Por motivos laborales no pudimos acudir a la jornada del jueves del Viñarock (perdiéndome a mis queridos Riot Propaganda con todo el dolor de mi corazón) y un poco más y debido a la (des)organización casi nos perdemos también la jornada del viernes. Después de salir pitando del centro de la península, en hora punta, con puente general y puentazo en Madrid, nos comimos de postre operación salida y de merienda la operación llegada. Controles brutales y un montón de gente intentando llegar a la vez. Comenzaba la aventura del Viñarocker. Lo malo, que adiós Mamá Ladilla, nos veremos de nuevo en ese súper Musical “Arrea” que estáis haciendo en el Teatro Luchana y que aprovecho de nuevo para recomendar.
Cuando conseguimos acreditarnos (nosotros con suerte tuvimos ambas acreditaciones bien, los compañeros de otros medios no corrieron tanta suerte y tuvieron que esperar aún más hasta desfacer estos entuertos) hicimos la visita de rigor a la sala de prensa y ¡oh! ¡sorpresa! la entrada desde la parte superior a los fosos de los escenarios grandes estaba restringido: sólo podías bajar por las escaleras de acceso si te acompañaba alguien de la (des)organización. Como los niños chicos para cruzar la calle.
Eso sí, si eras de la TV te daban el +18 y podías subir y bajar por donde te viniera en gana. Mientras seguíamos esperando (cagándonos en todo como os podéis imaginar) estaban Che Sudaka en el escenario Negrita y nosotros de culo (el del escenario) y contra el viento (racheado). Desafortunadamente al llegar abajo la (des)organización nos obligó a salir por el foso hacia el público y cuando quisimos volver a entrar nos dijeron que no se podía volver a entrar por allí y que diéramos la vuelta por los otros accesos de prensa.
Vamos, un mareo. A la tercera vuelta al foso y tras sortear todas las pruebas de este humor amarillo tan particular (borrachos, pedoflas y el chino cudeiro con tutú rosa y antenas de mariquitas rojas), los Lendakaris Muertos ya habían saltado al escenario y el personal de seguridad se afanaba en sujetar las vallas que, otro año más, habían volcado. Debe ser el Sex Appeal de Aitor Ibarretxe o la efusividad de los fans para con su nuevo Oso Panda, "si los Maiden tienen a Eddie, nosotros tenemos a Edu". Pues encantados de conocerte, sólo espero que tanta caída de vallas no se lleve por delante a alguien que está empezando a ser algo habitual y al final vamos a tener un disgusto. |
Como la lluvia no remitía y el calor abandonaba el cuerpo nos refugiamos de nuevo en la sala de prensa a secar los chubasqueros y a sentir una mezcla entre rabia y vergüenza por los pobres que seguían bailando bajo la lluvia. Aún no puedo entender como tras un buen puñado de ediciones en las que el viñarock ha sido más viñabarrock que otra cosa, la (des)organización en vistas de las altas probabilidades de lluvia de este año, no se ha agenciado unas buenas carpas para cubrir más partes de los escenarios grandes. Ya no digo todo, pero vamos, que lo mismo es una posibilidad.
Otra posibilidad habría sido intentar solucionar el tema de las piscinas municipales que se habían montado ahí abajo. Y sí, digo piscinas porque eso era tan grande que ya no se le puede llamar charco. De hecho, los más descabellados se dedicaban a cruzarlas bailando como Gene Kelly, sin farola, sin paraguas, pero con una cantidad de lluvia que ríete del diluvio universal.
Aproveché el concierto de Boikot, que durante la mañana habían presentado el corto de Alberto Pla “Jarama” y que ya deberíais haber visto, para dar una vuelta por el recinto. Chubasqueros, Katiuskas y Rocanrol. Cuando me quise dar cuenta estaba en envuelta en un mar de dudas: Canteca de Macao, Mägo de Oz, Atupa, Green Valley… “Hecho, es simple”, si la banda de El Prat anda celebrando el 20º aniversario de su primer disco con un regreso a los escenarios es buen momento para esconder los pelos de colores bajo la capucha y disfrutar de un señor conciertazo como el que se pegaron.
Como durante casi todo el festi la lluvia intentó aguarnos la fiesta así que en lugar de acercarme a ver a Banda Bassoti y The Real McKenzies decidí buscar refugio en la carpa de Dub entre gente más o menos seca y con cara de felicidad. A última hora llegó lo difícil, ir a dormir, pero del camping, accesos, baños y el resto de instalaciones mejor os lo cuento en el resumen de los próximos días. |