Sangre, sudor y caña

Deathcrusher Tour o cómo unir a las bandas más representativas de varios géneros en el mismo escenario y que funcione bien.

Este para mí es un concierto al que hay que ir si o si. Te guste más un grupo u otro. No se dan mucho por estas zonas eventos de este calibre en los que se juntan artistas con los que algunos empezamos en esto del “ruido”, y que mejor si esas bandas son Voivod, Napalm Death, Obituary y Carcass. Más mítico imposible.

Antes de empezar la reseña quiero dejar un par de cosas claras. Debido a que muchas veces los horarios de los conciertos no son compatibles con los de los trabajos llegamos algo tarde y no pudimos asistir a la actuación de Herod, además de únicamente ver tres temas de Voivod. Por lo tanto pido disculpas a los fans de estas bandas ya que prefiero no comentar nada que escribir algo basándome en lo que me pudieron contar los allí presentes. De igual modo aviso que los otros tres grupos me encantan, pero sobretodo sus temas antiguos, aquellos que en mi juventud no tan lejana me marcaron el camino musical por el que seguir, así que puede que mis opiniones sean radicalmente opuestas a las de otra gente. Sin más empezamos.

Tras Voivod venía el primer plato y era uno contundente. Napalm Death. He tenido la oportunidad de verlos más veces y en su momento fueron uno de mis grupos favoritos dentro del Grindcore, pero el cambio que han dado en sus últimos trabajos no me acaba de convencer. Ojo, no digo que estos sean malos, ni mucho menos, pero quizá están orientados a otro público menos “clásico” por decirlo de alguna forma.

De todos modos los de Birmingham son una de esas formaciones que dan lo que se les pide. Brutalidad sonora sin miramientos. En los aproximadamente 40 minutos que actuaron estuvieron generado adrenalina al 200% . Para mi peculiar gusto se les fue un poco la mano con los temas más modernos en comparación con los clásicos. Aún así no faltaron joyas como Suffer The Children, The Kill, Scum o Life? que nos trasportaron a los buenos tiempos del estilo. Cabe destacar que el guitarrista no era el clásico Mitch Harris y quizás por eso el sonido dejó bastante que desear. De hecho, diría que fue la banda que peor sonó con diferencia. No se distinguía muy bien cada instrumento en algunos puntos y todo se resumía en una amalgama de ruido. Aún así Barney se dejó los pulmones en cada tema y pudimos ver su clásico “baile de San Vito” que ya es marca de la casa.

Segundo plato. Obituary. Y los pongo con mayúsculas porque sin duda fueron lo mejor de la noche. Desde el minuto 1 con Redneck Stomp hasta el final con el mítico Slowly We Rot la banda se proclamó como auténticos vencedores si esto hubiese sido un combate. Personalmente creo que esta es la banda que menos ha variado su estilo desde que empezaron de los tres grandes que teníamos posibilidad de ver.

Vale que Jhon Tardy ya no tiene la voz de los 90, pero he visto a otros de la misma época que al segundo tema agonizan y aquí se mantuvo en el mismo registro. El sonido fue atronador, como ponerse uno de los míticos álbumes y escucharlo a todo volumen.

A veces vas a ver un grupo y de lo que escuchas en su trabajo a lo que luego suena va a un abismo. No es el caso de Obituary. Consiguieron ese sonido cortante del Death Metal clásico que te hace darlo todo. En cuanto a repertorio creo que también fueron los más inteligentes. Muchos temas del Slowly We Rot y el Cause Of Death que al fin y al cabo son los que les proclamaron como leyenda del Death Metal y alguno suelto de lo más reciente. Sin duda un 10 para los americanos en este caso.

Tercer plato o postre. Carcass. Primera vez que acudía a un concierto de estos mitos. Vuelvo a lo personal nuevamente para hablar de ellos. Me enamoraron en el Reek Of Putrefaction, me mantuvieron en el Symphonies Of Sickness y llegué a aceptar el Necroticsim-Descanting the Insalubrious, pero me perdieron totalmente desde ahí. Por lo tanto se puede decir que excepto dos o tres temas no conozco NADA a partir del cuarto disco.

Con esto presente mis expectativas eran bastante bajas. Craso error. Obituary habían dejado el listón muy alto y era prácticamente imposible igualarlo, pero aún así Carcass dio un auténtico espectáculo que incluso a un fan de sus épocas más brutales como yo le llegó a gustar. Eran cabeza de cartel y por lo tanto tenían más tiempo para meter temas de unas épocas y otras y ciertamente la selección fue buena. Empezaron con lo más moderno y progresivamente llegaron a los tres primeros trabajos.

Por medio algo del nuevo disco que intenta ser una mezcla de lo de antes y lo de ahora, aunque creo que sigue sobrando melodía. El sonido espectacular. Tralla total ejecutada con destreza de cirujano (lógico, son Carcass). Fue interesante también la puesta en escena, no solo por los ventiladores que hacían que aquello pareciese un anuncio de Pantene si no por la proyección de imágenes en el bombo de la batería a la vez que en la parte trasera del escenario. La parte vocal recayó principalmente en Jeff Walker, incluso en los temas en los que Bill Steer tomó las riendas de las letras Jeff en muchas ocasiones hacía las dos voces. Puede ser una tontería, pero para un purista es mejor que las cosas se hagan como se grabaron.

El tema elegido para cerrar fue Heartwork. Sinceramente, esperaba muchísimo menos de Carcass. Pensé que, al igual que hicieron Napalm Death se dedicarían a taladrarnos la cabeza con los cortes más light, pero a partir de aproximadamente la mitad del evento la sangre y las herramientas quirúrgicas inundaron el escenario y el goce fue máximo.

Un concierto muy bueno, con alguna de las mejores bandas pero quizás y desde un punto de vista muy personal, con una selección errónea en el orden de importancia de bandas. Lo que nos dejó con un sabor de boca un poco desagradable de algunos lo compensaron con creces otros. Esperemos se den más oportunidades de disfrutar como en este caso sin mucha demora.