El pasado miércoles cinco de diciembre parecía difícil calentar una sala La Riviera que, pocos minutos después de abrir sus puertas, aún dejaba traspasar el frío del Manzanares a través de su suelo y columnas de hormigón. Los protagonistas de la cita serían Belako. El cuarteto de Mungia pondría fin a su gira “Render me numb, trivial violence”, homónimo de su tercer largo editado este 2018. Pero antes, flanqueados por una pancarta en la que se podía leer: “Violencia Machista. Emergencia Nacional”; y que permanecería sobre el escenario durante toda la noche, el quinteto TOC, también de Mungia, abrían el espectáculo.
Iker, Mikel, Xabier, Antton y Aitor, equipados con sus sudaderas deportivas de Mungia y sus tercios de cerveza, dieron buena cuenta de la languidez de guitarras largas para ir avanzando hacia la aspereza punk, alternando el vasco y el inglés entre el humo de sus propios cigarros. Demostraron talento y personalidad para hacer ruido. Con un vocalista de estilo Liam Gallagher, escondido tras unas gafas de sol y con los brazos recogido detrás de la espalda mientras su voz se pegaba al micrófono. Habrá que ver más adelante si esa personalidad no está descargada de actitud.
El recital de los jóvenes mungiarras terminó con Josu, guitarrista de Belako, sobre el escenario para cantar junto al quinteto, y puso a tono a un público que poco a poco iba rellenando los huecos de La Riviera.
TOC
Con media hora de retraso Josu, Lore (bajo), Lander (batería) y Cris (voz), Belako, lanzaban sobre el escenario de La Riviera "False step" de su primer largo "Eurie" (2013). Seguiría "Haunted House". Y, sin respiro, un "Eat me!" que terminó por hacer estallar a la sala por cuyo cielo comenzaron a sobrevolar los primeros minis de cerveza.
Poco rastro había en estos primeros minutos de su paso electrónico. Con Cris liberada del teclado, el ruidoso rock"n"roll y la potencia punk se contoneaban con naturalidad sobre el escenario. Hasta tal punto que, tras la cuarta bala, "Off your shoes", ya de su segundo largo "Hamen" (2016), se iba echando en falta que no se liase un buen “pogo” frente al escenario.
Las líneas de bajo de Lore, poderosas y eficaces, parecían flechas directas al corazón. La paleta de colores se iba colmando con la voz intensa de Cris. Y el público replicaba meneando sus cabezas de arriba hacia abajo como si de una liturgia punk se tratase.
Y se sucedían los trallazos: "Nomad", "Key" o "Track Sei" que, junto a un Josu desaforado, terminaron por elevar a los feligreses de Belako. El “pogo” estaba a punto y ni siquiera el miedo a que los minis cayeran sobre sus cabezas frenó la electricidad salvaje de los allí presentes.
Las primeras notas electrónicas, ya pregrabadas, hicieron bajar las pulsaciones hacia texturas lynchianas, para pocos minutos después retomar los paisajes punk y devolver el rumbo del viaje hacia los recovecos luminosos del ruido y la furia.
Belako
Se explayaron con "Nice Church", para seguir con "Render me numb" y demostrar que, a pesar de la juventud, pareciera que llevaran décadas en la carretera.
Así que, con el público hirviendo, el cuarteto cerró la hora y cuarto de puesta en escena con "She of the Confusion" y "Over the Edge" dejando a todos con ganas de mucho más ruido.
En el día que el "Mungia Sound" se adueñó por completo de Madrid, Belako pusieron a punto y en el contexto el siglo XXI al "rock radical vasco", uno de los géneros más interesantes e importantes de la historia del rock en España. Porque se mostraron como una banda a tope, que se ayuda y de una profesionalidad exquisita. Una banda que tiene los recursos para golpear violentamente con sensaciones al público y que este los siga en cada uno sus viajes en directo.