He de reconocer que venía a ver a Rat-Zinger con las expectativas bien altas después de la última edición del Rebujas, en el que se pegaron un conciertazo de padre y muy señor nuestro, y donde acabamos coreado a unos “Hijos de perra” sin preocuparnos lo más mínimo por los cántaros de agua que nos estaban cayendo encima. Bien valió el dolor de garganta durante la siguiente semana, os lo puedo asegurar.
Por supuesto, no defraudaron. Las primeras notas del “Dios salve a Ronnie Biggs” ya fueron como un machetazo en el cerebro sin la más mínima clemencia. “Dicen que soy” y “Aplastándote” consiguieron subir la intensidad hasta un punto insano a pesar de que la gente, en un principio, se mostró un pelín reacia a acercarse al escenario. Afortunadamente en “Apártate” no sólo no nos apartamos, sino que nos fundimos en los primeros pogos. Cuatro temas y ya se habían metido al personal en el bolsillo de las sotanas. La hostia. Porque los directos de Rat-zinger son tan potentes como ponerte un tiro de la droga que lleva a The Casualities y Mötorhead cortada con la euforia de tirarte del escenario. En tu canción favorita. Un puto flipe. 100% Rock and roll.
Mientras tanto en “No habrá piedad para nadie” y “Chivo loco” ya se había juntado la flor y costra en las primeras filas y estábamos empezando a acusar el calor que se vive en los buenos conciertos. Giuseppe, de Kaos Urbano, se marcó un doblete de lujo con “Únete al terror” y “L.E.Y.” y volvería a colaborar en “El kaos en mí”. Con los hábitos puestos nos dijeron “Amén” en una “Larga vida al infierno” y al empezar “Envenéname” nos llevamos los recuerdos de los progenitores de “Pinky” (nos damos por saludados y devolvemos el gesto).
“Soy un kalashnikov” es uno de mis temas favoritos, no solo por la letra: es que en directo es duro y sincero, como un puñetazo en la cara. “Narkosanto” tampoco se queda atrás, desmembrados, decapitados y con unas ganas tremendas de seguir bailando. Con estos tíos te pasas el concierto en un subidón continuo.
Y llegó Bruno Peinado y con él llegó el atrezzo. Nuestro querido quinto kotxino y King putreak por excelencia, trajo sus mejores camisas Hawaianas para lo que fue la descarga más brutal de la noche, “Rock & Roll para hijos de perra”, que hilvanó perfectamente con la descarada versión, “¿Tenéis speed?”. A esas alturas, ya con las tripas en la boca, sentimos todo el “Odio a tu puta nación”. “9 mm” puso punto y final a uno de los mejores conciertos que la madrileña sala Caracol ha tenido la oportunidad de ofrecer últimamente. |