“-Chorrean verdad-”. Así les definió el magistral Quique González, apuntándoles además, como ejemplo, no solo de los que empiezan, sino de los que llevan toda la vida. Y es que hoy por hoy, da igual si eres popero, que motero. Punky o rockero… esta Maravillosa Orquestal del Alcohol (La M.O.D.A), nos ha embriagado a todos.
5 años ininterrumpidos de canciones, carretera y conciertos, dan por concluido con estos tres actos, tres llenos, para la grabación en directo de lo que será su 5 discos (Sin contar su EP “Ojala”). Desembarcan en Madrid en lluvioso día de otoño, como invitados, The Big Bench, a priori un desconocido que a pocos os sonará, pero si le añadimos: Nothink, Minor Empires, Toundra, Moonich… y sobre todo, si le ponemos el nombre propio de Juan Blas, ya más de uno le empieza a retumbar el sonido de uno de los mejores músicos de Rock alternativo de todo el estado.
Pues sí, el creador de los Westline Studios, se ha embarcado en una aventura en solitario, en este caso con Luis López acompañándole al piano.
Yo le descubrí, tocando de invitado en un concierto de Berri Txarrak. Pensé, -“¿Un tío solo con una acústica? ¿De telonero de los Berri?, ¿Estamos locos?-” Pues vendita locura, aquello fue espectacular. Lo que hace no tener ni p… idea de música (Hoy, se un poco más, o mejor dicho, tengo más gusto). Y gracias a esa noche y escuchar sus canciones mil trescientas veces, uno deleita aun más la musicalidad de Juan Blas en directo.
Que tardaria poco en hacernos partícipes de su talento, con un señor concierto, mayúsculo, con una humildad terrible al agradecer a La M.O.D.A, la invitación. Con canciones del que será su nuevo disco, y obras de arte como "That Fire Inside" y "The man who was afraid of men" Juan Blas coloca a The Big Bench como grupo a tener en cuenta. Lástima que hayas nacido en un país de sordos, Juan toda la suerte del mundo, desde aquí, te seguiremos como tu música merece.
The Big Bench
Comparar es fácil, pero superarse es difícil. Y más cuando has alcanzado muchas y grandes metas. Hoy La M.O.D.A., se daba ese baño de masas, ese fin de gira anhelado, con tres llenos históricos. Yo lo llamaría, recompensa por hacer las cosas bien, esa marca de la casa que llevan por bandera. Pero para definirles bien, habría que ir al principio, a una noche gélida de las que Burgos acostumbra, en el momento exacto cuando unos amigos deciden hacer música, deciden formar un grupo, sin etiquetas, novedoso y sobre todo humilde.
Por qué esta Maravillosa orquesta del Alcohol ha sido humilde, desde su primer concierto hasta ahora, siempre tienen tiempo para los medios, para contestar un correo, una entrevista, una foto, una petición… Y hoy reciben un premio, el que todo músico añora, la respuesta masiva de un público incondicional.
Se sacaron de la manga (de sus camisetas de tirantes blancas) hace año y medio, un disco grabado prácticamente en la carretera, una prueba de madurez musical, un peldaño más que tiene como nombre “La primavera del invierno” (PRMVR). Un discazo que huele al tabaco de Kerouac, a la genial locura Charles Baudelaire. Que bien lo firmaría Yann Tiersen, con pinceladas de rabia que atesoraban The Clash y la mítica honradez de Eskorbuto. Bienvenidos a… (Me permito la licencia de bautizarlos como)… La generación beat de nuestra música. Que al igual que la original, de aquellos grandes literatos, nos plasma el mismo mensaje rebelde, unido a una música excelente. Y como colofón a ese disco y esos 5 años de carretera, empieza la fiesta: Suena “Nubes negras” y el delirio inicial, apoteosis que duraría la larga hora y pico, que los burgaleses tienen en su primera de estas tres noches.
La M.O.D.A
Con un set list novedoso en sus conciertos, dejando fuera canciones de su primer disco “The Shape of Folk to Come” y optando solo por temas de sus discos cruciales, en castellano; “¿Quién nos va salvar?” y el que despedimos hoy, “PRMVR”. Bien solapadas, como si estuvieran compuestas una tras otra, iban cayendo; “Amanecederos”, “Disolutos”, “Los lobos”. Mezcladas con las míticas; “Amoxicilinia”, “Hijos de Jonny Cash” ó“1932”.Directas, como Joselito “Maravilla” y su extraordinario acordeón. Radiantes, como la sonrisa de David Ruiz, lugarteniente de este maravilloso ejercito de camisetas de tirantes, de esta nueva era, de música diferente.
La noche no daba tregua y nos apuraba a uno de los mejores finales del septeto burgalés (Hoy 10 músicos, lo componían) Esta maravillosa orquesta, que bien se podía cambiar el adjetivo por el de increíble, nos regaló, una de las mejores versiones, que el que suscribe ha escuchado (Y nunca se cansará de tocar) aquella “Historia triste” de los míticos Eskorbuto. Una canción que les he pedido por activa y por pasiva, y que después de tanto verles, por fin, la interpretan en directo. Gracias por la parte que me toca ;)
Y así como llegaron, después de dos bises fundamentales para entender a esta banda (“Nómadas” y “Gasoline”), se marcharon. No antes, instantes después del concierto, colocarse en la salida para dar las gracias a todos los asistentes.
Y así se escribe una de las mejores páginas en la historia de la música del estado. Y aunque a la cita de este jueves que acabo de relatar, no vinieran ni Quique (González), ni Gorka Urbizu (Berri Txarrak)… Se os perdona todo, hasta la despedía que anunciasteis en forma de parón. Esperamos volver a vuestra senda, respirar vuestra esencia y volver a caminar junto a vosotros el que seguro será un largo viaje.