Llegó el último día, y junto a ello, una jornada llena de conciertazos que nos mantendrían en pie hasta las 6 de la mañana. Da igual que estuviéramos cansados y que la duda de poder con todos estuviera en el aire, lo que teníamos claro es que lo daríamos todo hasta el final. Por suerte, el calor del día anterior no iba a ser tan agobiante, por lo menos de noche.

La tarde comenzó en el recinto principal a las 19:00 con el directo de Los Carroña, un grupo que ya pisó el Shikillo en la edición del año 2016 en el escenario de las piscinas naturales, pero esta vez los veríamos en el escenario grande comenzando con “Hay que morir primero”. No faltaron otros temas como “Mariposas Kamikazes” o “El arte del perdón”.

Tras ellos, hubo un cambio inesperado en el horario, pues mientras esperábamos que el siguiente concierto fuera el de Beret, terminamos viendo a Los Benito. Los antiguos Benito Kamela nos dieron una buena dosis de su sexto álbum de estudio “El rincón de mi cabeza” (2017), donde destacó el tema que da nombre al disco, “Las calles dormidas” o la canción más punk rock “Todo va bien”, con Loko en las voces principales. No faltaron clásicos como “Aquellas cosas que solíamos hacer” o “Y no cambiamos ni un solo minuto”.

Ya después llegó el momento de Beret bajando un poco el ritmo después de una gran dosis de rock. El sevillano quería dar un buen directo a sus seguidores con temas como “Lo siento” o “Vuelve”.

El festival seguía con el clásico grupo de La Fuga, que presentaron alguna de sus nuevas canciones, un poco más lentas respecto a lo que han sido los temas de toda la vida, conocidos por todo el mundo y que se notaba a la hora de seguir las letras, como fueron “Buscando en la basura”, “Majareta”, “Por verte sonreír” o “Heroína”. Adriá de La Pegatina les acompañó en “Pedazo de Morón”.

El rap de Sho-Hai lo tuvimos que escuchar de fondo, pues era hora de llenar un poco los estómagos. Desde lejos pudimos oír temazos que nos transportaban a su época de Violadores del Verso, como fueron “Haciendo lo nuestro” o “El rey de las cantinas”.

El plato fuerte parecía que empezaba a las doce de la noche, momento en el que de vuelta al recinto nos topamos con una larga espera para poder entrar. Fue la primera vez en todo el festival que tuvimos que estar esperando detrás de una inmensa cantidad de peña que quería entrar lo más rápido posible para no perderse al legendario grupo Boikot.

 Los madrileños siempre van con una set list muy reconocida por todos, con un directo donde siempre meten caña. Sería como ir a un lugar donde ya sabes todo lo que vas a ver y pasar, pero es una sensación que por mi parte me gusta repetir cada vez que los veo. Saber en qué canciones se van a armar los pogos más grandes, como puede ser con “Kualkier día”, “Skalasnikov” o “Bajo el suelo”, con Raquel de Yo no las conozco a la guitarra; o temas que vamos a cantar todos al unísono como es en “De espaldas al mundo”, “Hasta siempre”, o “Inés”, tema que se cantaron junto con dos niñas que lo daban todo... Junto con esto, no pudo faltar su nuevo éxito “Hablarán las calles” un temazo que ha resonado por toda la nación este último año.

Tras ellos llegó la hora de La Pegatina que venía a presentar a la Sierra de Gredos su nuevo disco “Ahora o nunca” (2018), sin olvidarse de canciones que les han acompañado durante años. Sin sorpresa alguna, nos mojaron a todos con sus confetis de colores, algo que ya estuvieron haciendo otros grupos durante el festival, y que siempre consiguen que anime el ambiente. La mayoría de los presentes ya conocíamos los nuevos temas como por ejemplo “Y volar”, “Mama” o la que da nombre a su álbum “Ahora o nunca”.

Ya costaba más seguirles con alguna otra canción como “Stand & Fight” interpretada por Romain. Obviamente no pudo faltar “Maricarmen” para ir cerrando el concierto junto con “Lloverá y yo veré”, con Pedro de La Fuga junto a ellos, sumando a esto el momento en el que Rubén se tiró al público para disfrutar del momento cerca de los shikillos y shikillas.

En el escenario de al lado comenzaron los de Zoo, un momento que estaba siendo esperado por muchos festivaleros, quizás por su estilo musical tan motivador, aunque no todos sepamos seguir sus letras en valenciano. La sorpresa de su directo fue la colaboración de un niño y una niña que cantaron alguna que otra canción junto a ellos.  Entre sus temas destacaban “Vull”, “La Nostra Bota”, “Camins” o “Estiu”.  

A las cinco de la mañana ya era momento de pensar, “o lo doy todo y no paro o me quedo dormida”... Por lo que llegué a Dremen con la intención de estar a tope y bailar todos sus éxitos, como fue el caso de “Vomitando” o “Sacrificio”. El momento más esperado de su directo fue ver como Bitxo bajaba junto al público, quienes le dejaban espacio para seguir cantando; menos esperado fue la bajada de Roy Mercurio que terminó en el centro del pogo.

Tras esta dosis de electrónica mi jornada del sábado y, por tanto, mi paso por el Shikillo llegaba a su fin, con unas ganas increíbles de poder pillar la cama tras tres días sin parar, pero con millones de ganas de repetir esta experiencia el año que viene.