La gira en la que se ve ahora inmersa la banda de Pamplona tiene aún más calado si cabe después del reciente anuncio de su despedida de los escenarios. Esperemos que el periplo que contempla este Abducted Tour 2018 confirme aún muchas fechas más sobre todo de cara a la temporada festivalera y así, como bien dice el grupo, disfrutar al máximo del año que tenemos por delante y dejarse el alma en cada canción. Una verdadera declaración de intenciones para la culminación de la carrera este grupo de ska, reggae, punk, rock...y lo que les eches, que lleva además diez años en la carretera, cinco discos en el mercado y que deja una auténtica familia de seguidores a sus espaldas.
Por lo pronto el pasado viernes 3 de marzo tocaba el turno en la capital. Tras ciertas vicisitudes el bolo se celebró en la mítica sala Caracol en la sesión nocturna (muy nocturna), puesto que antes que ellos estaba organizado allí mismo el concierto de Carroña y Trashtucada en horario vespertino. Esto hizo que parte del personal hiciera doblete y que para los que íbamos directamente a Vendetta se nos antojara una hora de inicio de lo más intempestiva. En este caso más por suerte que por desgracia no hubo teloneros con lo que la banda saltó a las tablas a eso de la una y veinte de la madrugada. Comienzan con el que quizás sea uno de mis temas favoritos, “Suma”, lo cual en parte es una pena porque el sonido aún no es óptimo. Sin pausa continúan con “La Parranda” e “Ilunpetan” con las que ya hemos tenido tiempo suficiente para comprobar la versatilidad de los miembros del grupo intercambiándose entre todos el micro de voz principal a partes iguales.
La influencia electrónica que se percibe en su último disco “Bother” queda de lo más patente con canciones como el cañón “Bother the Police” o “No Volveré”, un medio tiempo algo más reggae pero tan buenrrollista como a lo que nos tienen acostumbrados. Retoman luego un repertorio más clásico en el que caen “Sangre y Revolución”, “Cerca del mar” que dedican al pueblo Saharaui, o “Pólvora”. La atractiva puesta en escena dominada por dos enormes y llamativas “V” a cada lado del escenario, el acertado y fresco juego de luces junto con lo dinámicos que resultan los músicos a la hora de moverse por el escenario, hacen que espectáculo sea de lo más ameno.
Vendetta
Además a juzgar por las expresiones gozosas de la nutrida y jovencísima legión de fans que abarrotaba la sala (y que además no tienen dificultad ninguna en recitar al dedillo canciones en euskera como “Hemen” o “Reggaean Hegan” y sus pegadizos estribillos) se desprende la sensación de que la banda sabe llevar al público y que además lo hace muy bien. Si que es cierto que en algún momento se echa de menos algo más de interacción con la concurrencia entre canción y canción, acaso quizás por el ajustado tiempo del que disponen, pero el numeroso setlist que están sacando adelante lo justifica.
Celebradísmia “Begitara Begira”, con la que los chavales se dejan la voz siguiendo a Pello o el ska imparable de “La Familia” donde se forma un enorme círculo en el centro de la pista para echarse a bailar todo aquel que quiera. Con “Udarako gau luzeak” “Aún Quedan Ganas” y “Bounasera” completan la hora de show y el parón para los bises. Vuelven en un curioso formato acústico en el que tanto Enrikko como Rubén construyen un ritmo a golpe de percusión sobre unas grandes tablas con dos maderos cada uno mientras que Javier y Luisillo a la guitarra y al bajo terminan de componer la base para que Pello cante la emotiva “Ekainak 24”.
"Madrid nunca falla" nos dice Pelle antes de dar paso a la traca final, que no podía sino venir capitaneada por los himnos incombustibles de “Leña al fuego”, “Botella de Ron” en la que como ya es tradición corre el alcohol por la sala y la reciente “Pao, Pao, Pao” con la que se abre como un auténtico obús su último disco y se cierra de igual forma este conciertazo a eso de las tres menos veinte de la madrugada.