He de reconocer que era uno de esos días en que tenía una reunión familiar, por lo que, en principio, no iba a hacer planes para asistir a ningún concierto, pero, por si acaso aquello acababa pronto, miré a ver qué concierto programaban en el Kalimba de Los Corrales de Buelna, localidad donde iba a estar ese día.
Y la verdad es que se alinearon los astros, ya que en el citado local actuaban Kill The Redneck, banda que no conocía mucho, pero de la que había leído muy buenas críticas y lo poco que había escuchado me gustaba, y, además, a la hora del concierto estaba ya exento de asuntos familiares, por lo que me acerqué al local que regenta el gran Gus.
Kill The Redneck es un trío de reciente creación, que practican una particular versión del stoner, que mezclan con algunos detalles cercanos al nu metal, integrado por Txarly a la guitarra y voces, Sixto al bajo y voces y Chente a la batería, procedentes de otras bandas y que, con esta nombre, era su 4 concierto, pese a lo que llenaron hasta los topes el Kalimba, con muchos amigos y algunos curiosos.
Con un ambiente así, supongo que, por un lado tienes ese nerviosismo de tocar ante tanta gente, pero por otro lado la tranquilidad de hacerlo ante gente conocida, ventajas de tocar en casa; personalmente, no esperaba ese lleno ni el impactante concierto que iba a ver.
Comenzaron la actuación con “Aker”, con un sonido muy potente y contundente, para seguir, tras hacer algunos ajustes en el sonido, con “Like a Demon”, un tema muy cañero y con un estribillo muy pegadizo, que me hizo mover la cabeza al ritmo que marcaba su música.
Kill The Redneck
Una de las reglas de la banda, por lo visto esta noche, es que quieren que los presentes se diviertan y disfruten de la noche como lo hacen ellos, por lo que no dudaron en abrir una botella de Jack Daniels para que la gente bebiese y así se metieran más en el concierto, algo que no era difícil con canciones como “Karmachine”, un tema muy intenso y con muchos cambios de ritmo, que daban bastante color y fuerza a la misma.
Era el momento de un breve respiro y refrescarse, debido al intenso calor que hacía en el local, antes de seguir con la instrumental “Psych storm”, tema que la banda reconoció que era un poco especial para ellos, con un comienzo lento y tranquilo para luego ir cogiendo fuerza y potencia, que enlazó con “Twelve”, para la que se acercó a colaborar a las voces Juan de Monsters Yuyu, que le impregnó a la canción su personal estilo, dotándolo de mucha fuerza y agresividad añadida.
Aun con Juan en el escenario, siguieron la actuación con “Blood”, un tema donde la mezcla entre Stoner y el Nu metal se hizo aun más evidente, dando ese toque tan personal que tiene el estilo de la banda, y que tanto me gustó, haciéndonos, una vez más, agitar nuestras cabezas.
Ya sin Juan en las tablas y tras solucionar un problemilla con el enganche de la correa de la guitarra, siguieron su actuación con “Fuck the world”, un tema muy cañero y donde descargaron todo su odio hacia lo malo del mundo, antes de empezar a despedirse con “White lines”, pieza con un comienzo tranquilo, para luego volverse muy agresivo, cantado a dos voces, y donde animaron a la gente para que lo dieran todo con ellos.
Y según el listado, aquí debería haber acabado el concierto, pero había ganas por parte del público y de la banda de tocar mas, y, además, la botella de Jack Daniels y otra, creo que de orujo, que habían sacado, estaban sin acabar, por lo siguieron tocando, repitiendo temas, comenzando por la cañera “Like a Demon”, para continuar con la variedad de registros de “Karmachine”.
Kill The Redneck
Ahora sí, encararon la recta final del concierto, no sin antes agradecer al Kalimba y a Gus el que les hubiera dado la oportunidad de tocar allí, así como a todos nosotros por pasarnos, antes de tocar, de nuevo con Juan, los temas “Twelve”, con esa genial combinación de las dos voces, y despedirse definitivamente con “Blood”, dando por finalizada su actuación tras casi hora y medio de concierto.
Muy gratamente sorprendido me dejó la actuación de Kill The Redneck, banda muy asentada pese a su escasa actividad aun como tal y que supieron sacar adelante un concierto, donde todo fue de maravilla, el sonido que consiguieron fue muy bueno, gracias a la dedicación de la banda y sus temas, convirtiendo aquello en una autentica fiesta, con un gran ambiente y muy buen rollo entre todos los presentes.
Ojo con estos Kill The Redneck, banda muy a tener en cuenta, porque, si con solo 4 conciertos dados y menos de un año de trayectoria suenan así, imaginaros donde pueden llegar en cuanto estén algo más rodados.
Y así, tras pasar un gran rato en el Kalimba, gracias a Kill The Redneck y a Gus y compañía, que me trataron como en casa, continué la noche por otros lados, pero con el recuerdo de lo que había visto esta noche, que no hace sin reafirmar las grandes bandas que tenemos en Cantabria, no sólo en primera línea, sino y sobre todo, asomando la cabeza, lo que nos da cierta tranquilidad para asegurar eso que se llama escena.