Afrontamos la última jornada del festival con el nerviosismo previo a un gran acontecimiento. Era la primera vez que La Doncella de Hierro pisaba por primera vez tierras gallegas, así que el heavy metal retumbaría con fuerza a eso del atardecer.
Pero fuimos abriendo boca previamente en el escenario Chaos cuando Obsidian Kingdom estaban ya finalizando su actuación. Los de Barcelona no contaron con demasiado buen sonido y a pesar de los esfuerzos de su vocalista Rider G Omega, apenas se le podía escuchar. Habrá que darle una nueva oportunidad a su potente directo, pues son una de las bandas de metal progresivo con más repercusión fuera de nuestras fronteras.
Nos giramos hacia el escenario principal para ver cómo Destruction hacían gala de una de las mejores demostraciones de thrash metal de la vieja escuela del festival. Indescriptible la velocidad que alcanzaba el doble bombo de “Vaaver” a la batería. Dieron cuenta de su nuevo disco ”Under Attack”, pero sin olvidarse de clásico como “Mad Butcher” o “Bestial Invasion” que lograron que gran parte del púbico entrara en éxtasis. Con su solidez de sonido encendieron la mecha del caluroso día festivalero.
Destruction
Los siguientes en coger el relevo en el escenario Chaos fueron los noruegos Shinning. Su metal progresivo fue uno de los grandes triunfadores de la tarde. Con un sonido rondando la perfección y una actitud que hizo vibrar a la numerosa cantidad de gente que allí nos agolpábamos bajo un sol de justicia. Sonaron muy potentes y correctos durante toda la actuación. Jorgen Munkeby encandiló al personal con su saxo y demostró su gran potencial tanto a la guitarra como a la voz. Han conseguido darle una connotación distinta a su rock progresivo e innovador con tintes jazz y metal, una propuesta más que atractiva.
Y de uno de los mejores conciertos de esta edición íbamos a pasar a otro que destacó tanto por su sonido y actitud como por su importante afluencia de público a eso de las 18:30. Hacían su aparición en el Main Stage unos aclamadísimos Bullet For My Valentine. La exitosa banda inglesa tiene un potentísimo directo que demostraron desde que arrasaron en el escenario con su primer tema “No Way Out”, de su último trabajo “Venom” (tema que también sonó magistralmente interpretado). Siguieron con una muy coreada “Your Betrayal”, pero no faltaron momentos intensísimos con un público volcado como en “Tears don´t Fall”. Con “The Last Fight” y “Scream Aim Fire” pudimos asistir a unos buenos mosh pit, aunque mucho más light de lo que estábamos ya acostumbrados a ver en esta edición.
Me sorprendieron mucho en directo con un potente y solemne metalcore que navega desde sonidos más rockeros al thrash pasando por el hardcore y el punk. Si a eso le sumamos un excelente juego de voces entre Matt Truck y Michael Paget consiguen un sonido que a veces te recuerda a lo mejor de Metallica unido a System Of a Down. No les conocía y desde luego me convencieron desde los primeros acordes.
Bullet For My Valentine
Después de tal subidón llegaba el turno de Enslaved. El black metal noruego resonó con fuerza en toda la explanada del Chaos. Muchos prefirieron seguirlos en la distancia para tener sitio asegurado con Maiden, pero muchos otros fueron abducidos por el ritmo frenético que surgía del escenario. Los aires vikingos teñidos de buen black metal podrían haber lucido más en horas más tardías, pero aun así dieron buena cuenta de su saber estar. Sonaron temazos como “Jotunblood” o “Fenris” que seguro que lograron alguna que otra contractura cervical entre los adeptos que disfrutaron del espectáculo.
Y llegó el momento más esperado de la noche cuando tras el “Doctor Doctor” de UFO se apagaron las luces. Es un decir, porque a las 21:00 horas en el mes de julio el sol no colaboraba demasiado en reproducir el ambiente tenebroso que Iron Maiden representa en el escenario con este espectáculo de presentación de su último trabajo “The Book of Souls”. Las pantallas gigantes comenzaron a proyectarnos la película con el aterrizaje del Boeing 747-400 del grupo (pilotado por el mismísimo Dickinson), tras poder salir ilesos de la selva maya. Mientras, en el escenario, caía el telón negro que nos iba a mostrar el espectacular escenario elegido para la ocasión.
La escenografía ya es un punto en este tipo de bandas y ésta no escatima en detalles, así que nos deleitaron con un grandilocuente templo maya, con antorchas y humo ambiental incorporado. De este onírico ambiente resurge Bruce Dickinson cantando “If Eternity Shoul Fail” con la que comienza el espectáculo musical. Hay que decir que, a los 58 años (que cumplirá el próximo 7 de agosto), el frontman de la banda está más que en forma. Si además le añadimos que acaba de superar hace bien poco un cáncer de lengua creo que más no se le puede pedir. Y aunque ya no llegue a los niveles vocales de antaño y con temas como “Hallowed by the Name” le noté un poco forzado, la verdad es que tiene actitud de sobra para perdonarle eso y mucho más. Muy comunicativo y expresivo dio toda una lección de saber estar encima de un escenario.
Además fueron muy aplaudidos sus cambios de vestuario, que iban variando según el tema que sonaba. Y qué decir del resto de la banda… pues que son unos máquinas y que si los ves de lejos no aparentan la edad que tienen. Sobre todo Steve Harris, ¡que está hecho un chaval!. Pese a todo el teatro que nos presentan en su show, da gusto escuchar clásicos como “Fear of the Dark”, “Iron Maiden”, “The Trooper” o el “The Number of the Beast” en directo. Y si encima sale un logradísimo Eddie al que le quitan el corazón (pobrecillo) y se lo tiran al público, para regocijo de este último, pues mejor que mejor.
Ya preveíamos que el desenlace de nuestro monstruo más heavy no iba por buen camino y unos temas después lo finiquitan haciendo que le explote la cabeza. ¡Bestial! Eso sí que es heavy!! Pero volviendo al tema musical, se te ponen los pelos como escarpias cuando oyes al público corear al unísono canciones que han marcado un antes y un después en la historia del rock y del heavy metal.
Por poner alguna pega, las imágenes que nos proyectaban en las pantallas gigantes del escenario, a ambos lados del mismo fueron de las peores del festival. Una pena, pues era el momento de mayor concentración de espectadores viendo un espectáculo y no pudimos disfrutar con todo detalle de lo más importante que se cocía encima del escenario. El equipo encargado de las imágenes del concierto dejó mucho que desear. Y respecto al grupo, son unas leyendas vivas a los que deberíais ver al menos una vez en la vida… ¡no dejéis que os lo cuenten, tenéis que vivirlo en vuestras propias carnes!
Iron Maiden
Después de esto necesité mi tiempo para reponerme y no me enganché al death de los suecos de Entombed A.D.. Demasiado cambio radical para mis oídos… preferí seguir pensando en las que les faltaron por tocar a los Maiden. Pero los que sí que se quedaron a verles me contaron que fue toda una descarga de unos ilustres veteranos que no pasaron desapercibidos.
Toda una entrada apocalíptica fue la de Abbath al comienzo de su concierto. Tras la espectacular entrada inicial de tragafuego sobre el escenario de Olve Eikemo, dio comienzo su directo con todo un temazo “To War!”. El sonido estaba un poco distorsionado, pero todo apuntaba a que el concierto de los noruegos no iba a pasar inadvertido. El ex Inmortal dio un recital con bastantes contratiempos, empezando por el inconveniente de tener que salir al escenario con 15 minutos de retraso debido al tiempo extra que llevó desmontar el escenario tras Maiden. Si eso no fue bastante, el sonido tampoco convenció al irreverente Olve que no dudó en abandonar a sus compañeros sobre el escenario a mitad de la actuación. Un solo de batería y otro de bajo debió de hacerle recapacitar y tras unos momentos desconcertantes volvieron a la carga y finalizaron el acortado show que dejó un poco frío al personal.
Abbath
Graveyard dieron uno de los mejores conciertos de la noche. Su rock psicodélico con tintes de hard-rock, blues y soul tiene una calidad que ronda lo excepcional. Para mí fue como un soplo de aire fresco entre tanta tempestad, como que te pedía el cuerpo ya un poco de descanso de tanto brutal death. “Slow Motion Countdown” fue la encargada de abrir un pausado repertorio que nos recordaba al sonido de los años 60 y 70 de Zeppelin, Zappa o Purple. En el tema “From a hole in the Wall” el bajista Truls Mörck relevó a la voz a Joakim Nilsson, que estuvo pletórico toda la noche, lo mismo que todos sus compañeros.
Los americanos Nashville Pussy nos ofrecieron también una buena descarga de hard rock potente con influencias del punk y el rock&roll más clásico. Con muy buen sonido y mejor espectáculo fueron sonando algunos de sus clásicos como “Struttin´ Cock” o “I´m so High”. Las botellas de Jack Daniel´s corrían por el escenario como si fueran agua. Soberbia la actuación del torbellino rubio que es Ruyter Suys a la guitarra, que no paró ni instante durante toda la actuación. La mujer del vocalista de la banda Blaine Cartwright es todo un espectáculo, pero él tampoco se queda corto. Este para finalizar su actuación vació una lata en su sombrero, bebió de él y el resto calló sobre su cabeza cuando se lo volvió a poner. Fueron los encargados de poner el punto y final al escenario principal de esta edición.
Nashville Pussy
El festival comenzaba a dar los últimos coletazos y llegaba la hora de que The Shrine salieran bajo la carpa del Ritual. El trío estadounidense lo dio todo en una actuación muy activa y participativa con el público, entre el que volaron en bastantes ocasiones y aprovecharon para tocar rodeados de él en la pista en más de una ocasión.
La banda canadiense de raíces escocesas The Real McKenzies ofreció uno de los conciertos más divertidos y movidos del día. Con sus características faldas escocesas dieron un recital de canciones tradicionales resucitadas al más brutal estilo punk rock con influencias celtas. Paul McKenzie hizo un excelente papel de frontman del grupo y muy aplaudida también la actuación del gaitero Luis Cao "Aspy". “Fool´s Road” fue toda una fiesta en la explanada del Chaos.
The Real McKenzies
Los más trasnochadores siguieron de farra con Black Horsemen, tributo a Metallica que repasó los mejores temas de la banda estadounidense. Abriendo con “Creeping Death” os podréis imaginar la descarga.
Agotados acabamos de un festival inmenso, digno de pisar al menos una vez en la vida y muy recomendable, sobre todo si vas en familia por la diversidad de oferta que ofrece a su público.
Enhorabuena Resurrection Fest 2016, no ha estado nada mal esta XI Edición. Hay que pulir algunas cosillas, pero las necesidades básicas estaban cubiertas. Quizás lo que más eché de menos dentro del recinto fueran los precios populares en la barra y alguna que otra ducha, fuente o manguera donde poder refrescarte cuando aprieta el calor. Y fuera, más contenedores donde poder reciclar plástico y vidrio (lo que más consumimos los festivaleros son litros, latas y hielo), sobre todo a la entrada del recinto. También aumentaría la seguridad en las zonas de acampada.
Me resultó un poco decepcionante el Resucamp, cuya única diferencia que encontré fue que estaba situada más cerca del acceso principal, pero que resultan insuficientes los baños y duchas para tanta gente. Aun así, a su favor he de decir que estuvieron bastante limpios los tres días en los que estuve, con papel en el wc la mayor parte del tiempo (todo un lujazo en un festival).
Me llevo un muy buen recuerdo del paso por el festi. Me he empapado de música que me resultaba demasiado lejana hasta hace poco y he aprendido muchas cosas… sobre todo en inglés: “headbanging”, “crowd surfing”, “mosh pit”, “circle pits” y la que más me ha gustado de todas y con la que me despido hasta el año que viene: ¡“MotherFuckeeeeeer”! (saludando con los cuernos a la vez).