Un nuevo Azkena para la mochila, y ya hemos perdido la cuenta. Last Tour volvió a congregar el pasado 22 de Junio a miles de parroquianos en el ya habitual recinto de Mendizabala en Vitoria-Gasteiz, que lució en su máximo esplendor gracias a un sol de justicia que nos acompañó durante todo el fin de semana. Y eso, en Vitoria, ya es de por si mismo una noticia.
Los de siempre, con un cartel más humilde
Pues sí, allí nos vimos las caras los habituales azkeneros, provenientes de mil y un rincones del mundo. Los tres escenarios habituales estaban acompañados una vez más de la zona “Thrashville”, aunque este año hubo ausencias como las motos del infierno y los luchadores mexicanos. Una pena.
Por su parte la oferta gastronómica y cultural repitió la fórmula de años anteriores, a excepción del sistema de pago, que por fin se olvidó de chips electrónicos y billetes de plástico. Eso sí, los precios de los necesarios refrigerios no bajaron ni un ápice, casi rozando lo obsceno. Menos mal que estaban por allí los chicos de Jhonny Walker para ofrecernos chupitos gratis a perpetuidad. Un detalle.
En lo musical, tuvimos la oportunidad de presenciar ante nuestros ojos al veterano e inmortal Van Morrison como cabeza de cartel, que paralizó el resto de escenarios por exigencias del guión. Aún con el sol muy presente, personalmente se nos hizo bastante pesado. Tampoco ayudó lo estático de su carácter, aunque hay que reconocer que se rodea de un puñado de excelentes músicos. Mi impresión fue que solo disfrutaron realmente del show los más fanáticos del de Belfast.
Rival Sons. Foto: Jordi Vidal
Menos mal que tuvimos a primera hora a los Soul Jacket animando el cotarro, que se marcaron lo que fue sin duda uno de los bolazos del festival. Actitud, vozarrón inconmensurable, y buenas vibraciones que se repartieron entre los más “madrugadores” del lugar. Es una pena que este tipo de bandas, que rebosan calidad, queden relegadas siempre a las peores posiciones en la parrilla de salida,
The Sheep Dogs y Rival Sons tampoco fueron nada del otro jueves, así que aprovechamos para dar vueltas por aquí y por allá, que al fin y al cabo es uno de los puntos fuertes del azkena: El ambiente.
Así que por resumir, junto a los ya mencionados Soul Jacket, el señor Chris Robinson sube a las tablas de la inmortalidad, gracias a su señor concierto lleno de volumen y sabor sureño.
Una pena que no pudiéramos llegar a ver a las míticas Girlschool, que teníamos muchas ganas de ver, pero las 2 de la mañana se nos antojaban muy lejanas. Por lo comentado, debieron de cumplir ampliamente las expectativas. La próxima no me las pierdo.
Soul Jacket. Foto: Jordi Vidal
Azkena rock 2018: Sábado
La segunda y última jornada del Azkena comezaba con el mismo sol que la anterior, pero con sonidos bastante diferentes, y es que los bilbaínos Mamagigis quisieron aportar su toque “punk” al festival. Sonaron compactos y divertidos, pero lamentablemente lo intempestivo de las horas hizo que mucha gente aún no hubiera aterrizado. Aún con estas, se les agradece el esfuerzo y se les vio disfrutar.
Antes de ver a los Berri Txarrak hicimos algo de tiempo viendo por encima a los Lords Of Altamont, que salvaron el encuentro con mucha actitud y poco público, pero al que hicieron partícipe en todo momento de la fiesta.
Mamagigis. Foto: Oscar L. Tejeda
El primer gran show masivo de la tarde lo dieron los señores Berri Txarrak, que se marcaron un señor concierto con mayúsculas. Entre púa y púa que iban arrojando al respetable, desgranaron temas de todo tipo, combinando nuevos cortes con canciones de trabajos anteriores. Esto ya empezó a parecer de verdad un festival, con la gente disfrutando al cien por cien. Me pregunto qué impresión se llevarían los miles de “guiris” (con cariño) que poblaron Mendizabala durante todo el festival, al ver a una banda tan brutal cantando en un lenguaje completamente ajeno. Mi apuesta es que descubrieron una nueva banda de culto, pero qué se yo…
Turbonegro cogió el relevo de los vascos, y congregó también a miles de melenas. Fue uno de los shows más esperados, sobretodo por parte del colectivo de extranjeros. Personalmente no los veía desde hace un porrón de años, cuando telonearon a Marylin Manson en Bilbao, y me pareció que habían perdido algo de frescura. No obstante, no se les puede negar que saben como animar la fiesta: Hubo tiempo hasta para versionar a “Queen”, dejando el peso de las líneas vocales en el lado del público. Entretenidos, pero esperábamos más.
Berri Txarrak. Foto: Oscar L. Tejeda
Lo que quedaba era la segunda cabeza de cartel, este año por fin mujer (Después de unas cuantas polémicas al respecto). La reina del rock, Joan Jett, merece aún tal título: Elegante, divertida, con la voz todavía para dar mucha guerra, y rodeada de una banda de lujo. Cayeron los temas que tenían que caer, y la sensación fue que aprobó con nota, dejando a los asistentes con un sabor de boca inmejorable.
Y a partir de aquí, todo se torno en oscuridad y secreto. Fin de la cita.
Valoración general: Uno de los Azkenas más flojos en lo musical, aunque el ambiente sigue compensándolo. Da la sensación de que el cartel es lo que menos importa ya. Yo, en cambio, hecho de menos los tiempos en los que se podía ver a bandas como Deep Purple, Lynyrd Skynyrd, Kiss, Ozzy, Axel Rose, … ¿Me estoy haciendo viejo?