La semana santa no suele una época del año propicia para grandes conciertos, pero este año parece que las cosas han cambiado y el Escenario Santander nos volvía a traer al mítico Uli Jon Roth.

El pasado año, el genial guitarrista volvió a regrabar su mítico “Tokyo Tapes” de su paso por Scorpions y que el próximo año cumple 40 años; de hecho, por lo que esta gira venia con el nombre de Tokyo Tapes Revisited, aunque el guitarrista ya se encargó en las entrevistas de dejar claro que ni iba a tocar entero dicho disco y que habría piezas ajenas al disco.

Reconozco que era muy pesimista con la afluencia de gente a este evento, sobre todo teniendo en cuenta las anteriores experiencias con artistas de este calibre y por ser las fiestas que eran, pero al final hubo una entrada que podemos considerar como decente.

Tras una larga espera sobre el horario de apertura, a eso de las 22.00, comenzó una actuación, que de entrada diré que fue memorable.

Ya desde las primeras notas de “All night long” se vio a la gente muy entregada y a los cinco músicos que acompañan a Uli Jon Roth sabiendo de su papel secundario en el escenario, pese a su calidad; y es que todos están pendientes de lo que hace y pide el gran Uli.

Tras la citada canción, llegó “Longing for fire”, que, aunque no aparecía en la edición inicial, sí que fue incluida en la revisión del pasado año y en la que nos dimos cuenta del gran parecido de la voz del cantante con Klaus Meine.

Si hasta el momento estábamos viendo un buen concierto, todo cambio cuando sonó “The Sails of Charon”, tema que nos hizo a todos sumergirnos en el místico mundo de Uli, mientras interpretaba la canción con una calidad y delicadeza magistrales.

Tras esta magna canción, llegó el momento para que Uli nos demostrará sus dotes como cantante en “Sun in my hand” y, aunque donde brilla es con la guitarra, su voz no me pareció para nada mala, dentro del rollo que quiere trasmitir.

Cuando fue presentada “We'll burn the sky” aquello se vino abajo, con el cantante emulando al vocalista alemán y el guitarrista llevándonos de nuevo por esos parajes a los que sus música parece llevarnos. Solo por oír esta maravilla ya merecía la pena venir.

Si hay un tema que puede describir lo que nos produce la música de Uli sería el de  la siguiente canción, “In trance”, otro temazo de esos que te ponen la carne de gallina y que fue muy aclamada por la gente, entregada totalmente a la magia del artista.

Llegó el momento en el que el músico saca su guitarra de dos mástiles para interpretar “Rainbow dream prelude”, una preciosa pieza instrumental que sirvió como preámbulo de la impresionante “Fly to the Rainbow”, que de nuevo nos evocó, con sus sonidos, imágenes de lugares remotos y que terminó de manera apoteósica, con un Uli totalmente desatado.

En “I've got to be free”  interactuaron  con el público y una vez más el cantante demostró su valía, así como el resto de los músicos, que fueron presentados durante esta pieza que se prolongó para tal fin. Destacaré especialmente al otro guitarrista que se hizo un concierto impresionante.

De nuevo llegó el momento de que Uli demostrase sus dotes como cantante con el tema “Dark Lady”, en donde las luces, que jugaron un papel importante en buena parte del concierto, nos hipnotizaron, agudizando ese ambiente sicodélico que la canción nos quería trasmitir.

Tras este tema, el grupo se despidió, con todos los músicos saludando, llevándose  una ovación atronadora; sin embargo, no se movieron del escenario porque el espectáculo aun no había acabado

Y así nos encontramos con “Pictured life”, ese temazo tan representativo de los Scorpions de los 70 y que fue muy aplaudida igual que “Catch your train”, la última canción que sonó de época del genial guitarrista en dicha banda.

Para el final nos dejaron dos perlas autenticas cantadas por Uli, como fueron el “All along the Watchtower” de Bob Dylan y que también interpreto ese genio llamado Jimi Hendrix, de la que sonó su inmortal “Little wing”, con el que se despidieron de todos nosotros dejándonos un fantástico sabor de boca.

Sin duda alguna, este fue de los mejores conciertos que se han dado en el Escenario Santander, con una banda que con solo 14 canciones en menos de 2 horas fue capaz de emocionarnos hasta límites que ni sospechábamos y eso que yo ya le había visto en su anterior visita, pero, por lo que sea, esta noche fue mágica.

Además, y para ganarse ya el Olimpo, nada más acabar se bajo al puesto de merchán a firmar todo lo que le daban y a sacarse fotos con todo el que se lo pedía mientras hubo gente. Humildad y sencillez en un maestro del que deberían aprender muchos, tanto en lo uno como en lo otro.

Sin duda alguna, si vuelve por estas tierras volveré a verlo y te aconsejo que hagas lo mismo, si te gusta el rock, claro.

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