Tierra Santa pasaron por Bilbao la noche del viernes 16 de febrero para presentarnos su último trabajo discográfico “Quinto Elemento”, han vuelto con una buena colección de himnos y de fechas, viajando a Latinoamérica (Colombia, Guatemala, Venezuela, Bolivia, Argentina y Chile) y girando por todo el país con una extensa gira
Banda compacta, ya asentada dentro de la formación la última incorporación, la del guitarrista Dan Diez (Red Wine, ex Zenobia), dispuestos a comerse el mundo y a continuar con su dilatada carrera musical siendo una de las formaciones más veteranas de La Rioja.
Más de 300 personas acudieron a la llamada una comunión perfecta entre banda y público, eso sí, sin apenas palabras por parte de Ángel San Juan, vocalista y guitarrista, que hasta la cuarta canción no disco ni pio, iban a lo suyo, a sacar bloques del tirón como si de un desfile se tratase.
Un arranque muy eléctrico representando a su última obra, en total seis temas nuevos que poco a poco se van asentando en sus set list, canciones melódicas y con gran carta emocional, abandonando si cabe su predilección por la temática épica que marcó sus inicios. Una primera toma de contacto con las novedades en el mismo orden en el que aparecen en el disco, “Quinto Elemento” y “Caín”, piezas que brillan en el Cd cuyos estribillos empiezan a quedarse en nuestra memoria, dos pistas donde los riffs de guitarra se expanden con contundencia equilibrando la electricidad inicial de Tierra Santa.
Pasando a recibir dos auténticos temas bandera de la banda, “Nerón” y “Juana de Arco”, episodios históricos de los que aprendimos muchas cosas, después, en ese instante, aparecieron las primeras palabras de Ángel hacia Juana de Arco, mujer que no se rindió jamás, además de estar agradecido por visitar una vez más Bilbao.
La llama estaba encendida sus temas emblemas iban apareciendo como “Tierras de Leyenda”, con un Roberto al bajo espléndido, entregado, dueño de pasión, gestos y electricidad, en ese instante el público empezaba a corear más fuerte las canciones, dispuestos a recibir material nuevo con ese sonido renovado, progresivo, melódico e intenso, continuando con “Dónde moran los Malditos”, un tema con sabor a victoria donde uno entrega su propia alma, como bien hizo Dan apoyando a los coros sin dejar de lucirse a las seis cuerdas. |
“Indomable” y “Pegaso” mantenían viva la llama calentando al personal, hacía mucho tiempo que el público bizkaíno no tenía en frente a Tierra Santa y eso se notaba en el ambiente. Llegábamos al ecuador del concierto y la banda seguía repasando sus grandes discos, entre ellos “Sangre de Reyes” con el tema que le da título mientras nos llegaban recuerdos de aquella presentación de este disco en Bilbao hace ya unos añitos en la Sala Bilborock. Dan no paró de saltar con su guitarra, se volvió loco durante unos segundos.
Entramos en una fase donde los himnos de Tierra Santa iban cayendo uno tras otro, “La Sombra de la Bestia” presentada por Ángel: “... vamos a sacar lo que llevamos dentro...”, continuando con “Apocalipsis” y “La Leyenda del Holandés Errante”. Mientras tanto su batería, David Carrica, hacía maravillas con las baquetas, estirando su mano hacia arriba en continuadas ocasiones y moviendo los palos entre sus dedos como hacen los buenos bateras.
A esta altura del concierto, hicieron una pequeña parada para volver con fuerza, rigidez y sobre todo electricidad, dejando latente su magia cuando escuchamos de nuevo “Alas de Fuego” y “Momia”, con algún que otro problema técnicos que muy pronto solucionaron, inertes en buenas sensaciones y regresando a las novedades, este es el caso de “Moby Dick”, uno de los primeros singles, o “Revolución”, aunque hablaron de “Lodo”, quizás entre algún día con fuerza en su set list según comentó el propio Ángel.
Ya entrando en la fase final, se despidieron con “El Bastón del Diablo” para regresar con la tanda de bises y montar una fiesta del copón, empezando con “Legendario”, de sus primeros años como banda, perteneciente a su segundo trabajo, y “La Canción del Pirata”, del tercer disco, haciendo grande el poema de Espronceda y en el que todos nos dejamos la voz, terminando con una sonrisa de oreja a oreja, comprobando una vez más que Tierra Santa están aquí para conquistar el mundo del heavy metal, ahora por salas y en verano, por grandes festivales. |