Los vikingos Amon Amarth salieron por la puerta grande en su última visita a la península, les vimos en la Sala Santana 27 de Bilbao el pasado miércoles 9 de noviembre, dentro de un tour europeo que recalaba en nuestro país con tres fechas, bien acompañados por Testament, unos aliados indiscutibles que ayudaron a colgar el cartel de entradas agotadas en Madrid y Barcelona, y en Bilbao muy cerca de conseguirlo, todo indicaba que esta gira sería especial.
Día de lluvia en la capital bizkaína, jornada laboral que hizo que mucha gente llegara a la sala con la lengua fuera tras salir de sus puestos de trabajo, además hay que sumar del gran atasco que se formó en la A8 por un accidente, mucha gente de la margen izquierda no llegó a tiempo y se perdieron gran parte de la actuación de la primera banda, algunos ni eso.
Grand Magus fueron los primeros, banda de Suecia con orientación a formaciones de la talla de Black Label Society o Clutch, y que en diciembre volverán a visitarnos. Con parte del escenario tapado y en la primera línea de fuego ante una gran pancarta con su nombre, se alinearon de izquierda a derecha, siendo el primero el cantante y guitarrista, luego el batería y por último el bajista, un trio en toda regla.
Sonidos bajo una propuesta de rock setentero y heavy metal, con las influencias palpables de Black Sabbath, también con bríos de rock progresivo bajo una música densa con una línea de bajo bien marcada, sólida pegada del batería y una descarga de riffs eléctricos marca de la casa, es decir, un groove metal que supieron llevar a buen puerto en los apenas 35 minutos de actuación.
Su último disco, “Sword Songs” salió a la palestra dentro de un sencillo set list de siete temas, una puesta de largo que intentó agradar al respetable y poco a poco lo consiguieron con esos temas tan corrosivos y dueños de un feeling emocional gracias a su cantante, Janne Christofferson, muy comunicativo y expulsando con la fuerza de sus pulmones una voz agresiva y de batalla, sobre todo en la recta final cuando aparecieron los temas “Hammer Of The North” y “Like The Oar”, en este último, presentó al resto de la banda.
Grand Magus
Una descarga viva y eléctrica se nos venía encima, allí estaban Testament con su nuevo disco “Brotherhood Of The Snake”, a pesar de no contar con mejor posición respecto a tiempo, espacio y juego de luces, pero estuvieron a la altura asumiendo su papel de banda invitada y ofrecernos un desarrollo limitado en cuanto al os recursos anteriormente nombrados, sobre todo el poco espacio disponible al igual que Grand Magus. Detrás un telón especial que hacía referencia a su nuevo álbum con imágenes de serpientes.
Rápido cogieron protagonismo con los primeros temas de la noche, los nuevos “Brotherhood Of The Snake”, “The Pale King” o “Stronghold”, llevando una batuta brutal y aclimatándose al escenario, a pesar de no contar con el mejor sonido, las voces salían embarulladas y mezcladas con el resto de instrumentos.
Chuck Billy, frontman de Testament, controló en todo momento el concierto, saliendo a escena con un micrófono en una pequeña barra, como si fuera un pie de micro corto, y que no se separó de él agarrándolo con fuerza. También los guitarristas tuvieron cierto protagonismo, muchos movimientos y saludos constantes a las primeras filas, allí había un público entregado, y es que Testament tienen un gran legado que a todo metalhead gusta, lleno de discazos y no trabajos de relleno como hacen cientos de formaciones.
Entre la selección de temas, entraron unos cuantos, de sus últimos trabajos, como “Rise Up” o “Dark Roots Of Earth”, para luego ir encajando clásicos en forma de himnos y poner la sala patas arriba ya que en directo suenan cañón y son puros quebranta cuellos, tales como “Disciples of the Watch” o “The New Order”, una buena dosis de trash metal old scholl, sólidos y equilibrados.
Las palabras de Billy hervían, llamaba encarecidamente a los circles spit de forma continuada y sin piedad, y así hasta llegar a la recta final antes de la hora de actuación, con “Into The Pit” o “Over The Wall” y así dar por finalizada la aplastante actuación con “The Formation Of Damnation”, doblegándonos por completo a sus pies, son unos auténticos jefes cuya humildad es ilimitada.
Testament
En este momento se dejó ver toda la parafernalia que tenían oculta los Amon Amarth tras retirar el telón de Testament, una media hora de preparativos antes de la salida de los vikingos, que sería la tercera vez que visitaban la Santana 27 y otra más por nuestras tierras en la desaparecida Rock Star Live de Barakaldo, y en cada cita han ido consiguiendo más adeptos, sus actuaciones suman y su status es inmejorable, están en la élite de las superproducciones en directo.
La sala se les quedó pequeña, y el escenario más, en el fondo se podía ver un súper casco vikingo como base de la batería, y al lado una serie de escalones para elevar al resto de compañeros en varias partes del concierto.
Primero apareció el humo incesante, luego la banda y por último Johan Hegg con cara sonriente, para entrar rápidamente en acción con el primero de los temas, “The Pursuit Of Vikings” un himno de batalla rodado por completo, al igual que “As Loke Falls” que nos dio la bienvenida en nuestro idioma, en euskera con un “Gabon Basque Country” (buenas noches Euskadi), un arma eficaz para meterse al público en el bolsillo y que utilizan siempre que nos visitan, como ya hicieron la última vez poniéndose una camiseta del Athletic tras asistir a un partido de tal magno equipo. Elogios tenemos para ellos sin duda, es un detalle que tengan este tipo de guiños con la tierra, como con esos “eskerrik asko” (gracias) que lanzaban entre tema y tema.
Rápidamente su nuevo disco “Jomwviking” cogió protagonismo con cortes como “First Kill”, donde el doblo bombo y las voces guturales a la par de agresivas, se dejaron notar, quedando latente el juego visual que practican y que iba a ser determinante a lo largo de su actuación, como si fueran unos guerreros antes de la lucha, un ejemplo fue “The Way Of Vikings”. Siguen una línea musical marcada y precisa, con melodías y cambios de ritmo continuos de los que siempre se han caracterizado.
Amon Amarth
Continuaron con “At Dawn's First Light” y “Cry Of The Black Birds”, canciones corrosivas y melódicas, en las que hacen participar al público animándolo a que levantase las manos. Los guerreros volvían a aparecer en escena, esta vez ataviados con unas lanzas y cogiendo posiciones en las escaleras situadas al lado del gran casco, mientras interpretaban “Deceiver Of The Gods”, consiguiendo una armonía y temática vikinga de lo más creíble.
El humo fue uno de los protagonistas de la noche, cortinas y simulaciones de niebla, haciendo la visualización más atractiva, sobre todo en los clamorosos himnos como “Sea Of Blood” , “Destroyer Of The Universe” o “Death In Fire”. Seguíamos viendo a una banda que disfruta de un gran estado de forma, se muestran sobresalientes en directo y llevan por todos los rincones del mundo la mitología nórdica transformada en canciones, una forma de vía que mira al pasado.
El concierto fue veloz a son del doble bombo infernal (buen trabajo, Jocke Wallgren), y sin darnos cuenta entramos en el final con “Father Of the Wolf”, con la salida de Loqui, dios embaucador de la mitología nórdica, también escuchamos “War Of The Gods” dejándonos sensaciones de un patrón repetitivo y fórmula perfecta, canciones con el mismo corte sin apenas atisbos de arriesgo de otros sonidos.
Y de vuelta a los tonos más festivos, brindaron con sus cuernos al son de “Raise Your Horns", una de las canciones que aparecen en el nuevo disco, entrando a filo y dando pie a "Guardians Of Asgaard" para que terminara de agotarnos, allí vimos un martillo gigante que se alzó al aire, justo en el momento de terminar con "Twilight Of The Thunder God", otro himno de batalla que dio por finalizada las hostilidades.
Conclusión, salieron por la puerta grande con aires de victoria.