Con la santanderina Sala Niágara llena a rebosar como telón de fondo, los cántabros Mi Pequeña Venganza presentaron por primera vez su último trabajo de estudio, “Preguntas”, un disco que arroja madurez y que nos revela un grupo del que podemos estar orgullosos.
Empezando la casa por el tejado, es inevitable comentar que de su anterior álbum a este han dado un paso de gigante, personalmente para mí han pasado de ser un buen grupo a ser una banda de esas que hay que tener presentes y de las que uno puede estar orgulloso. El avance es evidente y los derroteros hacia los que se ha encaminado Mi Pequeña Venganza apuntan, sin duda alguna, a un futuro esperanzador.
Me han ganado sobre todo en cuanto a la música se refiere, creo que en este “Preguntas” han sabido sacar lo mejor de sí mismos, y el trío cántabro ha sumado muchos enteros en contundencia, solidez y rotundidad. La sensación es la de que ahora se han despojado de la piel y dejan a la luz el alma y los huesos. No se puede pedir mucho más si alguien te ofrece, sin tapujos y sin concesiones, todo lo que lleva en su interior. Esas consignas quedan patentes en el disco y explotan con muchísima intensidad en directo.
En aquella cálida noche porque éramos unos cuantos arropando a Mi Pequeña Venganza y el ambiente era espectacular, nos dejaron de las nuevas entre otras con “Disparos”, para mí una de las mejores de este recién estrenado disco, “A la cara”, “Desvía tu mirada”, y “Un paisaje que jamás has visto”. En este último tema mencionado subió a colaborar Robe, cantante de Poetas de Botella y casi hermano de Toño, el vocalista de Mi Pequeña Venganza. El momento fue complicado de describir con palabras, uno de esos instantes mágicos que quedarán para siempre en la memoria. |
Esa fue la impresión general que me quedó del concierto, sentí el estar asistiendo al principio de algo importante. Y es que sin duda alguna este “Preguntas” es un trabajo que se puede mostrar sintiéndose muy orgulloso y es fácilmente defendible y se avala por sí solo.
Toda evolución lleva un camino detrás y tampoco se puede ni se debe renegar de él, entre otras cosas porque aquello fue un buen punto de partida. Así que también pudimos escuchar casi todas las canciones del primer disco de Mi Pequeña Venganza, “Cruzando el río”. Como por ejemplo, “Te quedas a dormir”, “Gritando para nadie” o “Arrastrado”, con la que el concierto llegó a su fin.
Da gusto ver cómo las bandas de nuestra tierruca nacen, crecen y mejoran exponencialmente. El ambiente que se vivió en la Sala Niágara con la presentación de “Preguntas” fue inmejorable. La actuación del grupo sobresaliente. Poco más se puede pedir. |