempos y arreglos instrumentales por todos los costados. En total les dieron tiempo para tocar nueve canciones dotadas de energía y ritmo, entre ellos "Our Fire" (con fallo de ritmo al inicio), "Dur String Baby", dedicada a los instrumentos de cuatro cuerdas que tanta fuerza tienen en los directos. Canciones pegadizas, algunas a ritmo de polska como "Alone", sin olvidarse de "Dance Macabre" o "Wendy" con música más variada.
 
Seguramente Baywaves recordarán su paso por Bilbao por el mal sabor de boca que les dejaría su participación en el concurso, con muchos problemas técnicos que les obligó a parar unos minutos cuando mejor no lo estábamos pasando.
 
Una propuesta hipnótica de sonidos psicodélicos con bases sintetizadas de pop, música progresiva y ambiental que fueron aletargando y sosegando mientras avanzaba su actuación, con desarrollos largos y complejos. Hipnosis letal que al final aceleraron con una total improvisación.
 
Una pena los problemas que tuvieron con uno de los cabezales de guitarra, pero estas cosas pasan, al final lo tuvieron que reemplazar a mitad de la actuación.
 
Y por último Diana Lagarto, formación en la que vimos a algún miembro de Neila (banda que pronto lanzará un nuevo disco), completando una sesión de euforia destacada que terminó con su cantante por los suelos.
 
Una propuesta de post-hardcore en toda regla, con gran carga emocional y temas salvajes y alocados cantados en castellano y pertenecientes a su primer disco "Diana Lagarto", solventados en un señor directazo.
 
En algún tramo del concierto nos recordaron a pinceladas al sonido de El Corazón del Sapo, que curiosamente les tienen como a una banda de culto.