La representación de El Acto de Parálisis Permanente pasó el sábado 11 de marzo por la Sala Jimmy Jazz de Vitoria-Gasteiz con el concierto de Ana Curra, un show que en Euskadi ya ha sido representado en dos ocasiones en los últimos años, la primera en el Kafe Antzokia de Bilbao y la segunda en el Plateruena de Durango, Bizkaia.

En esta nueva gira cuenta con la participación de Rafa Balmaseda al bajo, otro ilustre de la veterana formación que decidió unirse a este proyecto para continuar mostrando el legado de esta mítica banda que puso fin a su existencia tras el fatídico accidente de uno de sus componentes, Eduardo Benavente. 35 años después de la salida del disco “El Acto”, fue reeditado en el 2012 por Munster Records, y a día de hoy sigue en alza por aquel sonido post punk que tanto nos gusta, una obra maestra dentro de un movimiento posterior a la movida madrileña.

Esta noche, como invitados, estaban los Niños Pájaro, nueva banda liderada por Txarly Cuevas (Radiocrimen, Carniceros del Norte), que no para de sorprendernos con tanto laborioso trabajo compositivo, no tiene fin, ya sea en solitario o como frontman en cada una de sus bandas, que siempre las defiende a muerte.

Concierto de 45 minutos, presentando su disco debut “Nadie Nos Querrá!” que podéis degustar en esta dirección, son siete temas que bien escuchamos esa noche y que por tan sólo 5€ en un Ep de cartón, son tuyos.

Proyecto defendido también por otros veteranos músicos como son Mikel Biffs ex Safety Pins, o de la desaparecida formación Pop Crash Colapso. Sonidos muy cercanos a los que solía practicar Txarly con su anterior proyecto La Casa Usher, directos a la oscuridad bajo una diversidad pragmática desde las conductas humanas hasta las enfermedades terminales, temas frenéticos y melódicos que no pasaron desapercibidos.

En total interpretaron 12 temas, empezando ambientales y sintetizados con “Mala Estrella”, para luego encenderse con un avance más tétrico y punzante, “Electroshock”, tema enérgico con un Txarly pletórico como suele ser habitual, que no paró hasta que sonó la última nota del concierto, no deja de mover el micro, arrodillarse manteniéndonos atrapados por sus constantes movimientos y entrega gesticular, poniendo caras y sacando la lengua.

Arte y actitud sobre los escenarios a la mano de muy pocos, Txarly sabe muy bien como conectar con el público cada vez que se sube a un escenario, defiende sus proyectos como el que más, ya sea en pequeños o grandes escenarios, siempre que actúa, lo da todo.

Pasando el umbral de los ambientes más ochenteros con “Generación Perdida”, mostraron una serie de temas nuevos que no están alojados en su primera grabación, tales como “Planeta Gris” o “Brujas de Dublín”, imprimiendo un avance melódico con brote emocional, también, “Cenizas” y “Caras B”, acabando con un himno atracador como es “Pausa Suicida”.

Tras ellos, el público se acercó aún más al escenario en una noche de entrega total y nostalgia, todos quería ver el espectáculo y recuerdo a “El Acto”, con unos temas claves dentro de la historia del rock estatal que han marcado a varias generaciones, siendo la media de la Jimmy Jazz entre 35 y 40 años.

23 temas teníamos por delante, arrancando con la hipnótica “El Acto”, pasando rápidamente a enrabietar el ambiente con una versión de The Stooges, con ese Iggy Pop liderando la formación neoyorquina, “Quiero ser tu Perro”. Una primera parte del concierto orientada a la época dorada de los 80, con “Yo No” y “Nacidos para Dominar”, una de las caras B de los últimos singles del potente legado de Parálisis Permanente.

Pasando a presentarse bajo las primeras palabras de agradecimiento de la noche, luego, Ana Curra, dedicó el siguiente tema a Eduardo Benavente, “Te Gustará”, continuando con las dedicatorias, esta vez a David Bowie, con “Héroes”, uno de los grandes temas ideal para homenajear el legado del compositor británico.

Mientras el concierto avanzaba, Ana Curra, entre teclados y percusiones, movía el pie del micro constantemente, hasta dos veces pudo darnos en la cabeza con él, y le tuvimos que frenar para que no se cayera, más adelante le cambiaron, pero antes hicieron una pequeña artimaña para hacer contrapeso, pero no funcionó (pusieron unas pilas pegadas por debajo de la base). Cambiarlo fue mano de santo, ya no volvió a dar más guerra, mientras Ana se disculpaba diciendo “.. soy muy burra...”

Siguiendo desgarrando temas, se pusieron con “Ratas”, de su proyecto posterior de los ochenta llamado Seres Vacíos, o “Tengo un Pasajero”, hasta llegar a uno de los momentos más envolventes de la noche, su himno “Quiero ser Santa”. Entrando en el ecuador del viaje, continuaban reviviendo parte de su historia marcada por la separación y las cicatrices, continuaron con “Pájaros de Mal Agüero”, canción de su carrera en solitario o “Todo Sigue Igual”, transformando un pulso directo con el público, sin dejarnos respirar, sin tener un minuto de descanso.

Cada una de sus canciones son un sopapo directo, son temas que tras largos años ocultos, siguen radiando magia y fuerza, son carne de cañón para los grandes conciertos y frutos de una larga trayectoria... y eso que aún nos quedaba el final, un auténtico infarto musical.

Encarrilando más temas directos antes de la primera salida de la banda, pudimos escuchar “Esto no es”, compartiendo voces con su guitarrista, la única de todo el concierto a dos voces, luego “Jugando a las Cartas” y “Todo el Mundo”, más la versión de Eskorbuto “Adiós Reina Mía”, pidiendo perdón porque tenía en mente preparar una de Cicatriz pero no tuvo suficiente tiempo para que quedara bien, si lo llega a hacer, la capital alavesa arde esa noche. Terminando con otro de sus himnos y que hoy en día está de actualidad, “Unidos”.

Dejándonos empapados en sudor con ese final explosivo y que nos quedará para el recuerdo, el paso de Ana Curra por la Jimmy Jazz tardaremos en olvidar, una gran noche donde el sonido fue de sobresaliente.

Y para el final, se guardaron en la chistera “Adictos a la Lujuria”, un himno batallado por los Parálisis, también “Autosuficiencia” y el huracanado “Un Día en Texas”, inmortalizando ese legado de canciones que desgraciadamente no llegamos a vivir, pero para eso sirven estas giras de reunión, para recordar tiempos mejores.