“Dorothy vive en Kansas. Todo es gris: la tierra, la hierba, el cielo…” … Así empezaba “El
maravilloso mago de Oz”, cuento que escribió el afamado escritor L. Frank Baum, hace
exactamente 118 años.
Algo así es lo que pudimos vivir los asistentes al “Diabulus in música” el pasado 26 de Octubre
en Madrid: Un cuento . Un maravilloso camino de baldosas amarillas y multitud de sensaciones
que trataré, del mejor modo posible, de trasladar al lector en esta crónica.
¿Nos acompañas?
El “Mägo” se hace mayor: 30 años que, como si de la edad canina se tratara, se multiplica por
siete encima de las tablas y debajo de los focos. Una extensa carrera con decenas de discos,
miles de conciertos, múltiples cambios de formación, crisis y éxitos, e infinitas historias que
contar. ¿Cómo resumir todo eso, en un solo concierto?
Pues nada más y nada menos que con tres horas de directo, con un espectáculo como los de
antaño: Escenario de dimensiones escandalosas, atrezzo importado de Mexico (Solo el transporte
a España ha costado más de 20.000€), una localización espectacular como el Palacio de los
deportes de Madrid, fuego y confetti como para sepultar a Gene Simmons, 60 músicos de la
orquesta de la politécnica de Madrid, ejércitos de gaiteros y bailarinas, … En definitiva, Mägo de
Oz repartió en Madrid toneladas de magia, ante 5.000 ávidos lectores de este cuento, que ya
dura tres décadas.
Mägo de Oz
Los que allí nos dimos cita, gustosos coreamos mano a mano con mr. Zeta, Patricia Tapia, Txus
y el resto de vocalistas amigos, que no quisieron perderse el cumpleaños: Escobedo, Leo, tete y
Ruben Kelsen. A los mástiles y a las baquetas, pudimos ver a otros “personajes”, habituales
todos ellos en el universo Mágo: Escudero, Seoane, Anono, Niko, Diego Palacios, Manu Reyes…
La novedad de la noche fue el mundialmente reconocido Ara Malikian, del que pudimos disfrutar
un ratito. Un auténtico virtuoso del violín, que no pisa Madrid todos los días precisamente.
Para el que haya visto el DVD en directo, poca sorpresa. El cuento fue calcado, párrafo a
párrafo, tal cual se escribió en México hace ya unos cuantos capítulos. No obstante, no todos los
días una banda de casa puede montar semejante tinglado en el barrio, y era parada obligatoria.
Como sorpresa de la noche, el “Molinos de Viento”, que originalmente quedó fuera del setlist al
otro lado del charco.
A nivel de sonido, rozando la matrícula de honor. Para mi gusto hubo poco que reprochar; quizás
la voz de Rubén Kelsen no sonó todo lo bien que debería, y quizas en algun corte inicial, la
orquesta empastaba demasiado el sonido, creando momentos de pequeño ”caos ordenado”. Y es
que no tiene que ser fácil sonorizar a lo que fácilmente podían ser 70 u 80 músicos, sonando al
mismo tiempo. A Patri, nuestra protagonista femenina del cuento, también le eche en falta un
poco más de volúmen. No obstante, está claro que los arreglos orquestales han sido mimados y
pulidos al detalle, y es un plus del que no todos los días se puede disfrutar. Mis felicitaciones al
maestro Luis Miguel García, que desde la mesa de sonido, dirigió el tinglado de manera sublime.
Mägo de Oz
La nota curiosa de la noche fue un video que se proyectó en las pantallas gigantes, con un
resumen de todos los singles y canciones más destacadas que la banda ha ido componiendo, a
lo largo de estas tres décadas. Ni una sola mención a Jose Andrea: A pesar de que sonaba de
fondo en la mayor parte de temas, la banda obvió (y no parece casual), proyectar cualquier
atisbo de imagen de su ex-cantante.
Parece claro que los caminos no volverán a cruzarse, y que
José salió del camino de baldosas amarillas para nunca regresar; no obstante, creo que sin su
aportación no se entiende la carrera de Mägo de Oz, y no hubiera estado de más un pequeño
homenaje. Estoy seguro que el público lo hubiera agradecido. Haciendo uso de la metáfora del
cuento, creo que el hombre de hojalata debería recibir un corazón, y aprender a utilizarlo.
Poco más queda por escribir. Fue una noche especial, en la que los lectores más antiguos
pudimos ver la evolución de nuestro cuento preferido, contado a renglones y escrito con tinta de
colores. Un gran montaje para una gran banda, que da un nuevo puñetazo en la mesa. Esta vez
ya, sin nada más que demostrar, pues el coraje ha quedado acreditado. Felicidades, mägo. Que
cumplas muchos más.
Y colorín colorado.. .este cuento aún no ha acabado.