El año pasado tuve la suerte de ver a Narco en directo en varios festivales: Alterna, Marea, Rebujas y Pintor Rock, desafortunadamente en éste último debido a retrasos y problemas técnicos me quedé con un sabor agridulce después de su concierto. Además el hábitat natural de toda banda es en sala y si es en una que suele sonar tan bien como lo está haciendo Penélope últimamente, pues mejor que mejor.

Con un trato exquisito por parte de la organización (¡gracias 198!) entramos a la pre-fiesta amenizada por DJ Little Lion desde Irún, donde aprovechamos para calentar motores. A diferencia de su última visita a Madrid en esta ocasión Narco no colgó el cartel de todo vendido , la planta superior estaba cerrada, pero no creo que fuera culpa de los sevillanos: el 9 de Enero fue un día cargadito de buenas citas en la capital, era casi imposible decidirse y a muchos aún les pesaban las resacas navideñas. A pesar de todo el concierto tuvo un aforo altísimo.

Bajo la intro del “Satanizate” los nervios comenzaban a aflorar en las primeras filas, nos encontramos con que “Ahí fuera (vive Satanás)”, en “Siempre enmarronao” perdimos la vergüenza a bailar y para cuando llegó “Son ellos” ya me encontraba metida en mitad de un pogo. Por su puesto nos quedamos “Vizcos” con tanta juerga, mambo y jaleo porque si hay algo a lo que nos tienen bien acostumbrados los chicos del barrio de la Trinidad es a unas descargas brutales. Narco funciona como un engranaje perfectamente engrasado cuyos directos caen como martillazos sobre tu cuerpo. Además el bestial binomio que forman Vikingo M.D. y Distorsión Morales resulta una auténtica bomba de adrenalina encima de un escenario.

Con un ritmo altísimo durante todo el concierto alternaron temas clásicos como “La hermandad de los muertos”, “La cucaracha”, “Dios de madera” o “Dame veneno” con los nuevos “La virgen de las putas”, “Carnicería”, el demencial “Asesinato, alcohol y ácido” u “Ojos de huevo”. El tiempo de las versiones para no dormir llegó con “Demolición” del grupo limeño Los Saicos. Por otra parte, me sorprendió gratamente que rescataran “Estrellas en el pecho”, “Ambiente cadáver” o “Perros malos” que últimamente no suelen formar parte de su setlit.

Después de que Vikingo M.D. hubiera repartido J&B a morro entre los asistentes más cercanos al escenario llegó “Kolikotron“ y pudimos tomar un pequeño respiro antes del estallido final: “Caballo loco”, “Pa los restos y un día” y “Chispazo”, canción en la que Distorsión Morales se pegó un auténtico talegazo contra el suelo.

Hostias a parte, si hay un componente que ha tomado mayor relevancia en esta última gira es su DJ, El Abogado del Diablo, con un discazo como es “Dios te odia” que da tanta importancia a los platos y una puesta en escena muy basada en su último disco (diez de veinticuatro temas), mientras que el siempre sorprendente Vikingo M.D. se daba un baño de masas encima del público, El Abogado del Diablo se marcó un final de fiesta por todo lo alto, pinchando en vertical y rompiendo los platos entre los últimos compases del siempre coreado “Puta policía”.