Excepcional. No se me ocurre mejor manera de definir el cartel del Festival Internacional de Jazz de Madrid de este 2016. Un elenco de artistas donde se combinan nombres consagrados de primer orden, de John Scofield a Stanley Clarke pasando por Madeleine Peyroux o Gregory Porter, y donde se cuelan algunos grandes nombres del blues como Popa Chubby o quien nos ocupa, la impresionante Ana Popovic, que en fecha única en nuestro país aterrizaba en España apenas unas horas antes del show tras ver como cancelaban su vuelo anterior, y teniendo que conseguir la organización de urgencia amplificadores, pedales y demás elementos ya que sus maletas no aparecían.
Sin embargo esto no fue impedimento para que la bellísima guitarrista de origen serbio, aunque ya hace años asentada en USA (primero en Nashville y ahora en Los Angeles) apareciera sobre las tablas del cómodo y perfectamente sonorizado auditorio del Conde Duque y con buen humor, nos apabullara con un show que llegó a las dos horas de duración, y que consiguió, aunque costó, romper la fría solemnidad de estos recintos sentados para poner a la audiencia en pie y en estado de éxtasis guitarrero.
Acompañada de Michele Papadia (teclado y hammond), un jovencísimo Stephane Avellaneda a la batería (increíble el gusto y la pegada de este músico) y el híper activo Ronald Jonker al bajo, Ana nos avisó que había adaptado su repertorio para un set más tranquilo, debido al tipo de recinto, y sin repertorio pre establecido se imbuyo en su nueva obra, un triple cd, el décimo de su carrera, llamado Trilogy y que ha grabado con diferentes productores, para navegar del blues al jazz y del funk al swing con una facilidad pasmosa y una calidad que la sitúan, sin ninguna duda, entre los nombres más importantes de la escena blues mundial en la actualidad.
Guapísima con su minifalda de cuero, camiseta de tirantes y unos zapatos de tacón atados hasta las rodillas no tardó en calentar al respetable con el inicial Ana´s Shuffle, que merced a un atasco kilométrico de entrada en la A6 escuché desde fuera del Conde Duque, y ya en el interior el ritmo funk bailable de Can You Stand The Heat. Alternó dos preciosas Strato con tonos muy diferentes, brillante para los temas más rítmicos y animados, y nasal y grave para los más bluseros. Con la primera de ellas en la primera parte del show homenajeó a los Stones interpretando Rain Fall Down y a Robert Palmer con Every Kinda People, ambas llevadas a su terreno en el tratamiento, bluseada y electrificada la primera y con un acercamiento al jazz fusión la segunda, donde brilló un perfecto solo de hammond.
Ana Popovic Band
Cuando tocaba blusear sacó el slide y nos apabulló con Unconditional, uno de los mejores momentos de la noche por su ritmo tranquilo y su sonido limpio, y cuando presentó su nuevo trabajo se soltó la melena con She Was A Doorman, un blues de manual al estilo Stevie Ray Vaughan donde se la vio cómoda y donde los dedos se movieron por el mástil a velocidad de guitar hero, o Long Road Down, que presentó como una "cowboy song" y que definía su vida al estar moviéndose, como los antiguos pobladores del oeste americano, en un constante viaje hacia el oeste. De esta parte del concierto, de nuevas canciones, me quedo con Waiting On You por su ritmo jazz que encaja perfectamente con su tono de voz. Y aquí hago un inciso para destacar la increíble calidad (y calidez) de la voz de Ana Popovic, algo que se aprecia en los discos pero en directo, era mi primera vez con ella, me quedó absolutamente alucinado hasta el punto de, en muchos momentos, olvidarme de sus piruetas guitarrísticas para disfrutar de una cantante excepcional.
El show iba de sobresaliente y la versión de Tom Waits de New Coat Of Paint, también de su último trabajo y también en clave jazz, fue la guinda del pastel, máxime cuando además la protagonista cedía espacio a sus músicos para explayarse en pequeños solos que engrandecían el tema. De aquí al final el show mutó hacia la técnica y la exhibición y perdió algo de "feeling". Ms Popovic ha formado parte de un exitoso tour de homenaje a Jimi Hendrix por los USA junto a varias mega estrellas de la guitarra como Buddy Guy, Zakk Wylde, Kenny Wayne Shepherd, Dweezil Zappa o Jonny Lang, y tiró de parte de ese repertorio, Crosstown Traffic, Can You See Me, para perderse en una maraña de solos a velocidad inhumana y pirotecnia técnica que, al menos a mí, me resultó algo vacía y masturbatoria (debe ser que soy muy tímido para el voyeurismo musical) y que, eso sí, levantaron en volandas a los presentes hacia el orgasmo musical absoluto, ni siquiera el Goin Down de Freddie King que interpretó me sacó de este pequeño estado de embotellamiento mental (demasiadas notas por segundo para mi cerebro bluesero) y me tuve que quedar con dos pequeñas treguas concedidas con Show How Strong You Are, de nuevo en plena onda Stevie Ray Vaughan, y con If Tomorrow Was Today, otra de la nuevas canciones que interpretó justo antes de regresar por última vez al escenario a tocar un desenfrenado Count Me In con el que se despidió.
Como he mencionado era la primera vez que veía a Ana Popovic en directo y disfruté muchísimo. Es una de las más grandes del género en las últimas décadas y está en un estado de forma excepcional. Ojala la podamos volver a ver en 2017 en el circuito de festivales estivales del género.