Hace cosa de un año, Desvariados salieron a recorrer el país acompañando en su gira a los clásicos Burning. Entonces nos encontramos a una joven banda con ganas, actitud y un puñado de buenas y pegadizas canciones. Era fácil apreciar el potencial de los madrileños pero se les veía aún algo tiernos. Doce meses más tarde, con un contrato firmado con Warner Music y el máster obtenido al patearse las salas con unos maestros como Burning, colgaron el cartel de “no hay entradas” varios días antes para este concierto en la madrileña Sala El Sol.
Anunciado como el bolo de fin de gira y celebrando la reedición que la multinacional ha hecho de su álbum “Café Caimán”, la velada olía a fiesta grande por todos los lados. Se había anunciado la participación de tres invitados y mucha gente y mucha prensa hicieron cola ante la puerta del local antes de su apertura para tomar las mejores posiciones. Cuando la sala ya estaba abarrotada, Desvariados irrumpieron en el bonito escenario de La Sol.
No hizo falta ni que terminara el primer tema para que nos diéramos cuenta de que estábamos ante un grupo muy diferente a la que vimos un año antes. Con una seguridad absoluta en escena y un sonido mucho más potente y enérgico, Desvariados son ya una Banda con mayúsculas. Una transformación que fue evidente con la interpretación de “Vamos a Pelear”, tema con el que arrancaron, o “Desayuno Fuerte”, con un Adri Díaz que salió a morder con la arrogancia de los grandes arropado por una banda que marchaba como una locomotora. Fue un gusto comprobar cómo están a medio camino entre la chulería del Loquillo de la primera época y la energía vital y pegajosa de Tequila. |
Entre tema y tema aprovecharon para agradecer a los que les han ayudado en su carrera de manera muy emotiva, y es que, durante todo el concierto estuvo claro que este no era un concierto más. No hubo que esperar demasiado para ver al primer invitado de la noche, Nacho Carballo, cantante de Gallos, que interpretó “El Último Blues Sincero” A lo largo de la noche, también disfrutamos con la voz de Isma Romero en “El Hotel de las Historias” y con la ardiente armónica de Ángel Vera en la eléctrica “Esta es Para Ti”.
Tras los primeros temas, descerrajados con urgencia, Desvariados levantaron el pie del acelerador para dar paso a “Todavía Hay Tiempo”, “Coleccionista” y “Ojos de Serpiente” y pusieron a todo el mundo de nuevo a bailar con “Escúpeme”, que el público coreó como un himno. La energía iba subiendo por momentos, y el cantante reconoció lo emocionados que estaban ante el aplastante respaldo del público. Esto hizo que, según avanzara el concierto, los músicos se mostraran más sueltos, dominados por la diversión que inundaba la sala. Así pudimos ver a un Adrián Díaz convertido en un fenomenal frontman, de mirada retadora, que se hizo dueño del escenario a base de actitud, poses y talento.
Para el bis reservaron “Mamá, Me Quiere Matar”, ampliamente coreada por los asistentes y pusieron la guinda al pastel con una impresionante versión de “A Mil Kilómetros”. Concluyó así una noche que Desvariados recordarán durante mucho tiempo, la primera noche que llenaron la Sala El Sol y en la que lograron un éxito rotundo. Seguro que habrá muchas más noches como la del pasado sábado. Estad atentos, Desvariados lo tienen todo para hacerse muy grandes. Sólo es cuestión de tiempo. |