El último de los grandes conciertos que ha estado organizando la Asociación Cultural Octubre durante este mes, era el concierto de los cántabros Pandemónium Light junto a los alicantinos Konsumo Respeto.

A los alicantinos los había descubierto hacia casi diez años en el primer Limoneru Rock de Novales y, por diferentes razones, no los había vuelto a ver y es que, si no me falla la menoría, no habían vuelto a recalar por tierras cántabras.

Para abrir la jornada estaban los chicos de Guarnizo, Pandemónium Light, una banda con cerca de 25 años de existencia, con 4 trabajos publicados y que últimamente se prodigan muy poco en directo, con lo que esta era una buena oportunidad de poder verlos en directo.

Con poca presencia de público aun, arrancaron el concierto los cántabros con su conocida “Gente”, un tema de sus inicios, para seguir con la más reciente “¿Dónde vas?”, de su anterior disco, viéndose de esta manera el contraste entre las antiguas canciones y las nuevas.

Aun más nueva es “Neveras vacías”, de su “País de pandereta” de hace 2 años, antes de lanzarse a su habitual versión del “Buscando mirando” de Leize, los cuales una semana antes habían puesto patas arriba ese mismo lugar.

Una nueva visita a su lejana maqueta nos llevo a “Estado puta mierda”, en el que, como ellos mimos dijeron, seguimos 20 años después, antes de regresar a su más reciente trabajo con “La horca”, que ya se ha convertido en un clásico.

Hicieron un pequeño homenaje a Manolo Kabezabolo uniendo “Véndemelo” y “Anarkia”, para, tras afinar Javivi, seguir con “Youbreken brindares” de su anterior referencia. Otro de los temazos de su última obra es “Sin techo”, para, sin dejar su actual trabajo, interpretar “Esperando la hora”.

Como cada uno vive como le da la gana, era el turno de “Rasca y pica”, para retomar a sus orígenes con “Antidisturbios” de su primer plástico. Si es cierto que no éramos muchos los pendientes del concierto, no lo es menos el que nos los estábamos pasando muy bien, pero sabíamos que aquello encaraba la recta final, como bien anunciaron antes de “Tiene que arder”, el tema que abre su fantástico último lanzamiento.

Antes de terminar su actuación, hubo tiempo para dos versiones: la primera del “Alimañas” de Envidia Kotxina, antes de interpretar su habitual “¿Y ahora qué?” de  La Polla Récords.

Y así, tras menos de una hora de actuación acababan los de Guarnizo, haciendo un muy buen concierto, aunque con poco apoyo desde abajo y algún problemilla con la guitarra de Javivi. Por lo demás, solo esperar verlos más a menudo y que sigan haciendo canciones tan buenas como las de sus últimos trabajos, con muy buenas letras.

Se han tomado esto con más seriedad desde hace un tiempo y se nota en sus directos.

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Mientras esperaba el cambio de grupo, me acerqué al puesto de merchán que los Konsumo Respeto habían traído para curiosear y me encontré con la agradable sorpresa que no tenían un precio marcado, sino que, como ponía en un cartel, agradeciendo nuestra asistencia, cada cual fijaba el precio. Curiosamente, casi todo el mundo se llevo algo.

Tras sonar una intro, los alicantinos arrancaron con “Delirios de grandeza”, el tema que abre su reciente “Recaída”, el disco con el que han vuelto tras estar algún tiempo fuera del circuito. Sin pausa, siguieron con “Un par de alas”, de su primer disco ya de hace 15 años, antes de interpretar “Un mal día”, de su “Elige la ruina” de hace ya 6 años.

Tras anunciarnos que venían presentando su nuevo disco, llego el turno de “La ilusión de Cotard”, para, tras saludarnos, sonar un trozo del himno de Escocia que precede a “The Last Drop”, ambas del citado disco.

De vuelta al pasado era el momento de “Me desespero”, que aparecía en su segundo disco, “Si te he visto no me acuerdo” y que provocó que toda la gente cantase con el grupo. Tras sacar una botella de Jägermesiter e invitar a un trago a todo el que quisiese, interpretaron “Elige la ruina”, que aunque así se titulaba su anterior disco, viene presente en su último disco, lo que es habitual en la banda, y que es un tema muy guapo.

Quizás la canción que más me ha gustado de su último trabajo sea “Día gris”, un tema de esos que se te graba en la cabeza y con un estribillo muy coreable.

Como nos dijeron, hacía mucho tiempo que no aterrizaban en Cantabria y, tras comentarnos lo del merchán, llegó el turno de “Una noche más”  de su primer disco, tras lo que dijeron el placer que habían tenido de compartir escenario con los Pande  y, además, reencontrarse con viejos amigos, antes de regresar a su actual obra en “La ciudad sin nombre”.

Aunque la banda estaba sonando genial, la gaita estaba dando ciertos problemas, lo que hizo que tuvieran que improvisar un par de canciones que no estaban en el repertorio mientras se solucionaban los problemas, y así sonaron “Nunca sabrás”, de su tercer disco “Como te iba diciendo” y que gusto mucho y “No cuesta nada” de su primera obra.

Aun sin solucionar el problema con la gaita, llegó el turno de “Fantasmas”, de su último disco consiguiendo animar a la poca gente presente, para seguir, ya solucionados los problemas, con “Otro tren” de su anterior trabajo.

Sin dejar su anterior trabajo, interpretaron la canción que lo abría “Aquí y ahora”, que me gustó mucho, para volver a su segundo disco con “Me pregunto donde estas”.

Tras agradecer a la Asociación Cultural Octubre, que, como ellos dijeron, les gustaría que hubiera algo parecido en su tierra, llego el turno de “Escoria”, de su anterior obra.

El concierto estaba siendo muy dinámico e intenso, y tras un breve solo de batería, llegó el turno de “El rayo que no cesa”, también de su anterior trabajo, para seguir con “¿Quién soy yo?” de su segundo disco y que fue muy bien recibida.

Llegábamos a la recta final del concierto, pero antes llegaba el turno de la canción que abría su primer disco, “Herida de guerra”, una de las que más me gusta y quizás de las más populares de la banda, antes de despedirse de todos y agradecernos nuestra presencia con “Ahora que se ha ido el sol.”, que abría su segundo disco.

Muy buen concierto de una banda que supone ganarse a la gente, pese a las dificultades que sufrieron, pero los alicantinos demostraron mucha profesionalidad  y su mezcla de punk y folk supo convencer a los presentes en su hora y media de actuación.

Y con el buen gusto de las actuaciones vividas esta noche y el amargor de la escasa presencia de gente, abandoné la nave que ha sido punto de encuentro durante estas últimas semanas. Seguro que después del verano la gente de la Asociación nos sigue trayendo más conciertos. Allí estaremos para contarlo.

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