Llevaba mucho tiempo esperando la presentación del nuevo disco de Repion, y cuando por fin llegó el día, cuando ya les vi sobre las tablas del Black Bird de Santander presentando su “Amapola dueles”, fue para mí como cuando ves a un atleta cruzando la línea de meta en primera posición. Sentí un alivio y una relajación de dimensiones proporcionales al hecho de haber vivido una gran tensión. Era un momento que esperaba con inquietud y sabía que la noche iba a ser muy emotiva.

Pero antes que ellas (voz y guitarra y batería) y que él (bajista), salió a escena Poço dos Negros, guitarra en mano, aunque sin presentarse, menos mal que luego le presentaron Repion, debe ser tímido. Él nos dejó unas cuantas canciones de corte intimista y atmósfera melancólica.

Repion salieron al escenario del Black Bird como un auténtico vendaval (musical y emocional) destrozando todo lo que se puso a su paso. La verdad es que cuando les veo en directo me da la impresión de que debo proyectar una imagen realmente divertida, noto que abro mucho los ojos y que estoy tan embelesada que podría pasarme un elefante por encima y probablemente no me daría ni cuenta, ni sentiría siquiera el más mínimo dolor. Me dejan alucinada, para qué nos vamos a andar con tonterías.

El contraste de esa voz dulce y melódica de Marina Iñesta con la batería tan apabullante y rotunda de Teresa Iñesta me pone los pelos de punta, me parece algo hasta difícil de creer si no lo ves con tus propios ojos. El conjunto es brutal, además Diego García, el bajista, aporta al grupo a parte de su buen hacer con el instrumento, un aire de simpatía y desenfado. Se le ve que se lo pasa bien en el escenario, que saborea esos momentos únicos, se nota que disfruta enormemente viendo el efecto que causan en el público. También me gustan mucho las partes de las canciones en que los tres cantan. Y el momento en el que Teresa toca la guitarra es sin duda sublime.

Aquella noche la sala cántabra se abarrotó de gente y nadamos en un mar de sudor hasta tal punto que aun siendo Otoño, parecía Verano. Yo aguanté estoicamente en la mitad de la sala unas seis canciones, luego me tuve que ir a la barra y luego tuve que salir un par de canciones. Es cuestión de salud, no me gusta nada desmayarme cuando me pega el bajón de tensión. Aunque, finalmente, durante más o menos la última media hora, conseguí llegar a primera fila y disfrutar del espectáculo con los cinco sentidos.

El concierto de aquella noche fue intenso y largo, fue una de esas ocasiones en las que no me dejaron con ganas de más porque se explayaron de lo lindo, no nos fuimos con esa sensación de vacío y de falta de tiempo, de hacer las cosas de forma precipitada. Se tomaron las cosas con calma, haciendo las cosas muy pero que muy bien, y dejando un recuerdo exquisito. Demostraron que tienen mucho talento. Creo que no se les puede pedir más. La verdad es que desde la primera vez que les vi en directo, desde que escuché ese primer disco, supe apreciar que “tienen lo que hay que tener”. Pero al verles el otro día se me escapó la sonrisa inconsciente de los labios, esa mueca que expresa: “¿Ves?. ¡Te lo dije!”.

Aquella presentación de “Amapola dueles” nos dejó multitud de momentos mágicos, como la colaboración de una pianista en un par de canciones, la incursión de Taño Iñesta, padre de la batería y de la cantante, que se subió con ellas en un tema y las acompañó a la guitarra, también Teresa tocó la guitarra y nos enamoró con su voz más rotunda…

Y los momentos divertidos también estuvieron presentes a lo largo de toda la actuación, mientras Marina nos intentaba explicar las canciones o comentaba que no se le daba muy bien hablar en público y que aquellas presentaciones iban a ser un desastre. Para nada, todo lo que sale del corazón y del alma, queda bien, en esos momentos importa más el mensaje que la forma de transmitirlo.

“Amapola dueles” es un disco que sale de las entrañas y que a mí por lo menos me ha ganado, entre otras muchas cosas, por ese enorme respeto que demuestra hacia las personas mayores y hacia la familia. De los comentarios que más me gustaron aquella noche fue cuando dieron las gracias a sus padres por todo lo que habían hecho por ellas. Nunca llegaremos a ser conscientes del todo del sacrificio que hacen nuestros progenitores y de que somos quienes somos gracias a ellos.

Entrando ya en el tema de las canciones, comentar que en esta presentación el rojo de esa amapola tiñó gran parte del concierto, con temas como “Las flores”, “La divina señal”, “Verde recién hecha”, “La bahía” o “Ciclogénesis”. Y su anterior disco “La lágrima y la naranja”, también estuvo muy presente con “Tropezamos”, “Efecto-2000” o “De zombis”, tema con el que cerraron una brillante actuación.

¡¡Gracias Repion!!. Tenéis un futuro brillante en vuestras manos. Que esa amapola guie vuestro camino y os de mucha fuerza.