El Villa de Bilbao avanza, acudimos a la llamada de la jornada de pop rock del jueves 6 de octubre, una jornada caracterizada por la floja asistencia de público y eso que al día siguiente era festivo en Euskadi, pero muchos no dudaron en aprovechar el puente y hacer un fin de semana más largo en otras ciudades.
Sonidos dispares pudimos escuchar en los tres conciertos, diversidad de bandas y formatos que dan rienda suelta a su imaginación con un extenso abanico de sonidos, teniendo que abrir rápidamente el cerebro para asimilar su mensaje.
Los primeros en subirse al escenario, la banda del país vasco francesa, Lumi, un dúo formado por Nahia Zubeldia (voz y guitarra) y Manu Matthys (teclados y sintetizadores), con canciones de autor y sentimientos hacia los aspectos ancestrales más enraizados en la cultura vasca, con sonido folk y ritmos electrónicos en temas que llegan al alma y resurgen el sentimiento por la tierra vasca, donde el canto en euskera es cercano al folclore tradicional.
Nos presentaron los temas de su primer Ep como “Lehoi Enea”, “Erromantikoarena” o “Beleak”, sinceros, oscuros, melancólicos y con sentimiento de desolación, bajo unos registros de voz bellos de Nahia, que se entrelazaban entre la guitarra acústica y los distintos matices electrónicos de su compañero Manu.
También, en el ecuador del concierto, matizaron que eran de Lapurdi y no de Francia como indicaban las pantallas informativas.
Lumi
Los bilbaínos Heisenberg desprendieron los ritmos más variados de la noche, música alternativa que va desde el funk hasta el soul, pasando por el groove y experimentando en la mezcla, y así plasmaron en su primer Ep de cuatro temas, un surtido vivo y ecléctico con voces en falsete, dejes jamaicanos y funk, mucho funk.
Nacieron como trío, pero ahora son un cuarteto, así aparecieron en la Bilborock, con nervios iniciales tras varios problemas técnicos de su bajista con la pedalera que aparecieron en el segundo tema, “Canvas”. Luego continuaron con os temas de su Ep, “Hybris” de comienzo y “Love And Devotion” el tercero, en un tramo tranquilo y asentado.
Canciones apoyadas en dos registros de voz, su cantante y bajista, y los otros por su batería, que animaba y equilibraba la balanza, siendo fortalecidas por los ritmos más vivos del bajo y de sus dos guitarristas.
“Roll The Dice” y “Musera” cerraban una personal propuesta que nosotros etiquetaríamos entre un cruce directo de unos primeros Red Hot Chili Peppers, Muse, y canciones de Michael Jackson.
Heisenberg
Y para terminar la noche, el dúo de Cádiz, Holograma, que perfectamente se podría clasificar en la categoría Nuevas Tendencias. Nos aburrieron en exceso, una propuesta ecléctica, electrónica, secuenciada y riffs distorsionados, todo junto provocando un sonido machacón, sobre todo cuando lo unían con la pegada de la batería, bombo y platillos.
Media hora de nubes sonoras y secuencias grabadas al momento, un encuentro frenético de psicodelia y distorsión y que en muchos momentos de su actuación no la asimilábamos, eso sí, cuando utilizaban la armónica y la guitarra tirando hacia el folk eléctrico, se hacían más asumibles.
Sinceramente nos descolocaron, tendremos que alimentar nuestra vena electrónica.