"Guerra", el espectáculo audiovisual de Fermin Muguruza, Albert Pla y Raúl Fernández "Refree" llegó el jueves 15 de diciembre a Vitoria-Gasteiz y el Teatro Principal Antzokia de la capital alavesa se llenó para ver esta obra esta obra dirigida por Pepe Miravete.

Los músicos Fermin Muguruza, Albert Pla y Raúl Fernández ofrecieron en un Teatro Principal Antzokia de Vitoria-Gasteiz, en el que horas antes de la representación se colgó el cartel de "entradas agotadas", la penúltima función del musical interactivo en 3D "Guerra". Un proyecto que arrancó en 2015, que ha pasado por localidades como Zaragoza, Valladolid, Barcelona o Bilbao y que finalizó el viernes 16 de diciembre en Pamplona.

A su paso por la capital vasca los tres artistas hicieron reflexionar a la audiencia sobre la guerra y la forma en la que nos la cuentan, esas guerras humanitarias y actuales en las que se mata en nombre de la paz. Esa realidad en la que una tropa uniformada y armada es llamada "Fuerza de paz", un lugar en el que hay miles de muertes es catalogada como "Zona pacificada" y en la que un ejercito no se va a la guerra, se va a una "Misión de paz" o a un "Conflicto humanitario.

Este musical interactivo cuenta con tres personajes, el jaleado por el público gasteiztarra Fermin Muguruza encarna a "La ciudad", Albert Pla es "El soldado" y Refree (que también se encarga de la composición y dirección musical) es un músico que aparece ataviado de monje y entre ambos bandos. Entre los muros de segregación, los muros invisibles y apartheids.

Mientras la ciudad es estrechamente vigilada por las fuerzas del bien, amparadas por la bandera de la paz y la libertad, la tensión entre los habitantes de la ciudad (Fermin Muguruza) y los soldados (Albert Pla) aumenta. Se intercambian en un tono impulsivo y fantasioso reproches y muestran sus diferencias con la interpretación en directo de varios temas, el teatro, las proyecciones y los efectos multimedia.

Ironía y provocación van de la mano en este musical en el que la música ejerce como hilo conductor en una historia contada desde el lugar de los hechos y que nosotros observamos desde la distancia y sentados en un cómodo sofá. La obra trata sobre los juegos dialécticos con los que una guerra es vendida, un conflicto que pese a no ocurrir en un territorio especifico del mundo si nos traslada a lugares como Gibraltar, Lesbos, Lampedusa o Palestina.

Durante el espectáculo se busca que el espectador reflexione acerca de si, como gobiernos y medios de comunicación nos quieren hacer ver, las guerras son inevitables, necesarias y hasta heroicas. Porque entre la realidad de las guerras y la imagen que nos llegan de ellas existen grandes diferencias.

El público delibera sobre ello mientras escucha las canciones rock, dub y rap que se intercambian el soldado de una fuerza militar que llega a pacificar una población y una ciudad, mitad real y mitad de animación. Los sonidos nos acercan lo bélico y sus terribles consecuencias y vemos más allá de lo que llega a nuestros ojos mediante la televisión. Percibimos y nos planteamos esa realidad que a menudo vemos como irreal y lejana.

El escenario se divide en dos partes, en cada una de ellas se ilustran los rasgos más destacados de cada personaje y la escenografía se complementa con la puesta en escena de Refree, la utilización de efectos audiovisuales y las referencias a Gila o Star Wars, que crean diferentes ambientes e insinúan múltiples atmósferas.

Durante la hora y veinte minutos de duración de la obra, nos trasladamos hasta las tragedias humanitarias, nos ponemos en el papel de un ciudadano que vive un conflicto en primera persona y presenciamos como grandes marcas y multinacionales sacan partido del drama colectivo. El soldado a lo largo del espectáculo se va deshumanizando y se va convirtiendo en un ejército cada vez más abusivo. La ciudad se endurece, pasa de la expectación a la desconfianza y del recelo a la rabia. Al final, el enfrentamiento es inevitable.