Directamente desde Hungría, Bohemian Betyars regresaban a Madrid para inundar la ciudad con esa mezcla de estilos tan particular. El pasado jueves 7 de junio, la Rock Palace se preparaba para sudar.
Llevaban tiempo sin pisar España y ya tocaba. Esta vez, tocaba una sala pequeña, que ni siquiera era sala. El local de ensayo Rock Palace, se convirtió en el mejor escenario para los húngaros que, bastante puntuales, comenzaron con su show.
Probablemente, sea el concierto menos convencional que haya visto hasta el momento. Salieron al escenario descalzos y sin camiseta, como augurando que íbamos a pasar mucho calor, aunque al principio no lo parecía. La gente fue llegando a cuentagotas, pero al final, el local se acabó llenando. Así que, entre la cantidad de gente, el espacio reducido, los pogos, la ausencia de aire acondicionado y la energía de Bohemian Betyars, acabamos sudando a mares y con la ropa mimetizada con nuestro cuerpo. |
Los seis músicos hicieron un verdadero despliegue musical. Con esas melodías pegadizas, cargadas de ska, punk y rock, Bohemian Betyars se reafirmaron. Confirmaron ser una de las bandas actuales más representativas del “gypsy-punk”. Y es que durante la hora y media de concierto, los húngaros hicieron un extenso recorrido por algunos de sus temazos. Así, llegaron “200 Bpm”, “Megjöttek a fiúk”, “Szembogár”, “Bohem Cirkusz”, “Sinful Needs” y “18”, entre otras.
Aunque si bien es cierto que el despliegue no solo fue musical. Un concierto que fue sinónimo de espectáculo y que iba más allá de la música que tocaban. No solo es la suma de guitarras, bajo, violines, trompetas y batería. También es el cómo se mueven y el cómo interactúan y conectan con el público. Y eso, de verdad, no entiende de idiomas. Va más allá de todo eso.
Tras ellos, llegó el turno de los Djs Maria Türme y DJ Kilombo, que pusieron música hasta bien entrada la madrugada.
Fue, sin duda, la noche de concierto más loca que recuerdo. La música de Bohemian Betyars se convirtió en un arma arrojadiza para todos que acabamos, irremediablemente, bailando y bebiendo, para paliar el calor insufrible de la sala (hecho, por momentos, preocupante). Así y todo, su directo podría haber durado perfectamente, hora y media más. |