La gira 50 aniversario de Scorpions pasó por la península, nosotros tuvimos la suerte de verles en el Bilbao Arena Miribilla el pasado jueves 30 de enero, una de las tres fechas confirmadas (también estuvieron en Córdoba y Madrid) dentro de la extensa e interminable gira despedida en la que también están presentando los temas de su último trabajo “Return to Forever” que editaron el año pasado y que tuvo cierto protagonismo con tres cortes, sin olvidarse de los pertenecientes a sus álbumes “Black Out” o “Love At First Sting”, también nos sorprendieron con un curioso popurrí de su etapa de los 70.
Como compañeros de escenario estaban los suecos Sabaton, imparables, ratificando su frenético estado de forma y posicionándose como una de las futuras bandas que llenen grandes escenarios y pabellones. El año pasado giraron junto a Accept, cosa que repetirán en breves, y pasaron por nuestras tierras visitando el Leyendas del Rock, pero en este 2016 les ha tocado el gordo de la lotería al acompañar a los alemanes Scorpions dentro de su tour mundial.
El Pabellón del Bilbao Arena se vistió de gala, el público acudió en masa llegando a ser unas seis mil personas, con todas las entradas de pista agotadas semanas atrás. Puntuales a la cita, 20:15 de la tarde, Sabaton comenzaban con las hostilidades, se mantuvieron divertidos, risueños y locos en apenas 50 minutos de actuación, una comunión perfecta entre banda y público, sobre todo el situado en las primeras filas.
Muy dinámicos, con continuos cambios de posiciones, con un frontman muy ágil al que vimos levantar su pierna por encima de la cintura en unas cuantas ocasiones, también estirándose a más no poder o andar en cuclillas por el escenario, también lanzando pequeños guiños al público como seña de complicidad, al igual que sus compañeros, como los guitarristas, que posaban ante la atenta mirada de los fotógrafos y en varias ocasiones lanzando miradas a las chichas situadas al otro lado de la barrera.
Nueve temas tenían por delante, un despegue mortal de exhibición del heavy metal moderno que bien practican, empezando por “Ghost Division” tras acabar la ambiental intro “The March To War”. “Corolux Rex” recogía el puño en alto dejándose sentir los coros del público al son de los potentes riffs y melodías de las seis cuerdas. “To Hell and Back” avanzaba tras un pequeño impás de parloteo continuando con un pequeño guiño a Scorpions en “Wind of Change” donde su cantante entonó los primeros silbos de la canción, pero no fue el único recuerdo a otras bandas, escuchamos varios acordes del clásico de Deep Purple “Smoke on the Water”.
Continuaron rápidamente siguiendo un ritmo frenético con el épico tema “The Art of War” más “Primo Victoria”, llegando a un final donde recogieron el cariño del público, se situaron en el centro del escenario, saludaron y repartieron un montón de púas que todo buen fan quiere tener en sus casas.
Media hora de espera entre grupo y grupo, recogiendo el backline de Sabaton y realizando los últimos preparativos para la salida de los alemanes Scorpions, en ese instante se apagaron las luces del pabellón, una lona con la última portada del grupo calló delante de nuestras narices, estaba todo preparado, el juego de luces y las pantallas empezaban a brillar, por delante teníamos cerca de dos horas de actuación.
Set list clásico, pero algo corto, compuesto por dieciséis temas con lo más selecto de su repertorio, eso sí, se dejaron en el tintero temas representativos de sus últimos trabajos editados. Allí estaba Klaus Meine a sus 68 años de edad, también Rudols Shenker manteniendo toda su energía de antaño, también es verdad que a mitad del concierto descansaron con un pequeño set en acústico, y es que hay que saber dosificar el esfuerzo.
No nos olvidamos del batería, que tras la salida de Jame Kottak de la formación, su puesto está cubierto de forma fantástica por el ex Motörhead, Mikkey Dee, que tuvo cierto protagonismo a lo largo del concierto.
Primera toma de contacto con el último álbum, de inicio sonó ”Going Out With a Bang” dando paso a “Make it Real” y “The Zoo”, donde su cantante, Meine, empezó a lanzar baquetas mientras golpeaba su pandereta con una de ellas, en ese instante el público se alteró y emocionó al ver en las pantallas los colores de la Ikurriña (blanco, rojo y verde), difuminados con las silueteas de todos los miembros de Skorpions.
Luego vino el fantástico medley de cuatro temas de la época dorada de la banda en los años 70, nos hicieron retroceder en el tiempo muchísimo, recordando aquel disco en directo “Tokyo Tapes”, lleno de nostalgia y recuerdos hacia aquellos tiempos donde esas canciones las escuchábamos en nuestras cintas grabadas de TDK.
Segundo de los temas nuevos que escuchamos, “We Built This House”, con una banda entregada donde las visitas a la parte delantera del escenario y la pasarela, eran continuas, mientras el juego de luces seguía siendo magistral, también el sonido durante toda la actuación, sobresaliente, y eso lo queremos resaltar, porque en este tipo de eventos suele ser lo contrario.
Skorpions
Entrábamos en la parte acústica con tres temas, Mikkey con un cajón, el cantante y sus dos guitarristas, sentados en sendos taburetes situados en la parte más cercana al público, “Delicate Dance”, la melódica “Send me an Angel” y el aclamado himno “Wind of Change”, para luego regresar con fuerza al eléctrico e interpretar el tercer y último de los temas nuevos, “Rock 'n ' Roll Band”.
“Dynamite”, uno de sus temas más rockeros, nos dejó buenos y dinámicos riffs, recogiendo el batería el testigo dejado por los guitarristas, se marcó un solo dentro de uno de los momentos estelares de toda la actuación, la tarima de la batería se elevó para que la viese todo el mundo, las pantallas se sumaron a la fiesta sin perderse ningún detalle, y el humo hizo el resto, dejando un show impactante.
La recta final tuvo un protagonista, su disco “Black Out”, pero antes las pantallas nos mostraron todas las portadas de la extensa discografía de estos alemanes, pero volvamos al concierto, “Black Out” disparó el humo de la guitarra de Rudolf Shenker, “No One Like You” también apareció a esta altura del concierto, al igual que la melosa y melódica “Big City Nights”, con esas imágenes proyectadas del videoclip con esas chicas contorsionistas o la noche en la ciudad.
Y así terminaron, hicieron piña, se agarraron y se despidieron, pero aún faltaba la tanda de bises con dos últimas canciones, bajo el clamor popular, hasta las gradas se pusieron en pie cuando sonaron los primeros acordes de la balada conocida a nivel mundial, “Still Loving You”, también tocó la vena sensible su último cartucho, “Rock You Like a Hurricane”.
Se volvieron a despedir mientras lanzaban baquetas y púas.
Otros dinosaurios que crearon leyenda nos dejan, eso sí, esperamos que esta gira despedida sea la definitiva y no vengan con otras historias que les pongan de nuevo en la carretera, porque eso es engañar al público y no nos gusta nada ver estas cosas, algún día tendrán que colgar los instrumentos, digo yo, pese a quien pese.