Recuerdo que cuando Jorge Insonoro me comentó su idea de traer a Hamlet a Santander tuve muchas dudas de la respuesta de la gente, ya que la última vez que les vi hace casi 4 años en Comillas, la respuesta de público fue mucho menos de lo que una banda de esta trayectoria se merece.
Sin embargo, esta vez sí que hubo una buena respuesta de gente, llegando al lleno total y es que desde hacía semanas se veía que había ganas de Hamlet. Y eso coincidiendo con otros eventos metaleros no muy lejos de allí.
Para esta ocasión, y aunque se sale de nuestra forma de actuar, esta fiesta Insonoro 10.2 no iba a tener más protagonista que a los madrileños, ya que queríamos que fuese su fiesta y por eso no hubo teloneros.
Personalmente, he de reconocer que tenía muchas ganas de ver a Hamlet porque, aun habiendo hecho grandísimos conciertos las otras veces que los vi, quería uno de esos que no te los quitas de la cabeza.
Al acercarme a la sala, pasada la hora que se había fijado de apertura, me encontré una cantidad de gente esperando como nunca había visto en dicha sala; la apertura de puertas se retraso, debido a la demora en la prueba y demás, que hizo que el concierto también se retrasase.
Pasadas las diez de la noche y con la sala que no cabía un alfiler, repleta de gente sobre todo en torno a la cuarentena, subió al escenario el quinteto madrileño, que, sin haber tocado una sola nota, tenía a todo el público en el bolsillo.
Arrancaron con dos perlas de aquel denominado disco negro de Hamlet, llamado como la banda y editado en el 2002, del que interpretaron primero un “Limítate”, que abría dicho trabajo, y luego “Vivo en él”, con un Molly que no paraba ni un instante de subirse por todos los lados que podía.
Tras agradecernos nuestra presencia, llegaba el turno de un par de temas de su última referencia “La ira”, de hace dos años, sonando primero “Imperfección”, para seguir con “Mi religión”, con la banda dándolo todo y la gente entregada totalmente.
Hamlet
Si hasta entonces estábamos escuchando muy buenos temas, ejecutados con una solvencia fuera de toda duda, ahora llegaba el turno de uno de los temas más queridos de la banda, “Antes y después”, de su exitoso “Insomnio” de 1998. ¡¡Cuantos recuerdos se agolparían en aquel momento en la cabeza de los presentes!!
Llegaba el turno de recuperar algo de su anterior disco, Amnesia del 2011, y de eso se encargó un “Deja vu”, que me gusta por esos aires stoner que nos deja la canción, tras la cual Molly tuvo algún problemilla con el retorno de su micro, rápidamente solventado.
De vuelta a su actual trabajo, era el turno de “Lamento”, un tema muy cañero que abre su último disco y que demuestra la contundencia de su base rítmica, para, tras agradecer la organización de este evento y arremeter contra la poca profesionalidad de organizadores que cancelan eventos sin previo aviso, interpretar “Ser o no ser”, también de su ultimo plástico.
Vuelta al pasado, concretamente 21 años atrás, para que sonase ese temazo que es “Egoísmo” de aquel “Revolución 12.111”, disco muy importante en la trayectoria de la banda, para avanzar hacia “Insomnio” e interpretar “Muérdesela” en la que la banda animó a hacer un pogo hacia el final de la canción.
Ya he comentado que la banda tenía a la gente totalmente entregada, pero es que, si había alguien con dudas, la banda con su magistral concierto las estaba disipando y nos iría llevando paso a paso hacia el éxtasis con temazos como “Dementes cobardes”, también de su disco del 1998.
Tras de nuevo agradecernos nuestra presencia, nos dedicaron “Denuncio a Dios”, de aquel “El infierno” del 2000, en la que consiguieron que toda la sala se sentase para botar todos a la vez la orden de un Molly que había atravesado toda la sala.
Tocaba un nuevo paso por “Insomnio”, concretamente para tocar ese temazo que es “Tu medicina”, otro de los que no pueden faltar en su repertorio, para, tras presentar a los integrantes de la banda, interpretar “Un mundo en pausa”, de su disco del 2011.
Supuestamente, era el concierto había acabado y era hora de los bises, pero para no perder tiempo la banda ni se bajo del escenario y de esta manera interpretar “Imaginé”, la única aportación de la noche de aquel “Siberia” del 2005.
Hamlet
Es curioso como la banda ha dejado fuera de su repertorio los dos discos que publicaron en la segunda mitad de la década pasada, pero, teniendo en cuenta la calidad de las nuevas composiciones, nadie los echo en falta.
Cuando Molly nos dijo que iban a tocar una muy reciente y nos pidió que dividiésemos la sala en dos, ya suponíamos que nos venía una buena y así fue: era el momento de “Irracional” de aquel “Sanatorio de muñecos” de 1994 y que supuso el primer paso en el que sería el sonido clásico de la banda. Lógicamente provocó la locura entre los presentes.
Locura que no paró ya con su tema bandera “J.F.”, la canción quizás más conocida de la banda y con ya todo el mundo dejándose las últimas fuerzas porque sabían que el concierto estaba a punto de acabar, con un Molly que no paró de saltar de un lado a otro en el final del tema, mientras la banda acompañaba al cantante en cada salto.
Y así terminaba este autentico conciertazo que dio Hamlet, lleno de intensidad, muy buenos temas y calidad a borbotones, que emocionó a la variada concurrencia que llenó la Black Bird de Santander.
A la salida, sólo se oía a la gente palabras de emoción y agradecimientos a Insonoro por haber traído a Hamlet a Santander y es que la de esta noche será una de esas noche que permanecerá grabada en la memoria de los asistentes.
12/05/2017 
Txutxy Cano 
Black Bird, Santander, Cantabria
