Sin duda el evento del año en Cantabria en el mundo del rock duro y el Heavy Metal era la visita de los germanos Scorpions a la ciudad de Torrelavega, dentro del programa de actividades que están teniendo lugar con motivo del año Jubilar Lebaniego. En la crónica de los finlandeses H.I.M. ya di mi opinión sobre estos actos así que no volveré a valorar dicho asunto.

Una de las cosas que me llamó la atención, cuando en el mes de febrero se anunció dicho concierto, fue el que se criticase que, como en el 2006, tocasen Scorpions en vez de otra banda, señalando la falta de originalidad en la propuesta a la que se tachó de conservadora. Respetando todas las opiniones y que probablemente sea cierto que las autoridades tiraron de lo conocido y que funcionó en su momento, no es menos cierto que una banda de este calibre no pasa por nuestra tierra todos los días, con lo que era ocasión de disfrutar de lo que teníamos y no de lamentar lo que no tenemos.

Parece mentira que a estas alturas y a medida que se acercaba la cita, mis nervios iban creciendo y no dejaba de pasar cada vez que podía por las inmediaciones del Nuevo Malecón para ver como se estaban desarrollando los trabajos y que nos íbamos a encontrar en la jornada de ese miércoles 12 de julio.

Y por fin llegó el día y una vez me dirigí al recinto, pude observar un ambiente de los grandes eventos ya que media hora antes de que se abriesen las taquillas ya había largas colas para acceder a las diferentes secciones en que estaba repartido el recinto, cada uno con su precio correspondiente. Algún día habrá que hablar sobre este asunto.

Las pruebas de sonido retrasaron la apertura de puertas en unos veinte minutos, aunque, afortunadamente, esto no impidió el normal acceso al recinto, así como que el evento se desarrollará según los horarios previstos.

Los primeros en actuar era la banda local Aranea Adventus, que se encontraba ante un gran reto, ya que iban a actuar ante una cantidad de gente mayor que la que acostumbran y, sobre todo, ante un público que, mayoritariamente, no los conocía.

Con la introducción de “Introd Terra Vitus”, fueron saliendo uno a uno y, para mi sorpresa, para esta ocasión contaron desde el principio con la presencia en los coros de Sybil, batería de Evil Is A Queen, que ya les había acompañado en el Lábaro Metal durante “El llanto del Lábaro”. Ignoro si este hecho será algo puntual o definitivo.

Tras tomar posiciones, arrancaron a toda caña con “Cabalgando”, una canción que es muy directa y que consiguió enganchar poco a poco a la gente que aun estaba a la expectativa.

Como suele ocurrir en este tipo de eventos, los medios que les dejaron eran los justos y se notaba que no tenían la potencia de la que si gozarían las otras dos bandas, pero a ellos eso no les iba a achicar y, tras saludar a los Heavys presentes fuesen de donde fuesen, siguieron con “Doncella de hierro”, con la banda dándolo todo y en la que la presencia de Sybil se notó bastante. Hacia el final de la canción, Teddy, uno de los  guitarristas de  la banda, tuvo un problema con la guitarra, pero que, afortunadamente fue solventado con prontitud.

Tras recibir mucho aplausos de los presentes, era el turno de escuchar “Fuera de la ley”, su homenaje a Galeón, que, en este recinto y siendo una histórica canción del metal en Cantabria y especialmente de Torrelavega, emocionó a los que décadas atrás sentíamos esta canción como nuestra. Un autentico himno.

Su tiempo era limitado, como nos dijeron, y era el turno de escuchar “Noche de Heavy Metal”, que describe lo que puede pasar en noches como la que estábamos viviendo en esa jornada.

Pero aun nos faltaba la traca final a modo de “El llanto del Lábaro”,  para la que José a la batería, Teddy a la guitarra y coros, Sybil a los coros, Murray al bajo y Lolo a la guitarra y voz, contaron con la presencia a los coros de Bubu de Balance, Raúl de Emboque y Suso de Drakan, así como a Mario de Hibernia a los teclados. La emoción que nos embriagó a los que conocemos la canción, fue indescriptible, gracias a una colosal interpretación por parte de todos, cada uno en su papel, aunque he de reconocer que me maravilló la interpretación de Suso, que no había estado presente cuando fue interpretada en el Escenario Santander.

Y así, tras poco más de 35 minutos, se acababa la actuación de unos Aranea Adventus que supieron aprovechar esta oportunidad, haciendo lo que mejor saben hacer: Heavy metal de toda la vida y dejando una actuación tan brillante como inolvidable.

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Siguiendo el plan y el horario previsto, a las 21.00 salían a actuar los renovados Avalanch, cuya vuelta ha generado mucha polémica meses atrás. Lo cierto es que teníamos ante nosotros a una banda formada por unos músicos increíbles, capitaneados por Alberto Rionda.

Precisamente, sería el guitarrista el que dio el pistoletazo de salida con la ejecución de “Santa Bárbara” a modo de introducción instrumental y dejando ver, ya de primeras, la gran calidad que tiene.

Ya con toda la banda, comenzaron a ejecutar “Tierra de nadie”, dejando bien a las claras la enorme virtud musical de todos los integrantes, con un Mike Terrana colosal en la batería, un brillante Jorge Salan a las guitarras, un simpático Magnus a los bajos y un efectivo Manuel Ramil a los teclados. Mención aparte merece Israel Ramos, que supo dotar de su propia personalidad a canciones que no fueron creadas para él y demostrando que tiene dotes más que suficientes para estar en esta gran banda.

Tras recibir una gran ovación, siguieron con “El ángel caído”, el tema que da título a aquella obra que seguíamos rememorando y que se publicó originalmente hace 16 años, suponiendo el momento de mayor popularidad de la banda, pero que ha sido grabado hace pocos meses por la actual formación.

Se apreciaba ya una notable mejoría en el sonido en relación a la banda anterior y eso se pudo apreciar al sonar una de las piezas más queridas de este trabajo: la colosal “Xana”. Fue muy emocionante poder escucharla y sentir como se me ponía la carne de gallina. Sin palabras.

Seguíamos con el disco homenajeado y tocaba el turno de “Corazón negro”, en la que pudimos ver un duelo de guitarras con dos de los mejores guitarras del estado demostrando su destreza.

Poco después llegaba el momento de ese gran medio tiempo que es “Delirios de grandeza”, con otra de esas letras tan brillantes que nos acostumbran los asturianos y con un Terrana demoledor.

Como su vocalista nos anunció, era el momento de bajar un poco el pistón y, para ello, nos deleitaron con esa sensacional balada que “Antojo de un Dios”, última canción que sonó de “El ángel caído” y donde Jorge Salan estuvo magistral, siendo muy aplaudida por los presentes.

Cambiamos de época, y nos vamos hasta el 2005 cuando se editó aquel disco llamado “El hijo prodigo” que contenía temas como “Papel roto”, un auténtico temazo aunque quizás no sea de los más populares de la banda.

Sin dejar dicho disco, llego el turno de “Alas de cristal”, de las más populares de la pasada etapa de la banda y que fue ovacionada por todos los presentes.

El tiempo de los asturianos se acababa, pero aun nos quedaba una canción por oír, “Lucero”, canción que abría aquel disco del 2003 llamado “Los poetas han muertos” y que supuso un nuevo giro en la trayectoria de la banda. Destacar, una vez más, lo bien que han congeniado ambos guitarristas, que nos volvieron a dejar otro magistral duelo.

Terminaba así el turno de unos Avalanch que nos dieron un concierto espectacular en todos los sentidos y que se nos paso en un suspiro y es que, digan lo que digan, había mono de ver a una de las bandas más import5anes de la historia del Heavy Metal estatal.

¿La única pega? Que una hora de Avalanch nos supo a poco, así que esperemos verlos muy pronto, porque son de las bandas que nunca defraudan y lo dice alguien que los ha seguido desde  sus inicios.

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Si lo que habíamos visto hasta ese momento era grandioso, lo que nuestros ojos y oídos estaban a punto de disfrutar era algo inolvidable. Mientras se iba preparando el escenario, se desplegó un telón con el cartel conmemorativo de esta gira de los Scorpions, llamada “Crazy World Tour”, y que hizo que los presentes gritasen de admiración y mientras crecía la tensión que genera los momentos previos al concierto.

Y de repente, empezó a sonar una introducción, mientras por las dos pantallas laterales, que hasta ese momento habían permanecido apagadas, y la central detrás de la batería se empiezan a emitir imágenes y cuando nos queremos dar cuenta ya tenemos al quinteto sobre las tablas a ritmo de “Going out with a bang”, la canción que abre su último disco “Return to forever”, del 2015.
Mientras sobre las pantallas podemos ver las bandera del estado español, suena “Make it real”, canción muy ovacionada de aquel disco de 1980 llamado “Animal magnetism” y en la que la pareja de guitarristas ocupan la pasarela central que les acerca a los espectadores de la zona VIP.

Si hay un disco clave para entender la fama de los germanos es “Love at first sting”, que se abría con “Bad boys running wild”, canción muy aclamada y muy querida por la gente, tanto que vimos a un grupo de seguidores con camisetas con cada una de las palabras que forman el título.

Se podía observa cómo la gente de los puestos de comida y bebida disfrutaban y se relajaban un poco mientras la gente seguía el concierto, con temazos como “The zoo”, también de su obra de 1980 y donde pudimos ver una constante que sobresaldría durante toda la velada y es el espectacular juego de luces e imágenes que se proyectaban sobre las pantallas y que nos dejaban a todos con la boca abierta.

Dejaron su etapa dorada de los 80, para acercarse a 1979, fecha en la que publicaron aquel “Lovedrive” que fue el primer disco con Matthias Jabb y donde aparecía esa pieza instrumental que es “Coast to coast”, en cuya parte final el propio Klaus Meine, guitarra en mano, se unió a Rudolf, Matthias y el bajista Pawel.

Seguimos en los 70 y es que la banda ha querido recordar la etapa de Uli Jon Roth, al que por cierto vimos hace unos meses en Santander, y para ello han preparado un medley con “Top of the Bill”, “Steamrock fever”, “Speedy's coming” y “Catch your train”,  curiosamente una de cada uno de los 4 discos que grabaron con el gran guitarrista y que fue envuelto en una iluminación muy sicodélica, acorde con las canciones interpretadas.

De nuevo vuelta a la actualidad de la banda, con ese disco editado hace 2 años y que a mí personalmente me encanta gracias a canciones como “We built this house” y que, a tenor de la gran ovación y lo aplaudida que fue, parecer ser también del gusto de la mayoría de los presentes.

Era el turno para que Matthias Jabb nos demostrará lo gran guitarrista que es con una pieza llamada “Delicate dance” , en donde ejecuta una brillante pieza instrumental arropado por la sección rítmica de la banda así como con su técnico de guitarra Ingo Powitzer como músico de apoyo. Una pieza muy brillante y en la que me resultó extraño no ver a Rudolf sobre el escenario.
Llegó el momento de relajar un poco la velada y para ello se situaron todos en la pasarela central con guitarras acústica y un pequeño kit de batería, para regresar a  1979 con “Always somewhere” (cuantos recuerdos me trae esa canción), “Eye of the storm”, de su ultimo álbum y la emotiva “Send me an angel”, que cerraba el exitoso “Cazry World” de 1990.

Con la banda ya volviendo a su posición natural pero sin abandonar el anteriormente citado disco, llegó el momento de “Wind of change”, su canción más conocida y más vendida, en la que interpretaron una parte en castellano, como ya hicieron en su día, todo ello acompañado de cientos de móviles grabando este momento.

Pero, como ya he dicho, Scorpions han sacado un último trabajo que es un discazo y se han propuesto, con acierto, el defenderlo y para ello sonó “Rock 'n' roll band”, que también fue aclamada por los presentes.

Si en la actuación de Avalanch nos habíamos quedado alucinados con la interpretación de Mike Terrana, Mikkey Dee no quería ser menos y reclamó su parte de protagonismo con un espectacular solo de batería, con su batería elevándose al mismo tiempo que nos daba una lección magistral. La ovación fue atronadora.

Un sonido de sirenas nos trajo a toda la banda de nuevo con la interpretación del “Blackout”, canción que daba nombre a uno de sus mejores discos, editado en 1982, con un Rudolf en pleno éxtasis mientras de su guitarra salía humo. Un temazo con todas las letras y con un Klaus defendiéndola con garantías, como durante toda la velada.

Los primeros acordes del “Big city nights”, publicado en 1984, provocaron el deliro entre los presentes, que no pararon de corear la canción, mientras la banda se despedía de todos los presentes desde la tarima central, agradeciendo a Cantabria y a Torrelavega su recibimiento, mientas Klaus se volvía a enfundar una bandera de España.

Tras una breve espera, volvieron para, siguiendo en el mismo año, interpretar 3 canciones más de aquel “Love at first sting”, siendo la primera “Coming home”, la cual comenzaron de manera tranquila, para después llevarla a su ritmo natural.

Si hay una balada mítica en la historia del Heavy Metal esa es “Still loving you”, que emocionó a todos los presentes, especialmente a los más veteranos, que recordamos tantos y tantos recuerdos de nuestra juventud con esa canción de fondo. Simplemente brutal.

Y cuando empezó a sonar “Rock you like a hurricane”, sabíamos que la fiesta que estábamos viviendo estaba a punto de acabar y, con todo el estadio botando al ritmo de esa canción, la banda se despedía de todos nosotros.

Aunque las luces tardaron en encenderse, al final lo hicieron dando por concluidas casi dos horas de un sensacional concierto de los germanos que saben perfectamente combinar piezas de todas las épocas y entregarnos todo lo que queremos escuchar. Mención aparte la formidable puesta en escena que llevan, con un apartado lumínico simplemente magistral.

Nadie va a pedirles que hagan cosas que hacían hace 30 años, pero sí que lo hagan de la manera más correcta y digna y, a tenor de lo visto esta noche, superan con creces las expectativas creadas.

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Y así, con el recuerdo inolvidable de lo vivido en el Nuevo Malecón, salíamos con una sonrisa de oreja a oreja mientras contrastábamos comentarios mayoritariamente positivos, en una gran velada en que Torrelavega fue la capital del Heavy estatal.

Ojala haya más noche así en Cantabria y no tengamos que esperar estos fastos; para ello estaría bien empezar por acudir a los conciertos de las bandas noveles, porque todos nuestros ídolos, alguna vez empezaron a tocar en pequeños bares.

¡¡Inolvidable!!