Concierto de altos vuelos el vivido el pasado sábado 8 de abril en la sala HellDorado de Vitoria-Gasteiz. De nuevo tuvimos el honor de recibir una nueva gira de los británicos The Brew.
Para calentar motores, junto a ellos vino el dúo brasileño Phantom Powers, que nos demostró que, a veces, menos es más. La gente quedó encantada con la descarga de estos dos músicos y su actitud cercana y canallesca. Su rock con toques de garaje, country e incluso punk nos puso a bailar y a no pensar que aún quedaba el plato fuerte de la noche.
A destacar temas como “Chicken Pie”, “Man on the jungle”, “Guitar Gun” o la versión de “Viva Las Vegas” que puso broche a un concierto en el que derrocharon calidad y desparpajo a partes iguales. |
The Brew son ya unos viejos conocidos, a pesar la corta edad de dos de sus componentes, Jason Barwick a la guitarra y voz y Kurtis Smith a la batería, que editan discos de gran calidad y completan giras europeas desde antes incluso de cumplir la veintena, algo sólo al alcance de los grandes músicos. Completa el power trío Tim, padre de Kurtis, al bajo.
Nos presentaron su último álbum de estudio, que como es costumbre nos devuelve a esos sonidos setenteros lejos de artificios al más puro estilo Zeppelin o Hendrix, pero con ese toque tan brillante del rock británico contemporáneo con el que ellos dotan a sus composiciones. Un conjunto de temas nacidos para ser llevados al directo, que es sin duda la especialidad de la banda. La entrega es total desde que pisan el escenario de la HellDorado, y los saltos, los cabezazos y la interacción con las primeras filas se van turnando a medida que el show avanza. “Johnny Moore”, “Knife Edge”, la que da título al disco, “Shake the tree”, o la sobrecogedora “Without you” han tomado lugar perfectamente dentro del set de sus directos, junto a los ya clásicos “Every gig has a neighbour”, “Sirens of war”, “Master and the puppeteer”, “KAM”, o “A million dead stars”, por citar algunas.
No faltaron momentos como Jason tocando su guitarra con un arco de violín, o el solo de batería de Kurtis soltando las baquetas y tocando con sus manos, que, si bien se han convertido en sello de identidad de sus conciertos, quizá se antoja como algo repetitivo para quienes ya contamos con las dos manos las veces que los hemos disfrutado en directo, y podrían darle otra vuelta de tuerca en pos de incorporar algo inédito en sus shows, que, por otro lado, son soberbios.
Este trío representa a la calidad hecha música y llevada sobre un escenario. La manera de hacer fácil lo difícil. De que lo que escuchas está ejecutado a la perfección, cuando los tienes desmelenados a dos metros de tus ojos. Una increíble base rítmica formada por padre e hijo (grandísimo baterista), sobre la que se luce un virtuoso de la guitarra y de unas melodías vocales cada vez más consistentes. Son unos auténticos reyes de los “pequeños” aforos, y sólo les falta dar con el botón mágico o con ese toque de oportunismo que los coloque entre los grandes. Al menos un par de escalones más arriba, que es donde merecen estar. Mientras tanto, nosotros seguiremos acudiendo a sus shows siempre que pasen por nuestra ciudad y avisando a nuestros amigos de que si no van se perderán un gran concierto de ROCK. |