La sala se encuentra más o menos a tres cuartos de su capacidad, un triunfo notable si reparamos en que es un aburrido y complicado lunes cualquiera de abril. El cambio de bártulos ahora es más rápido y en menos de media hora ya está todo dispuesto para que los cabezas de cartel comiencen.
A las nueve en punto salen los finlandeses a la palestra y la primera ausencia notable es por parte de la acordeonista Netta Skog, que conoceríamos originalmente en Turisas, y que ha participado de modo muy activo en el último álbum “Two Paths” siendo ya un miembro fijo hasta que desafortunadamente dejaba la banda apenas semanas después de sacar el disco, con todas las limitaciones que esto conlleva.
Una pena. Aún así allí estaba Markus Toivonen desgranando las notas iniciales de “For those about to fight for metal” a la vez que Petri Lindroos desde un lado del escenario rugía al público un claro Rise your horns, a lo que respondimos encantados. En “Two Paths” Petri se instala definitivamente en el centro de las tablas y nos dedica sus genuinos guturales acompañados de esos afilados riffs de guitarra por los que se caracteriza. El folk death de los finlandeses acaba de despegar con “Heathen Horde” y “King of Storms” con los que ya se ha formado incluso algún discreto mosh pit en la pista, mientras entre canción y canción el respetable corea el nombre de la banda con auténtico fervor. Recuperan himnos como “Wanderer” de su álbum “Victory Songs” o “Twilight Tavern”, a las que la concurrencia reacciona con verdadero entusiasmo, como ocurre con “Treacherous Gods” o la festiva “Lai Lai Hei”, enormemente celebrada y con la que más de uno de los presentes se atreve con los coros en finés acompañando al grupo en lo que se convierte una auténtica fiesta vikinga.
Are you ready to sing with us? nos anima Petri, y aunque ha quedado demostrado que sí, continuamos cantando ese alegre “Lai Lai hei” incansablemente. Con “In My Sword I Trust” el simpático Sami Hinkka se luce aún más con el bajo a la vez que se mueve de un lado a otro del escenario haciéndonos monerías a las cuatro cuerdas y Markus Toivonen no deja de sonreir a la vez que toca la guitarra. Nos terminamos de dislocar el cuello haciendo headbaging al ritmo calbalgado de riffs que se doblan frenéticamente en “The Longest Journey (Heathen Throne, Part II)” y “The Way Of the Warrior”, esta última del “Two Paths” y que parece funcionar tan bien como cualquier otro de los temas clásicos, pues la gente se la sabe de igual forma al dedillo. “Into Battle” resulta sencillamente brutal.
El ritmo del concierto es ágil y rápido, diría que incluso eficientemente medido en sus tiempos, y además parece que se nos pasara en un suspiro pues con “Iron” estamos ya en los bises con una pista efervestente a la vez que Petri dice Come more mosh pit y hace los reconocibles gestos circulares con la mano que lo indican. Un final triunfal que logran empastar con los acordes de “Sweet Child O' Mine” y que Markus toca con la guitarra puesta detrás de los hombros.
Acaba a las diez y media en lo que han sido noventa minutos sin pausa cargados del mejor folk metal desde tierra nórdicas; ahora simplemente se trata de recuperar la audición lo antes posible después de semejante recital. |