“¡Llevamos un año preparando este concierto y aquí estamos por fin!”, anunciaba Víctor en plena actuación eufórico, pues no era para menos, estábamos ante un concierto muy especial para todo el mundo. La idea de Warcry Symphonic era una idea muy trabajada y madura, era ya su cuarta actuación en este formato, pero había mucho más que un concierto en días previos.
Por primera vez en 2016, se presentaron en el festival “Leyendas del rock” de Villena junto a la orquesta Sinfónica de Alicante y seguidamente en las fiestas de San Mateo de Oviedo con la Orquesta Oviedo Filarmónica. Ya en 2017 pisaron la ciudad de México con la Orquesta Esperanza Azteca, compuesta por chicos jóvenes con pocos recursos, pero con mucho talento, en un espectáculo en el Teatro Metropolitan.
La idea de tocar en teatros va dando forma y anuncian que en esta ocasión les podremos ver en el Centro Niemeyer de Avilés, acondicionado al cien por cien para este tipo de eventos. Serán dos pequeñas orquestas formando una de mayor envergadura al unísono, por un lado, la Orquesta Sinfónica Julián Orbón unida a la Joven Orquesta Sinfónica de Cantabria (JOSCAN), ésta última ya acostumbrada a compartir escenario con grupos como Rulo y La Contrabanda, por ejemplo.
Días antes del concierto se fueron sucediendo los ensayos del grupo junto a la orquesta y de forma paralela, se realizaron distintos talleres en el Teatro Valdés, para todos los alumnos de los centros educativos de secundaria y el conservatorio Julián Orbón. Talleres de orientación musical impartidos por los propios músicos, como pueden ser “Historia del rock a través de la guitarra” por Pablo García, “Cómo formar un grupo desde cero” por Víctor García, “Desarrollo de la coordinación por medio de la matemática y el lenguaje” orientado a la percusión, por Rafael Yugueros, etc. Vamos… unos afortunados los chavales de hoy en día (que dirán muchos) para introducirse en la música. Todo un detalle por parte de la banda.
Ya hacía algunos años que no pisaban Avilés, aunque para ellos como bien dejo caer Víctor durante el show “es como tocar en casa, es nuestra casa”. Pero vamos al lío.
Buen detalle el que tuvieron, pues al entrar al concierto nos obsequiaron a todos los asistentes con una entrada a buena calidad y un parche del grupo, no todos los días se ve esto.
Al entrar en uno de los salones del Centro Niemeyer pudimos ver que ya estaba todo decorado con la escenografía clásica de Warcry, incluida pantalla en el centro, combinada con toda la parafernalia de una orquesta. Escenario amplio, ante todo, te pusieras donde fuera lo ibas ver y oír con una calidad de 10, como bien comentó mucha gente al acabar el bolo.
Pasada la hora indicada comenzaron a salir los integrantes de la orquesta, mientras afinaban y se preparaban, nos pusieron un pequeño video de cómo habían ido los talleres de días previos, así como algún comentario de cómo se lo pasaron los chavales participando, una chica en el vídeo comentó sentirse encantada con este descubrimiento y la gente del público arranco un aplauso muy emotivo, y esto no ha empezado.
WarCry
Todos en sus butacas bien sentados, luces apagadas y comienza la orquesta, sin la banda, con la introducción de “Alma de Conquistador”, muy bonita, que desemboca en la salida potente de los cinco Metaleros de Warcry, nuevo aplauso por parte del público que no para de moverse en todo el concierto, aunque sea sentado. Muy bien les queda su sección de viento y cuerda que le da un toque más cañero si cabe. Sin avisar cae “Nuevo Mundo”, otra maravilla sonora en manos de la orquesta que hace una conjunción perfecta con el grupo. Estamos ante algo con mucha alma musical, sonido que parece como si estuvieras escuchando un disco con sus arreglos perfectos a alto volumen, sin estridencias, todo muy cálido. Nos encontramos músicos muy humildes tocando y formando juntos música muy grande.
Curioso y entrañable el momento que Pablo se mezcla entre el público, en mitad del tema guitarra en mano, para saludar a su pequeño hijo.
Mención especial se merece el director Miguel Navarro que maneja la batuta marcando los tiempos al son de rock y clásica, se le nota que también lo vive y se lo pasa en grande. Ya un habitual en la dirección, también estuvo en Alicante y Oviedo en 2016, así que se le ve con soltura.
“El más triste adiós” se oye como esa balada clásica de heavy español que nunca se olvida, más grande e impresionante. Un tema que no debería salir nunca de su repertorio.
En un momento dado Víctor se dirige al público, con intención de presentar algo: “todo esto esta noche está muy bien, pero el cuerpo nos pedía algo más…” dice muy enigmático. Por todo lo grande nos presenta al violinista búlgaro Vasko Vassilev, de la Royal Opera House de Covent Garden de Londres, un virtuoso de estos que desde niño ya frecuentaba en grandes orquestas, y que es muy reconocido a día de hoy.
Para sorpresa del público toca un tema de su cosecha “Vodoo Violin”, una instrumental que suena cañera y con temperamento. El búlgaro es un personaje con mucho desparpajo y buena puesta en escena, cómplice con los demás componentes como si hubiera tocado con ellos toda la vida. Muy grata sorpresa. La anécdota la sufre el pobre Pablo García, que le desaparece el sonido de guitarra en los primeros compases, escuchando el tema en su versión clásica. Pero al terminar, la vuelven a tocar con él a la guitarra, teniendo Vasko muy buen rollo con toda gente. Juntos Pablo y Vasko se arrodillan llegando a las partes más intensas del tema y con mucha complicidad terminando con el público alucinando, y algunos se ponen en pie y todo.
El violinista desaparece del escenario pero le volveremos a ver en varias ocasiones.
De nuevo la sección clásica nos va introduciendo las notas iniciales de “Coraje”, y viajamos al disco Revolución, pero esta vez con un sonido más musical. Claro, lo que antes era sólo un teclado ahora son 60 músicos llenando una canción, es curioso verlos a todos con camisetas de Warcry, incluso para algunos es un sueño tocar con su banda preferida, como nos indicaban en el vídeo inicial.
La escenografía es acompañada a menudo con luces purpuras, rosado, todo con más estilo teatral. La pantalla del fondo no cesa, acompañando los temas con imágenes y letras como son “Aire” y “Cobarde” que dan mucho juego, a veces uno no sabe ni a dónde mirar.
WarCry
Vamos por la mitad del concierto y la banda sigue intercalando con más frecuencia canciones cañeras con baladas. “No te abandonaré”, con partes instrumentales dando protagonismo a los músicos clásicos y al teclado de Santi Novoa. En “Keops”, todo esto le viene como anillo al dedo, se crean imágenes sonoras muy épicas y progresivas, este tema está hecho para tocarse con orquesta, le da ese tono más místico y faraónico.
Cierran la sección de baladas con las amargas historias de “El amor de una madre” y “Nana”, ésta última saliendo Víctor a cantar desde el público mientras Vasco Vasilev le espera tocando en el escenario.
La gente ya se va calentando y cada vez hay más asistentes en pie. Recta final para los clásicos de siempre, sea el concierto del tipo que sea. Ya no aguantan más, Víctor dice para arriba y todos se levantan, lo estaban deseando. “Capitán Lawrence” y “El guardián de Troya” con Vasko al violín la cosa se va desfasando al final de los temas. “Hoy gano yo” rompe un final con todos divirtiéndose, músicos y público dándolo todo. Final apoteósico de esos que te hubiera gustado que grabasen el concierto para verlo al día siguiente otra vez. Todos los músicos se unen en una gran piña para hacerse las fotos de rigor y Víctor pide varios aplausos para todos, tanto para los músicos cómo para público. Se pide una mención aparte para Rubén Díez el arreglista y compositor de las partes clásicas que se sube al final también con todos.
Los músicos se van recogiendo y algunos se marchan, la gente pide más y sorpresivamente salen, ya con la orquesta recogida. Pablo empieza a tocar canciones de Michael Jackson y ya se lía parda otra vez, parte de los chicos de la orquesta se quedan encima del escenario animando al grupo, y se vinieron arriba con “Tú mismo”. Todo el mundo encantado, los cinco músicos de siempre, sin más. Rafael Yugueros y Roberto García son la base y con ello suena muy bien.
Concierto para enmarcar y recordar, a ver si se animan a grabarlo o editarlo porque vimos algunas cámaras por allí, pero nada se dijo.
Una noche Sinfónica en la que Warcry tocó el alma musical de todo Avilés.