No hay nada como un concierto para desconectar después de una semana de trabajo y mil historias que te han tenido con la cabeza echando chispas estos días y si además, ese concierto viene de mano de la música bailable de La Regadera, pues mejor que mejor.

Los de Miranda venían con intención de hacernos entrar en calor, tras una semana de frio y agua, con su música ska y ese buen rollo que siempre nos trasmite su música. Sólo faltaba conocer el poder de convocatoria de estos chicos, que iban a actuar solos en la Black Bird de Santander.

Lamentablemente la asistencia fue bastante escasa; unos podrán achacar al precio de la entrada, otros a que llovía, otros que no los conocían o a las cenas de empresa, pero  lo cierto es que allí éramos poco más de dos docenas de personas los que acudimos a la cita.

Con bastante puntualidad se presentaron los siete integrantes de La Regadera, que subieron al escenario con una intro de fondo, comenzando su actuación con el tema que da nombre a su último disco, “Trovadores”, el cual acabaron por tocar en su totalidad.

Sin pausa alguna y animando a la gente en todo momento, siguieron con “Bailaremos”, con los presentes muy animado y cantando las canciones del grupo, que no dudaron en agradecernos nuestra presencia, mostrándose igual de entregados que si estuvieran actuando ante una mayor audiencia,

Muy sentida me pareció la interpretación de “Canto a mi dolor”, otro temazo de ese gran disco que venían presentando, igual que “La ley del Bizco”, pieza en la que se lucieron los instrumentos de viento, que dan una personalidad a las banda, al igual que su percusionista, que no paró en toda la noche.

Uno de los temas más conocidos de la banda es “Volar”, ya presente en su anterior y primer disco “Para que la vida no pare” y recuperada para el actual, en donde nos animaron a dar palmas, antes de dejarnos precisamente la bailable “Para que la vida no pare”, una canción muy positiva.

Nos pidieron que nos acercásemos un poco más para “Anímate”, en la que dividieron a los presentes en dos grupos para que cada uno cantase un poco, animando aun más a la gente que, aunque éramos pocos, estábamos muy animados, como también se pudo contrastar en la versión de la popular “Acuarela” de Toquinho.

Tras agradecer nuestra presencia, llegó el turno de “Soles” que parecía una canción que contrastaba con la que hacia afuera del local, antes de sorprendernos con una versión del “Toda una vida” de Osvaldo Farrés bien llevada a su terreno, en una nueva muestra de su buena propuesta en directo.

Una nueva vuelta a su anterior disco nos llevo a “Somos”·, otro tema que nos hizo  movernos, antes de deleitarnos con otro tema que ha estado grabado en los dos discos, como es ese apropiado y conocido “Fiesta en mi casa”, con el que disfrutamos mucho.

Llegó el momento de presentar a los integrantes de la banda mediante un popurrí de canciones como “El ritmo de la noche” o “Queremos marcha”, entre otras, haciéndonos participes de esta fiesta, agachándonos cuando se presentó al teclista y aplaudiendo a todos  los integrantes a su debido momento.

Tras agradecer a Chena de la sala Black Bird y a todos los asistentes el trato recibido, llegó el turno de “No te hará llorar”, un autentico temazo, también presente en ambos discos, y que no deja de decir verdades como templos, antes de despedirse momentáneamente con “Mi inmadurez”, durante la cual se quedaron quietos todos de golpe, antes de terminar la canción.

Animándonos a que si queríamos más lo gritásemos, cosa que hicimos unánimemente, llegó el turno de “Diferente”, presente en su primer disco, donde también estaba ese temazo que da nombre a la banda, “La Regadera”, con la que dieron por concluida su hora y media de concierto entre fuertes aplausos de los pocos presentes. Inmejorable colofón a su actuación.

Los chicos de La Regadera demostraron que son muy buenos en directo y que saben mover un concierto ante poca gente, como fue en esta ocasión, y estoy seguro que lo harán con más motivo ante una mayor afluencia de gente.

Esperemos verlos pronto por aquí, si es con más gente mejor, para disfrutar de ese buen rollo y esas ganas de bailar que trasmite su música; desde aquí os invito a darles una oportunidad de verlos en directo si tenéis ocasión.

Tras comprar su disco, me marché de la sala Black Bird a enfrentarme otra vez con el frio santanderino, pero con otro ánimo y es que, como dice su canción, “…el día menos pensado te encuentras con ella La Regadera llega a tu ciudad…” y nosotros está noche nos encontramos con ellos y lo disfrutamos por todo lo alto.

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