Hay veces en las que sales de un concierto con cara de felicidad, la camiseta empapada y las piernas doloridas de tanto bailar, eso nos pasó a muchos al finalizar la última visita de los navarros por tierras Madrileñas. Entre las columnas de una abarrotada sala Taboo saltaron a la pista unos Vendetta que se habían hecho de rogar. La apertura de puerta fue a las nueve y hasta una hora y pico después no comenzaron.
Vendetta hace un Ska acelerado del que tanto critican los más puristas pero que a mí me encanta. Ritmos acelerados, algunas dosis de punk-rock y cien kilos de simpatía con la que una de las bandas más honestas de toda la península llenaron la sala. El hecho de contar con sus discos en descarga gratuita desde su web ayuda a la difusión de su música es algo que se nota en vivo. Eso y las tablas que estos musicazos llevan a sus espaldas.
Sin teloneros, a pelo y tras una intro bastante distorsionada abrieron fortísimo con “Leña al fuego” y ya no dejamos de bailar y cantar en todo el concierto. “Time for freedom” consiguió arrancar las palmas desde el foso hasta la barra y, amparado bajo un intenso calor, llegó “Egunero”, genial versión de la versión que los míticos Hertzainak hicieron del “Everyday” The Selecter, de hecho algún …things are getting worse… escuché por la sala. Ya se había desatado la locura y eso que aún estábamos en el primer bloque del directo que al finalizar con “Tomasa” y sus ritmos más caribeños nos dio un respiro entre tanta alegría.
Vendetta
El pogo que explotó como la “Pólvora” más punky fue considerable. Con el puño en alto llegaron las gaitas (pregrabadas ay!) de “Sangre y revolución” . A estas alturas, entre el calor y los precios asequibles, las barras traían un buen trajín. Mientras, la banda agradecía el llenazo comenzaba “Suma” y llegamos al ecuador del bolo.
Nos regalaron una preciosa batukada con baquetas iluminadas. No faltaron “Seremos”, “Buonasera” ni “La Diabla”, ranchera llegada del puro infierno. Tampoco se dejaron la Txalaparta en casa (ni algún que otro chiste malo en las pausas). La taboo ya era una olla a presión que explotó con una “Botella de ron” con la que los músicos, manager y promotores se mojaron el gaznate para dar paso a “La parranda” en la que nos hicieron gritar hasta el último aliento. “Vendetta” puso el broche final a un auténtico conciertazo que esperemos no tarde mucho en repetirse en nuestra ciudad.
También queremos aprovechar para dar las gracias a la organización por el excelente trato recibido.