Jueves 13 de octubre, nueva jornada del Villa de Bilbao en su modalidad pop rock, una noche donde el público pasó desapercibido, no llegaríamos al centenar de personas, y es que parece ser que en esta nueva edición la gente sigue sin acudir en masa salvo en contadas ocasiones.

Tres nuevas bandas que se subían al escenario de la Bilborock, una noche son sonidos folk, de garaje y psicodelia, apuntalando una muralla sonora con tonos sosegados y enérgicos con guitarras distorsionadas que no pasaron desapercibidas, quizás a alguna de estas tres bandas las veamos en la gran final que se celebrará el sábado 12 de noviembre.

La primera banda en aparecer fue Kinsale, dúo formado por dos jovencitas de Terrasa que se graduaron con un folk íntimo y acústico, también alimentaron su música con una mandolina y un pequeño bombo que era tocad por una de ellas con el tacón, dotando a sus interpretaciones con más cuerpo.

Concierto cercano donde la canción de autor fue el protagonista, con registros vocales delicados y emocionales que aparecían en las ocho canciones que interpretaron, muchas de su primer disco “Odd Stories and Twisted Minds” y alguna muestra nueva que aún están germinando y que formará parte de un futuro disco.

Nos recordaron en algún tramo de su concierto a Four Non Blondes e incluso a The Chamberines, eso sí, si ambas bandas tocasen en acústico.

Desde Gipuzkoa aparecían los segundos, Albert Cavalier, que durante los primeros segundos de su concierto nos atrapó gracias al ritmo frenético que dio a sus desenfrenadas canciones, bajo sonidos de garage y pos punk que recogen una curiosa energía.

Mantuvo en todo momento la distorsión a sus guitarras gracias a los efectos de sus pedaleras y un demoledor ritmo de pegada de batería, todo ello conjuntado en una transformación continua de cambios de ritmo, gritos y crudas guitarras que llevaban el directo viento en popa. La voz cantante se iba turnando entre los dos guitarristas, uno se marcó dos canciones y el solista las otras cinco.

De empiece, los ritmos más caóticos y melódicos como vimos en el segundo tema llamado “Contra”, un guiño hacia el brit pop para luego oscurecerse en “Desert” mientras el bajista iba cogiendo protagonismo en los coros ya en el ecuador del concierto.

Nos trasmitieron potencia ganadora, puede que pasen a la final, también la banda bromeó con ello en algunos momentos, también felicitaron a Bob Dylan por su reciente nombramiento como Nobel de Literatura dedicándole una de las canciones.

Final post punk gracias a “Zas”, también ritmos melódicos y jamaicanos en “La Casita”, extraída de su primer Ep “We Don't Fuckin' Surf”. Y para finalizar, una sesión caótica y distorsionada gracias a los sonidos más estridentes del tema “Wasted”.

El punto y final a otra noche más en el Villa de Bilbao le pusieron Ramón & The Go Go Dancer, con un cantante cabaretero, teatral y con dotes de un nuevo mesías, una actuación con sonidos de rock setentero, garage, psicodelia y rhythm & blues, un coctel personal y original.

Se metieron al público en el bolsillo desde el primer minuto con esas vestimentas hippies y el color rojo que se había pintado su cantante por la zona de los ojos, dejaron claro que venían a divertirse con esos movimientos y bailes de la voz cantante, además explicando los temas antes de tocarlos para luego ser transformados entrando en acción el teatro y la música, que parece ser que en esta banda van de la mano.

Su nuevo Ep “Bipolar”, refleja su actuación, con temas como “Flores” con esos sonidos vivos y distorsionados, “Coronel” con parte cabaretera y divertida, o “Cerebro”, muy cercanos a los inigualables The Doors. También escuchamos “Bipolar”, con algo de soul fortalecido por los teclados, al igual que “Killer Whales”.

Finalizaron explicándonos el último de los temas llamado “González”, que surgía a modo secuestro del famoso ratón, con riffs estridentes y psicodélicos que se adueñaron del caótico y enérgico tema. Un concierto difícil de definir y de olvidar, tanto para el jurado como para nosotros.